miércoles, 31 de octubre de 2012

Rafael Loret de Mola - Un mes de tinieblas

De acuerdo a la expansiva cultura anglosajona hoy es el día de las brujas. Por la calle de Galileo, en Polanco, habrá algún desfile de ellas con ropajes magisteriales; no conocemos la hora precisa de la procesión, pero se dará, sin duda, como muestra clarísima de la firmeza del corporativismo mexicano sentado alrededor de las hogueras sociales. 

La descripción, realista y no especulativa, es más oportuna cuando la reelección de dos liderazgos, el e los trabajadores de la educación y los petroleros, tan acostumbrados a los cacicazgos vetustos, se consumó hace algunos días para ganarle el paso al inminente gobierno de Enrique Peña Nieto, a tan solo un mes de asumir la titularidad del Ejecutivo federal, esperemos que sin necesidad de convertir al Congreso, como en 2006, en corral de comedias propio para la parodia de la usurpación. Las cuatro semanas por venir se darán entre las tinieblas de los ajustes de cuentas, no sólo presupuestarios ni en torno a la discutible reforma laboral –que aporta sinsabores pero igualmente algún beneplácito a los obreros como la posibilidad de elegir a sus representantes mediante voto libre, directo y secreto, como suele estilarse en democracia y no bajo los fantasmas de la simulación aviesa, pero a cambio de ceder conquistas tan importantes como los seguros protectores para los trabajadores y la protección contra las empresas que contraten a sus empleados por tercerías sin dotarles de antigüedad y jubilaciones justas-; igualmente, los reacomodos y chantajes están a la orden del día, sobre todo por parte de quienes, a cualquier costo, pretende seguir viviendo del erario aportando sólo intrigas para justificarse ante los jefes de las viejas mafias, las priístas y las de otros partidos en parte infiltradas como se ha podido comprobar en los años recientes. 



Un mes, insistimos, en el que Enrique Peña Nieto deberá templar su valor –afectado desde la amenaza directa de “El Chapo” Guzmán contra él desde mayo de 2008, lo que vendría a conectar a éste con algunos altos funcionarios del gobierno federal que deambulan por los búnkers de la Secretaría de Seguridad Pública-, y serenarse lo suficiente para asumir que el mando real no viene implícito en la banda presidencial que será colocada sobre su pecho, pese a los gritos de los inconformes, el próximo primero de diciembre. Son más, mucho más, quienes desean que México no vuelva a exhibir, como hace seis años, una condición de república bananera con el testigo de los jefes de Estado visitantes y de algún otro que exalta la permanencia de la monarquía intemporal en el viejo continente. 

Desde luego, al rey de España, en plena decrepitud moral y política, le vendría muy bien una exhibición al estilo de la asunción de calderón –con minúsculas, por favor-, porque con ello pretendería insistir en la importancia de mantener su testa coronada como símbolo de integración... aunque catalanes y vascos estén decididos a desprenderse de España sin hablar de la monarquía. Bueno, de hecho, en reciente encuesta sólo el ocho por ciento de los aferrados partidarios del Barsa –punta de lanza futbolística del nacionalismo de esta región-, se mostraron favorables al sostenimiento de la monarquía, esto es aun en el caso de convertirse “en un nuevo estado propio de la Unión Europea”, un verdadero galimatías: hacer un parche ara luego coserlo a la vieja usanza, dándole prioridad a los liderazgos que provienen de más allá de los Pirineos. En este sentido, pesaría más en su ánimo, por ejemplo, el espíritu de Ángela Merkel –vencedora de Hitler en la perspectiva histórica sin necesidad de invasiones ni bélicos acentos, sólo con el dinero-, que el del derechista Mariano Rajoy, incapaz de contener los chantajes de quienes apuestan por la secesión. 

Menos mal que, en México, no debemos preocuparnos por un escenario semejante. Estamos en una nación en donde las leyendas negras –como la de la supuesta “república yucateca” que llegó a exaltar el extinto cacique peninsular Víctor Cervera, prodigándose en regalar banderitas propias-, no surten otro efecto que no sea el anecdótico aun cuando, en alguna ocasión como la descrita, se usara cierta tendencia al chantaje ara obtener prebendas del centro. El pacto federal no está puesta sobre la mesa de las discusiones ni mucho menos pero es necesario, antes de que ls virus europeos nos lleguen –recordemos a Escocia y a Flandes, por ejemplo, en donde los separatistas triunfaron hace apenas unas semanas-, blindar a la República de presuntos mesiánicos capaces de poner en jaque la soberanía nacional a causa de un mal manejo del idioma y de las definiciones. 

Hemos insistido, en distintas ocasiones –incluso hasta el cansancio posible de algunos lectores con quienes nos disculpamos de antemano-, que no es correcto seguir señalando a las “soberanías estatales” cuando, en realidad, se trata o debe tratarse de autonomías, esto es con posibilidades reales para autodeterminarse pero reconociendo la preeminencia de los poderes federales lo que contraria el numen soberano que implica no reconocer a ningún otro poder. Es una cuestión de interpretación, es cierto, pero de enorme importancia si no queremos encontrarnos en el futuro con conflictos que no queremos ni nos interesa por ahora. Corregir a tiempo es también una saludable acción de la democracia dinámica. 
Recuerdo, por ejemplo, la amenaza del chihuahuense Óscar Flores Sánchez quien llegó a advertir al entonces presidente Luis Echeverría –allá por 1973- que estaría dispuesto a romper el pacto federal si insistía, desde el centro, en imponer una candidatura ajena a los pronunciamientos de sus coterráneos y, naturalmente, de él mismo. No hubo más salida que adelantar la nominación y Manuel Bernardo Aguirre debió extender su campaña casi por un año. No son cosas nada más del pasado sino antecedentes sintomáticos dignos de tomarse en cuenta. Si el agua no se ha convertido en riada es porque las confrontaciones entre los poderes federales y estatales no han forzado sus condiciones. (También en el caso de Coahuila, más recientemente, los forcejeos entre el gobernador, en este caso Humberto Moreira, y el mandatario central, calderón –en minúsculas-, fueron severos y pusieron en la cuerda floja las interrelaciones institucionales; no lo olvidemos). 

Son estas algunas de las trampas que pueden colocarse en el andar del presidente electo en lo que le resta de periodo de transición: el corporativismo, el miedo y la desunión como consecuencia de los triunfos de los grandes “capos” que prefieren tener a un entenado en Palacio antes que a un mandatario capaz, en serio, de confrontarlo. ¿Si Peña fue amenazado, por teléfono, por “El Chapo”, cómo es que no ha sido posible ponerle a buen recaudo? Bueno, ni siquiera ha tenido el célebre capo que fingir cu muerte para integrar el ya muy abundante “cártel del paraíso” en donde ya se encuentran Amado Carrillo, Nacho Coronel y “El Lazca”, con el aval estadounidense por supuesto, en calidad de “muertos vivientes”. La ficción nos rebasó hace ya un buen rato. 

Nos viene, por tanto, un mes especialmente complejo... con el derrotado PAN dominando la escena legislativa con la complacencia de los coordinadores priístas, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón cuyas hojas curriculares no coinciden con las del mandatario electo, y con los dirigentes sindicales, quienes se pretenden intocables, asomándose al balcón en donde se aparece, de vez en cuando como un espectro, aquel que fue también todopoderoso en apariencia, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, aniquilado políticamente tras un bazukazo y un paseo en calzoncillos. ¿Veremos algo similar por Polanco, como aquel operativo de los mex-marines en el centro comercial de la misma colonia en el Distrito Federal? 

Todo es posible mientras no haya definiciones precisas. Los que sí están a la vista son, por supuesto, los presuntos traidores, dentro y fuera del PRI. 

Debate 

Fox y su consorte, “tanto monta, monta tanto” como decían de los Reyes Católicos que unieron los reinos de Aragón y Castilla, establecieron sus propias tablas de medición respecto a la pobreza extrema; de esta manera, unilateralmente, decidieron que quienes ganaban dos dólares al día –veintiséis pesos más o menos de acuerdo a las constantes fluctuaciones que nos heredó López Portillo-, no debían ser acreditados dentro del renglón de “pobreza extrema”. Así, claro, de un santiamén, la miseria y los depauperados se redujeron en México de modo espectacular... y absolutamente ficticio. Lo grave es que tales parámetros se mantienen contra las evidencias de lo contrario: hay más necesitados que en ninguna otra época y, sobre todo, creen las fortunas de un puñado de multimillonarios citados por el semanario Forbes, incluyendo a “El Chapo” Guzmán –no “El Chepo” que éste sólo sabe de patadas-, y no a los ex mandatarios que se sirven de prestanombres para cubrirse las espaldas ambiciosas. 

Fíjense: en Alemania, donde impera el látigo Merkel, están cada vez más preocupados porque la tasa de pobreza se sitúa a partir de quienes sólo devengan 952 euros al mes y no pueden siquiera alcanzar el nivel de “mileuroristas”, estigma de los trabajadores que aún tienen ocupación; los desempleados suman allí el 6.8 por ciento de la población económicamente activa –contra el veinticuatro por ciento de los españoles en semejante situación, un contraste abismal-, lo que devela la crisis financiera más aguda de cuantas han sufrido en Europa tras el término de la Segunda Guerra Mundial que perdieron, no sobra decirlo, precisamente Alemania y las naciones del Eje, Japón e Italia. 

Los novecientos cincuenta y dos euros equivalen, al mes, a poco más de dieciséis mil pesos, esto es unos cuarenta dólares por día, veinte veces más que el “tope” impuesto por los Fox, ella y él naturalmente, durante el periodo en el cual la demagogia sustituyó a los sueños de eventual democracia, perdidos del todo en el berenjenal de los comicios de 2006. Las diferencias, como cualquiera puede apreciar, son abismales. 
¿Mantendrá Peña, siguiendo el zigzagueante camino que escogió para apoyar la lesiva reforma laboral, tales estándares de miseria para reducir estadística y no realistamente al número de depauperados? De ser así, seguirá vigente la demagogia, antítesis de la democracia como lo es también, de acuerdo a la definición clásica de Aristóteles, la aristocracia. 

La Anécdota 

Por cierto, hay una diferencia abismal entre escoceses y catalanes. Recuérdese la tremenda guerra encabezada por el gigante del norte de Bretaña, William Wallace, quien dirigió en el año 1300 las batallas sangrientas contra la ocupación inglesa y el fin de la monarquía escocesa que aún guarda sus rescoldos en los nichos del Castillo de Edimburgo. Hablamos, por tanto, de un patriota cuyo monumento sigue siendo vigía de sus tierras. De allí el necesario referéndum, ya negociado, para 2014. 

Los catalanes no tienen este referente. Durante la República española, Francesc Macìa, liberal, creyó oportuna, con la caída de la monarquía, montarse en un catalanismo exacerbado para afincar sus ambiciones que duraron un suspiro y no dieron lugar a batalla alguna; al contrario, Cataluña siempre estuvo con el resto de España en las batallas por la Independencia, en 1808, contra los franceses invasores. No hay razón, por tanto, para tanta alharaca extendida a los campos de fútbol. 
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx 
EL SECECIONISMO ES UNA DE LAS MAYORES AMENAZAS CONTRA LA ESTABILIDAD MUNDIAL. SIEMPRE DESUNIR IMPLICA UN PASO HACIA ATRÁS EN LA HISTORIA Y EN LA VIDA. POR ELLO DEBEMOS EXALTAR NUESTRO NACIONALISMO, NO PARA INVENTARNOS FRONTERAS SINO PARA FORTIFICAR POSICIONES ANTE LOS GIGANTES CONTEMPORÁNEOS QUE TANTO SE BENEFICIAN CUANDO SEÑALAN HACIA LOS ESTADOS FALLIDOS.

Leído en http://www.vanguardia.com.mx/unmesdetinieblaspobrecitosalemanes-1402692-columna.html

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