jueves, 6 de diciembre de 2012

Leo Zuckermann - Primeras señales de Peña: III y IV


Primeras señales de Peña: III. Incremento de los impuestos

Lo único que queda es aplicarle mucha tijera al gasto público de 2013 para poder financiar todo lo que prometió el nuevo Presidente.



El sábado, el nuevo Presidente anunció 13 decisiones que incluyen la implementación del Programa Nacional de Prevención del Delito, la Cruzada Nacional Contra el Hambre y el Programa de Seguro de Vida para Jefas de Familia; la promulgación de la Ley Nacional de Víctimas; la ampliación de la partida presupuestal para el Programa 70 y Más de tal suerte que ahora los mayores de 65 años reciban una pensión; la realización de un censo de escuelas, maestros y alumnos; la inmediata implementación de un Programa Nacional de Infraestructura y Transporte, y el arranque de la construcción de los trenes México-Querétaro, México-Toluca, Transpeninsular Yucatán-Quintana Roo, la Línea 3 del Metro de Monterrey, el transporte masivo de Chalco a La Paz y el tren eléctrico de Guadalajara. Todo eso deberá hacerse a partir del año que entra.



Asimismo, Peña prometió un déficit cero en el presupuesto gubernamental de 2013. Al día siguiente, su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, agregó que no contemplaban nuevos impuestos para el año que entra. Lo único que queda, entonces, es aplicarle mucha tijera al gasto público de 2013 para poder financiar todo lo que prometió el nuevo Presidente el sábado pasado. Si bien Peña también prometió ciertas “medidas de austeridad y disciplina presupuestal en el ejercicio del gasto público”, la pregunta es si alcanzarán estos ahorros para compensar los multimillonarios recursos que requerirán en los programas anunciados por el nuevo Presidente.

Eso para 2013. Ya veremos qué magia financiera utilizan Videgaray y compañía para conseguir los recursos de las 13 decisiones de Peña (siempre queda la posibilidad de definir un precio de petróleo alto o la disminución acelerada del subsidio a las gasolinas).

Pero luego están los 95 compromisos del Pacto por México que firmó Peña con el PRI, el PAN y el PRD y que incluyen cosas tan importantes como el acceso universal a los servicios de salud, seguro de desempleo, escuelas de tiempo completo, computadoras portátiles con conectividad, un Programa Nacional de Becas, Institutos de México en el mundo, red troncal de telecomunicaciones, la inversión de 1% del PIB en ciencia y tecnología, atender de manera oportuna las sequías, utilizar el agua de mar como fuente de abastecimiento con plantas desalinizadoras, ampliar el crédito de la banca de desarrollo, otorgar créditos a medianos y pequeños productores a tasas preferenciales, y el establecimiento de una Gendarmería Nacional. Suena muy bien. Se trata de un Estado benefactor y muy activo. La gran pregunta es cómo se va a financiar todo esto.

¿Sabe usted cuántas veces se menciona la palabra “impuestos” en el larguísimo documento del Pacto por México suscrito por el gobierno federal, el PRI, el PAN y el PRD? Tres. A saber:

1. “Se mejorará y simplificará el cobro de los impuestos. Asimismo, se incrementará la base de contribuyentes y se combatirá la elusión y la evasión fiscal (Compromiso 69).”

2. “Se fortalecerá el cobro del impuesto predial por parte de las autoridades competentes (Compromiso 70).”

3. “Se eliminarán los privilegios fiscales, en particular, el régimen de consolidación fiscal. Se buscará reducir el sector informal de la economía. Se revisará el diseño y la ejecución de los impuestos directos e indirectos (Compromiso 72)”.

Así de simple y así de vago.

Hay que reconocer, sin embargo, que el Pacto por México claramente dice que “las acciones, programas y proyectos requieren la asignación de mayores recursos fiscales, los cuales dependerán de la propuesta e implementación de una reforma hacendaria”. De hecho, al final del documento hay una tabla donde 46 de los 95 compromisos están sujetos a una reforma hacendaria, lo cual me parece una postura muy responsable por parte del nuevo gobierno.

Ahora bien, en el fondo creo que Peña está preparando el terreno para incrementar los impuestos en México de tal suerte que pueda financiar un programa de gobierno tan ambicioso y audaz como el que ha anunciado. No hay duda de que el nuevo Presidente tiene una visión de un Estado de bienestar y muy interventor. Eso cuesta, y mucho, lo cual va a significar un aumento en los impuestos. En todos: directos e indirectos, como se menciona en el compromiso 72 del Pacto por México. Esa es la señal que está enviando el Presidente y que va a tratar de sacar adelante el año que entra. Y de esa reforma hacendaria dependerá en buena medida el futuro del sexenio de Peña.

Leído en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=873243


Primeras señales de Peña: IV, el innombrable "poder fáctico" de la TV


jueves, 06 de diciembre de 2012
En 2007, los tres partidos más grandes cerraron filas para aprobar una reforma electoral que supuestamente limitaría el poder de las televisoras. PAN, PRI y PRD creían que la única forma de enfrentarse a Televisa y TV Azteca era con un frente único. Ya se dieron cuenta, al parecer, que su reforma no funcionó y proponen ahora nuevos cambios que podrían afectar los intereses económicos y políticos de la TV. En el Pacto por México firmaron, con la participación del nuevo gobierno de Peña, compromisos en esta materia.
El primero está dirigido a inyectarle una mayor competencia al sector: "Se licitarán más cadenas nacionales de televisión abierta, implantando reglas de operación consistentes con las mejores prácticas internacionales, tales como la obligación de los sistemas de cable de incluir de manera gratuita señales radiodifundidas (must carry), así como la obligación de la televisión abierta de ofrecer de manera no discriminatoria y a precios competitivos sus señales a operadores de televisiones de paga (must offer), imponiendo límites a la concentración de mercados y a las concentraciones de varios medios masivos de comunicación que sirvan a un mismo mercado, para asegurar un incremento sustancial de la competencia en los mercados de radio y televisión."
Siempre he sostenido que la solución a la intrincada relación de la política con los medios es una mayor competencia, tanto de partidos como de medios. En este sentido, me parece una buena señal la que está enviando Peña y los partidos. Quizá el único problema que le veo es que el Pacto prevé comenzar este proceso el 2013 y terminarlo en 2018. Mientras tanto, el Presidente ya prometió licitar "dos nuevas cadenas de televisión abierta en los siguientes meses".
Muy bien. Pero más allá de una sana competencia en la televisión, y desde luego que en todos los sectores de la telecomunicación, los políticos insisten en complicar el asunto entrometiéndose con los tiempos y contenidos de los medios electrónicos. En 2007, los partidos impusieron un régimen de acceso gratuito a tiempos radiofónicos y televisivos que utilizaron para lanzar la mayor spotiza de la historia. No conformes con ello, ahora quieren revisar "los tiempos oficiales de radio y televisión para impulsar una cultura de debate político y una racionalización del uso de los anuncios publicitarios". Al parecer, aparte de sus spots de 30 segundos, quieren programas políticos enteros, supongo que organizados por ellos, como si éstos no existieran.
Y luego está el absurdo compromiso de anular una elección por "la compra de cobertura informativa en cualquiera de sus modalidades periodísticas, con la correspondiente sanción al medio de que se trate". ¿Quién va a determinar que cierta cobertura se compró? ¿El IFE, el Tribunal Electoral o una comisión de ciudadanos "impolutos"? ¿Bajo qué criterios? Es una locura que me parece increíble que haya firmado Peña. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué culpas carga? En fin, el tema es que, en este rubro, los políticos se equivocan una vez más. Insisto: la solución a la compleja relación de la política con los medios es una mayor competencia de ambas partes; todo lo demás son revanchismos contraproducentes.
Un último punto sobre este tema. Los tres partidos más grandes hablan con mucha soltura de los "poderes fácticos". Durante la firma del Pacto, Madero del PAN dijo: "La falta de estas reformas afecta a los más débiles, a los más necesitados, y favorece a los intereses de los poderes fácticos, que no pueden ser sometidos, más que por un Estado democrático, fuerte y soberano".
Zambrano del PRD: "Nos indigna que los poderes fácticos de todo tipo hayan doblegado una y otra vez a los gobiernos de uno y otro partido". Osorio del PRI y representante de Peña: "La creciente influencia de poderes fácticos, frecuentemente, reta la vida institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado mexicano". Muy bien. El problema es que no dicen quiénes son esos "poderes fácticos". El nuevo secretario de Gobernación simplemente dijo que no hay que "individualizar, señalar en lo particular".
En México, como en cualquier país, hay muchos grupos de interés (ahora les llaman "poderes fácticos" supongo porque suena más contundente). Uno de ellos es, sin duda, las televisoras que efectivamente defienden los intereses de sus accionistas. Ojalá los políticos mexicanos, incluyendo los del nuevo gobierno, se atrevan a nombrarlos algún día. No lo creo porque, como buenos políticos que son, dan discursos oblicuos para no meterse en problemas. ¿O será por el miedo que les tienen a algunos de estos grupos de interés con todo y el Pacto que firmaron?
Twitter: @leozuckermann

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