lunes, 10 de diciembre de 2012

Ricardo Alemán - Mundo de juguete

En México, el de la persecución del delito y la procuración de justicia es lo más parecido a un "mundo de juguete". ¿Por qué?

Porque es de risa loca que si millones de mexicanos vieron las imágenes de vándalos que causaron destrozos en los alrededores de San Lázaro y en el Centro de la Ciudad de México –el pasado 1 de diciembre-, días después el poder judicial salgan con el chiste de que la autoridad responsable de la procuración de justicia fue incapaz de probar los delitos y menos la responsabilidad de buena parte de los detenidos.

Y si nada tuvieron que ver con los desmanes los 55 jóvenes liberados –y que habían sido detenidos como presuntos responsables del vandalismo-, la pregunta obliga. ¿Entonces quiénes son los responsables del vandalismo que todos vimos en las imágenes de televisión? ¿En dónde están los verdaderos culpables? ¿Por qué los verdaderos responsables no han sido identificados, detenidos, presentados y consignados por las autoridades?



Pero el "mundo de juguete" de la justicia mexicana es aún más ofensivo si se toma en cuenta que luego del montaje para ensuciar la toma de posesión del Gobierno de Enrique Peña Nieto, la autoridad capitalina del DF también habría recurrido a un engaño a los ciudadanos, todos, con un grosero montaje.

Y es que durante más de dos horas del 1 de diciembre, ninguna autoridad policiaca del Distrito Federal hizo nada para contener y detener a los vándalos que atacaron a policías federales apostados en San Lázaro. Más aún, los federales fueron enviados a la refriega sólo portando un escudo de plástico, en tanto los vándalos llevaban palos, cadenas, rocas, bombas molotov y se ocultaban el rostro.

Por eso la pregunta. ¿Y la policía de Marcelo Ebrard? ¿Por qué razón el Jefe de Gobierno saliente reaccionó de manera tardía? ¿Por qué no estableció retenes para contener a los vándalos antes que llegaran a San Lázaro, antes de que se desplegaran al Centro de la Ciudad de México? ¿Por qué ordenó de manera tardía la detención, una vez que los vándalos había causado destrozos en el Centro de la Ciudad de México?

Queda claro, como aquí lo dijimos en su momento, que Marcelo Ebrard ordenó las detenciones, sólo hasta que los desmanes y el vandalismo habían escalado a niveles de escándalo. Por eso, la policía capitalina se habría dado a la tarea de detener de manera indiscriminada a presuntos culpables de los desmanes, en tanto que los verdaderos responsables estaban y están muertos de risa. ¿Y quién va a responsabilizar de esa irresponsabilidad al Gobierno de Marcelo Ebrard?

Eso sí, en su momento el propio Marcelo Ebrard, como su ineficaz procurador, Jesús Rodríguez Almeida, alardearon que no habría impunidad en el escandaloso vandalismo del pasado 1 de diciembre. ¿Y qué significa el hecho de que no hayan sido detenidos todos los que eran responsables y que no fuera responsables todos los detenidos? La conclusión es elemental. Que Marcelo Ebrard y su inútil procurador –hoy ineficaz jefe de policía del DF-, engañaron a los capitalinos. ¿Por qué?

Por otra razón que también es elemental. Porque según la juez de la causa, buena parte de los detenidos habrían sido inocentes, no tanto porque no hayan tenido responsabilidad. No, lo que pasó es que debido a la ineficacia de Jesús Rodríguez Almeida y de sus presuntos corruptos muchachos, no se pudo comprobar a plenitud que los vándalos en realidad vandalizaron.

Es decir, que Marcelo Ebrard y Rodríguez Ameida habrían montado un circo para simular que perseguían los delitos y procuraban justicia. Pero el montaje se habría caído cuando el impartidor de justicia encontró que el Ministerio Público no probó la culpa de los detenidos. Y cómo se le llama a ese cochinero. Las palabras pueden ser fuertes, pero son precisas. Parece que Marcelo Ebrard y Rodríguez Almeida habrían engañado a los ciudadanos y que, por ello, estimularon la impunidad.

Y gracias a esa impunidad, seguramente hoy veremos a decenas de vándalos culpables de las fechorías del pasado 1 de diciembre, muertos de risa, celebrando a mandíbula batiente que en el DF, en Oaxaca, en Michoacán y en todo el País, pueden hacer lo que les plazca; vandalizar, joder la vida de miles o millones, casi matar a policías a palos, con bombas y engañar a todo mundo. ¿Por qué?

Porque los vándalos de siempre –del SME, la CNTE, Atenco, #132, y muchos otros anarquistas-, no solo son impunes -sea por corrupción, sea por conveniencia política, sea por consigna-, sino que no existe autoridad alguna capaz de perseguir a los delincuentes, hacer valer la ley y efectiva la impartición de justicia. ¿Y Mancera? ¿Y Peña Nieto? Al tiempo.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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