lunes, 22 de abril de 2013

Ma. Amparo Casar: Me urge una explicación sobre la violencia.


Algunas cosas han estado pasando en el mundo de la violencia mexicana, todas parecen positivas, pues los mexicanos hoy declaran que perciben un poco menos de inseguridad que al año pasado.
En su última encuesta, Consulta (abril 2013) reporta que comparado con el promedio de 2012, la percepción sobre inseguridad ha disminuido de 78 a 73%; supongo que para reforzar esta tendencia a la baja, la semana pasada se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Comunicadores en Seguridad Pública, evento novedoso en el que autoridades federales y estatales se reunieron para compartir estrategias de comunicación en materia de seguridad pública.
En el evento se plantearon puras cosas sensatas que ayudarán no solo a bajar la percepción de inseguridad, sino también a provocar conductas deseables. Por ejemplo, a alentar a la población a denunciar.
La observación, muchas veces repetida, de que los medios escritos y electrónicos han estado a tono con la decisión del gobierno de no concentrar la atención en el crimen organizado ni darle realce a la violencia, queda comprobada con el 7º Informe del Observatorio del Acuerdo de Medios correspondiente al periodo diciembre 2012 - febrero 2013.


El estudio revela que los espacios de la llamada prensa nacional dedicados a cubrir la violencia se han reducido a la mitad si los comparamos con lo que ocurrió en el mismo periodo del año anterior y los de la televisión abierta en 26%.
Finalmente, el Gobierno de la República ha dado su primer parte oficial sobre el comportamiento de dos delitos: homicidios y secuestros; en el primer caso se reporta una reducción de la violencia ocasionada por la delincuencia organizada del 17%, durante el primer cuatrimestre del sexenio (de 5,167 a 4, 249 asesinatos dolosos presuntamente relacionados con el crimen organizado; en el segundo, la caída es del 25% (de 733 a 551).
Con todo y la cautela de las palabras del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y su advertencia de no caer en “triunfalismos”, las cifras que presenta son impresionantes. De seguir así estaríamos en ruta de resolver con relativa rapidez uno de los principales problemas del país.
No tengo elementos para pensar que las cifras hayan sido maquilladas, pero para creer hay que entender y para entender nos tienen que explicar. ¿Cómo lo lograron?
Los cambios en la estrategia de seguridad han sido menores y el tiempo demasiado corto para exigir resultados.
Que sepamos, la nueva estrategia en seguridad se ha reducido al acertado cambio en la política de comunicación que ya ha rendido frutos en términos de la percepción y al Programa Nacional de Prevención al Delito, anunciado y dirigido por el subsecretario Roberto Campa y el cual apenas está comenzando.
Quizá haya más medidas de las que no se ha informado al público pero hasta ahora no sabemos prácticamente nada más sobre la tan traída y llevada nueva estrategia de combate a la violencia.
Si no hay una nueva estrategia, si el programa de Prevención del Delito apenas se va a poner en marcha y si descarto un problema metodológico en la medición o un cambio en los criterios establecidos para definir homicidios y secuestros, nos urge una explicación de por qué tan espléndidos resultados en materia de seguridad. Necesitamos una explicación.
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María Amparo Casar es licenciada en Sociología por la UNAM; maestra y doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la University of Cambridge, King's College; catedrática e investigadora del Departamento de Estudios Políticos del CIDE; columnista en el diario Reforma; miembro de los comités editoriales de la revista Nexos y el Fondo de Cultura Económica, y colaboradora en espacios de análisis como el programa Primer Plano de Once TV México.

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