miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Ya notaron? EPN perdió el control de la agenda - Jorge Zepeda P

No sé si ya notó usted, pero hace algunas semanas que Peña Nieto y su equipo perdieron la capacidad de conducir la agenda de la conversación pública. Durante los primeros cinco meses, luego del arranque estentóreo gracias a la presentación del Pacto por México, los priistas habían conseguido mantener la iniciativa en el flujo informativo.

El ruido caótico y las informaciones dispares que caracterizaron los últimos meses (años) del sexenio calderonista parecían haber dado paso a una música sencilla pero discernible. El tema de la inseguridad pasó a segundo plano, y cada dos o tres semanas el Ejecutivo acaparaba la atención con un nuevo golpe mediático. Se había construido el mensaje de que por fin había llegado un hombre capaz de poner orden en la orquesta. Pero ese sensación se está extinguiendo.



Primero, algunos sonidos desafinados aquí y allá, y luego una multitud de actores sociales cada uno con su propia música. El director de la orquesta ya no es capaz de coordinar a todos los que se sienten interpretes y solistas. Lo que ha sucedido es que, por un lado, a Peña Nieto se le están acabando las buenas ideas para dar golpes mediáticos. Mete la mano al bolsillo de los proyectos y ya sólo encuentra morralla. Los anuncios del Pacto por México, la Cruzada contra el Hambre o a favor de los derechos humanos, no son infinitos. De hecho, cada una de esas iniciativas navega con ruta incierta una vez que abandonaron las alfombras rojas de la ceremonia inaugural.

Y a los seis meses parecería que Los Pinos ya no tiene buenas nuevas que anunciar.

El lunes pasado el Presidente instaló el Comité Nacional de Productividad con grandes aspavientos y con la asistencia de importantes políticos, empresarios y académicos. La idea fue presentada como la gran alternativa para que México alcance por fin todo su potencial y compita con éxito en la era global. O sea, narrativa no faltó. El problema es que la sensibilidad del respetable ya se agotó. Sólo dos periódicos le dieron espacio significativo, El Universal y La Jornada, pero algunos otros la ignoraron en sus portadas.

Los hombres del Presidente intentaron sembrar el anuncio de la iniciativa en noticieros de radio y televisión a lo largo de esa noche y del día siguiente, pero las redes sociales y la comentocracia han estado muchos más pendiente de los abusos de Granier y su ex tesorero, la tacañería de Góngora a expensas de su mujer, la telenovela del PAN y sus guerras fratricidas, el América y el Cruz Azul o la celebración de un Azcárraga Milmo descamisado, que de todo aquello que los noticieros de Televisa tengan a bien decir del Presidente.

De hecho eso es parte del problema del Presidente. Los escándalos sin control. Durante los primeros seis meses estallaron diversos aquelarres, pero a la vuelta de dos días Los Pinos lograba invariablemente caer de pie o retomar la iniciativa. A veces mediante el recurso de filtrar alguna nota a su favor o anunciar alguna medida llamativa. Pero de un tiempo acá, un escándalo sucede al siguiente sin que nadie parezca tener control sobre el tema.

En el asunto de la #LadyProfeco por vez primera Peña Nieto leyó tarde el bullicio de las redes. Retrasó la remoción de Benítez Treviño, el llamado #PapyProfeco, y perdió la iniciativa. Los priistas pensaron que podrían retomarla con la denuncia de Pemex en contra de César Nava, ex presidente del PAN. Eso pudo haber tenido un efecto favorable al PRI y hacer olvidar el desaguisado de la Profeco. Pero rápidamente lo de Nava fue opacado por los excesos del ex Gobernador priista de Tabasco y sus 400 camisas, y por el parón que sufrió el Pacto Político por parte del PRD y el PAN. Habría que decir que todo el escándalo entre Cordero y Madero que debilita al PAN en términos electorales, parecería favorecer al PRI, pero no a la Presidencia. Madero ya no puede garantizar a Peña Nieto que los legisladores panistas aprobarán sus reformas. Y eso son muy malas noticias para el gobierno.

Lo cierto es que éstas, las reformas, comienzan a hacer agua entre la enorme distancia que media de la buena intención a la aplicación. Se me dirá que era imposible que el Ejecutivo mantuviese en un puño la agenda informativa como lo había logrado en los primeros cinco meses. Quizá, pero lo cierto es que a falta de resultados en el mundo real, para Peña Nieto era clave alimentar la noción de que había llegado un piloto a la nave que coordinaba el ritmo y la dirección de la cosa pública. Hoy, esa sensación comienza a diluirse entre la opinión pública.

El mayor riesgo para el regreso del PRI al poder es que el crecimiento y la modernización prometidas se queden muy por debajo de las expectativas generadas. La idea inicial era consolidar una imagen de seguridad y liderazgo mediante el anuncio de reformas y esperar a que los primeros cambios consolidaran y confirmaran con datos duros las sensaciones iniciales. Pero los datos duros no aparecen toda vez que las reformas se están diluyendo en trámites, y las sensaciones iniciales comienzan a esfumarse. Lo que hemos visto estas semanas es que, una vez más, el azar y el ruido comienzan a imponerse en eso que llamamos cosa pública. Mal asunto para Peña Nieto.

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