Hoy sabemos de los abusos que cometieron los senadores del grupo calderonista con el dinero público, por el pleito que traen con los maderistas.
Recibo un correo de un amigo que a menudo se queja de los políticos en México. Le indigna la corrupción. Le da rabia la gran vida que se dan los gobernantes mientras que él trabaja de sol a sol para sacar adelante a su familia. En esta ocasión está enojado con los panistas, a quienes califica de que muy mochos, pero bien corruptos. Y es que se ha enterado que siendo Ernesto Cordero el coordinador de los senadores del PAN, pagó una serie de artículos que, por donde se vea, no se justifica que hayan sido sufragados con una partida de dinero de los contribuyentes. “Hasta las boleadas de zapatos y champú para la caída del pelo”, se queja mi amigo, y remata: “ya ni la joden”.
¿Qué le puedo decir? ¿Acaso no tiene la razón?
Me preocupa que este amigo, u otros mexicanos, se desilusione con la democracia por estas noticias. Que crea que este régimen político ha corrompido a toda la clase política, de todos los partidos, y que por tanto se vuelva atractiva la idea de una regresión autoritaria con un líder carismático que prometa el paraíso sobre la Tierra. Que nos suceda en México algo parecido a lo de Venezuela. Que después de años de una democracia estable, pero con altos niveles de corrupción de los políticos de los principales partidos, la gente se desilusione y apoye a un personaje como Hugo Chávez, quien prometa quitarle todos los privilegios a la clase política.
Yo no quiero esto. Ni siquiera me convence tener un régimen autoritario honesto (que, por cierto, no existen) en lugar de uno democrático corrupto. Vale la pena recordar, además, que el chavismo en Venezuela, lejos de abatir los niveles de corrupción gubernamental, los incrementó. Pasaron de Guatemala a Guatepeor: de ser un régimen democrático corrupto a uno autoritario corrupto.
Es interesante esta paradoja de la democracia: se trata de un régimen que incentiva que salga la mugre de los políticos a la luz pública y esto, a su vez, hace que la gente se desilusione de ella, sobre todo si no se castigan los actos de corrupción.
Como en la democracia se lucha abiertamente por el poder, pues los políticos de cierto grupo, con tal de ganar, le sacan los trapitos sucios a sus contrincantes. Hoy, por ejemplo, sabemos de los abusos que cometieron los senadores del grupo calderonista con el dinero público, por el pleito que traen con los maderistas. Seguramente alguien de este grupo filtró los gastos que se hicieron cuando Cordero era el coordinador del PAN en la Cámara alta. Aparte de las boleadas y el champú que menciona mi amigo, se incluyen servicios de tintorería, cigarros, “joyas, botellas de ron, artículos de lujo de la marca Louis Vuitton y hasta chicles”.
Otro caso es el de Andrés Granier. Hoy, gracias a que llegó a la gubernatura de Tabasco un político de un partido diferente, van saliendo los presuntos actos de corrupción de su antecesor. El perredista Arturo Núñez comenzó su gobierno sin un quinto en las arcas tabasqueñas, mientras que su antecesor priista presumía un ajuar que ya quisiera el príncipe de Gales. Se habla, aunque todavía se tiene que comprobar judicialmente, del desvío de cientos, quizá miles, de millones de pesos en Tabasco.
Lo mismo en Aguascalientes con Luis Armando Reynoso Femat. En 2010 ganó el PRI la gubernatura. Ahora están investigando al hijo del ex gobernador panista por un posible enriquecimiento ilícito: “En los últimos tres años del sexenio de su padre, Reynoso López recibió en una cuenta de cheques de Banorte depósitos por 58 millones 270 mil 110 pesos”. Además se le han encontrado diversas propiedades, incluyendo tres casas de lujo en San Antonio, Texas.
En fin, que gracias a que los políticos están compitiendo por el poder, pues sale la mugre a la vista del público. El siguiente paso es, desde luego meter a la cárcel a los presuntos políticos corruptos. Que no haya impunidad. Eso es lo que nos falta en México. Pero hacia allá vamos. El problema es que, en este proceso de airear los abusos del poder, pues la gente se enoja y puede acabar desilusionándose con la democracia.
Entiendo el coraje, pero no por eso tenemos que condenar al régimen democrático. Recordemos que es peor un sistema autoritario donde la corrupción está soterrada: donde todo parece estar limpiecito cuando en realidad la mugre es igual o peor que en una democracia. Por eso, y por muchas cosas más, bien decía Churchill que “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre; con excepción de todos los demás”.
Fuente: Excelsior
¿Qué le puedo decir? ¿Acaso no tiene la razón?
Me preocupa que este amigo, u otros mexicanos, se desilusione con la democracia por estas noticias. Que crea que este régimen político ha corrompido a toda la clase política, de todos los partidos, y que por tanto se vuelva atractiva la idea de una regresión autoritaria con un líder carismático que prometa el paraíso sobre la Tierra. Que nos suceda en México algo parecido a lo de Venezuela. Que después de años de una democracia estable, pero con altos niveles de corrupción de los políticos de los principales partidos, la gente se desilusione y apoye a un personaje como Hugo Chávez, quien prometa quitarle todos los privilegios a la clase política.
Yo no quiero esto. Ni siquiera me convence tener un régimen autoritario honesto (que, por cierto, no existen) en lugar de uno democrático corrupto. Vale la pena recordar, además, que el chavismo en Venezuela, lejos de abatir los niveles de corrupción gubernamental, los incrementó. Pasaron de Guatemala a Guatepeor: de ser un régimen democrático corrupto a uno autoritario corrupto.
Es interesante esta paradoja de la democracia: se trata de un régimen que incentiva que salga la mugre de los políticos a la luz pública y esto, a su vez, hace que la gente se desilusione de ella, sobre todo si no se castigan los actos de corrupción.
Como en la democracia se lucha abiertamente por el poder, pues los políticos de cierto grupo, con tal de ganar, le sacan los trapitos sucios a sus contrincantes. Hoy, por ejemplo, sabemos de los abusos que cometieron los senadores del grupo calderonista con el dinero público, por el pleito que traen con los maderistas. Seguramente alguien de este grupo filtró los gastos que se hicieron cuando Cordero era el coordinador del PAN en la Cámara alta. Aparte de las boleadas y el champú que menciona mi amigo, se incluyen servicios de tintorería, cigarros, “joyas, botellas de ron, artículos de lujo de la marca Louis Vuitton y hasta chicles”.
Otro caso es el de Andrés Granier. Hoy, gracias a que llegó a la gubernatura de Tabasco un político de un partido diferente, van saliendo los presuntos actos de corrupción de su antecesor. El perredista Arturo Núñez comenzó su gobierno sin un quinto en las arcas tabasqueñas, mientras que su antecesor priista presumía un ajuar que ya quisiera el príncipe de Gales. Se habla, aunque todavía se tiene que comprobar judicialmente, del desvío de cientos, quizá miles, de millones de pesos en Tabasco.
Lo mismo en Aguascalientes con Luis Armando Reynoso Femat. En 2010 ganó el PRI la gubernatura. Ahora están investigando al hijo del ex gobernador panista por un posible enriquecimiento ilícito: “En los últimos tres años del sexenio de su padre, Reynoso López recibió en una cuenta de cheques de Banorte depósitos por 58 millones 270 mil 110 pesos”. Además se le han encontrado diversas propiedades, incluyendo tres casas de lujo en San Antonio, Texas.
En fin, que gracias a que los políticos están compitiendo por el poder, pues sale la mugre a la vista del público. El siguiente paso es, desde luego meter a la cárcel a los presuntos políticos corruptos. Que no haya impunidad. Eso es lo que nos falta en México. Pero hacia allá vamos. El problema es que, en este proceso de airear los abusos del poder, pues la gente se enoja y puede acabar desilusionándose con la democracia.
Entiendo el coraje, pero no por eso tenemos que condenar al régimen democrático. Recordemos que es peor un sistema autoritario donde la corrupción está soterrada: donde todo parece estar limpiecito cuando en realidad la mugre es igual o peor que en una democracia. Por eso, y por muchas cosas más, bien decía Churchill que “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre; con excepción de todos los demás”.
Fuente: Excelsior
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.