Resulta ocioso pensar que el Presidente no sabe lo importante de mantener satisfechos a su base política. No lo veo realizando una maniobra que ponga en peligro la relación con su partido.
¿Se puede pactar el resultado de una elección en México? La pregunta no es ociosa. Conforme se acercan los comicios para elegir al gobernador de Baja California, el próximo domingo 7 de julio, muchos afirman, con gran ligereza, que el gobierno federal ha pactado con el PAN que el PRI pierda las elecciones en ese estado a cambio de que los panistas continúen aprobando las reformas estructurales que se contemplan en el Pacto por México. ¿De verdad pueden arreglarse los resultados de una elección local en una negociación política en el Distrito Federal?
Yo no lo creo porque significaría que alguien muy poderoso tiene la capacidad de manipular casi un millón de votos de los bajacalifornianos (en la elección de gobernador pasada sufragaron 865 mil electores). Quizá con unas triquiñuelas puedan cambiarse un puñado de votos, pero, con los controles que hoy existen en México, me resulta estrambótico pensar que una elección de gobernador pueda definirse de antemano en una mesa de negociación política.
Yo no veo ni al gobierno de Peña Nieto dando la instrucción (“que gane el PAN Baja California para mantener a Madero en el Pacto”). Y aunque la diera, tampoco visualizo cómo podría implementarse esta instrucción.
Quizá el gobierno federal, que no el PRI, podría decidir no apoyar del todo al candidato priista a la gubernatura de Baja California. Tener una actitud tibia frente a su correligionario. Pero, de ser así, Peña Nieto y su equipo corren el riesgo de alienar a los suyos, es decir a los priistas, para dejar contentos a los adversarios, es decir a los panistas. Y eso, en la política, no es muy inteligente que digamos: ¿Pelearse con los nuestros para que los otros queden satisfechos? No veo por qué Peña Nieto quisiera esto. Máxime cuando el Presidente es un político profesional y disciplinado que entiende bien el valor de estar bien con su partido. Mucho menos veo a Peña haciendo esto cuando el candidato del PRI en Baja California es Fernando Castro Trenti, uno de los políticos más cercanos a Manlio Fabio Beltrones, líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados. ¿Alienar a Beltrones para dejar contento a Madero? ¡Por favor!
Lo que resulta ocioso es pensar que el Presidente no sabe lo importante de mantener satisfechos a su base política: a los priistas. Insisto: no lo veo realizando una maniobra que ponga en peligro la relación con su partido. Mucho menos cuando potencialmente lo enfrentaría a un grupo con presencia importante en las cámaras como es el de Beltrones.
Lo máximo que puede hacer el Presidente, y eso es lo que según yo le están pidiendo los opositores del PAN y del PRD que están en el Pacto, es “convencer” (por no decir presionar) a los priistas para que no hagan trampas en las elecciones: que el terreno esté parejo para una competencia justa. Ahí sí creo que Peña Nieto tiene algunos instrumentos para hacerlo, aunque tanto Madero del PAN como Zambrano del PRD se quejan un día sí y el otro también de que les están incumpliendo esta promesa.
En suma, yo no creo que se pueda negociar en México el resultado de una elección. Tampoco pienso que Peña Nieto esté dispuesto a hacer que se enojen los priistas de Beltrones a cambio de que queden contentos los panistas de Madero. Lo que sí creo es que el Presidente va a salir perdiendo de alguna manera u otra. Si en Baja California gana el candidato del PAN, Francisco Vega, muchos van a decir que se debió a la negociación que hizo Peña Nieto para que Madero se quedara en el Pacto. Si en cambio gana Castro Trenti, Madero, para salvar algo de cara, podrá alegar que el Presidente incumplió su promesa de una elección limpia y que, por tanto, se retira del Pacto. En este sentido, la elección en Baja California potencialmente puede dejar a Peña Nieto como el cohetero, le van a chiflar si pierde el PRI o si gana el PRI, cuando en realidad esto dependerá de la voluntad de los bajacalifornianos.
Fuente: Excelsior
Yo no lo creo porque significaría que alguien muy poderoso tiene la capacidad de manipular casi un millón de votos de los bajacalifornianos (en la elección de gobernador pasada sufragaron 865 mil electores). Quizá con unas triquiñuelas puedan cambiarse un puñado de votos, pero, con los controles que hoy existen en México, me resulta estrambótico pensar que una elección de gobernador pueda definirse de antemano en una mesa de negociación política.
Yo no veo ni al gobierno de Peña Nieto dando la instrucción (“que gane el PAN Baja California para mantener a Madero en el Pacto”). Y aunque la diera, tampoco visualizo cómo podría implementarse esta instrucción.
Quizá el gobierno federal, que no el PRI, podría decidir no apoyar del todo al candidato priista a la gubernatura de Baja California. Tener una actitud tibia frente a su correligionario. Pero, de ser así, Peña Nieto y su equipo corren el riesgo de alienar a los suyos, es decir a los priistas, para dejar contentos a los adversarios, es decir a los panistas. Y eso, en la política, no es muy inteligente que digamos: ¿Pelearse con los nuestros para que los otros queden satisfechos? No veo por qué Peña Nieto quisiera esto. Máxime cuando el Presidente es un político profesional y disciplinado que entiende bien el valor de estar bien con su partido. Mucho menos veo a Peña haciendo esto cuando el candidato del PRI en Baja California es Fernando Castro Trenti, uno de los políticos más cercanos a Manlio Fabio Beltrones, líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados. ¿Alienar a Beltrones para dejar contento a Madero? ¡Por favor!
Lo que resulta ocioso es pensar que el Presidente no sabe lo importante de mantener satisfechos a su base política: a los priistas. Insisto: no lo veo realizando una maniobra que ponga en peligro la relación con su partido. Mucho menos cuando potencialmente lo enfrentaría a un grupo con presencia importante en las cámaras como es el de Beltrones.
Lo máximo que puede hacer el Presidente, y eso es lo que según yo le están pidiendo los opositores del PAN y del PRD que están en el Pacto, es “convencer” (por no decir presionar) a los priistas para que no hagan trampas en las elecciones: que el terreno esté parejo para una competencia justa. Ahí sí creo que Peña Nieto tiene algunos instrumentos para hacerlo, aunque tanto Madero del PAN como Zambrano del PRD se quejan un día sí y el otro también de que les están incumpliendo esta promesa.
En suma, yo no creo que se pueda negociar en México el resultado de una elección. Tampoco pienso que Peña Nieto esté dispuesto a hacer que se enojen los priistas de Beltrones a cambio de que queden contentos los panistas de Madero. Lo que sí creo es que el Presidente va a salir perdiendo de alguna manera u otra. Si en Baja California gana el candidato del PAN, Francisco Vega, muchos van a decir que se debió a la negociación que hizo Peña Nieto para que Madero se quedara en el Pacto. Si en cambio gana Castro Trenti, Madero, para salvar algo de cara, podrá alegar que el Presidente incumplió su promesa de una elección limpia y que, por tanto, se retira del Pacto. En este sentido, la elección en Baja California potencialmente puede dejar a Peña Nieto como el cohetero, le van a chiflar si pierde el PRI o si gana el PRI, cuando en realidad esto dependerá de la voluntad de los bajacalifornianos.
Fuente: Excelsior
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