Desde el Hospital Militar, donde será sometido a una operación, “nada grave, pero tengo que atenderme”, el general brigadier Roberto Dawe responde. Se le escucha espléndido una semana después de haber salido del penal de Almoloya, y al día siguiente de presentarse ante el alto mando para concretar su reinstalación en el Ejército. Dice que, “echándole ganas”, el lunes estaré listo”.
A partir de esa fecha, el general Dawe podrá ser asignado a una comisión. “Adonde nos manden, donde me nombren y requieran mi servicios, ahí iré con muchísimo gusto”, afirma quien se desempeñaba como jefe de Estado Mayor de la 20 Zona Militar, en Colima, cuando fue detenido por presuntos nexos con los criminales. “Soy soldado y son momentos en que todos tenemos que trabajar para mejorar las cosas. De acuerdo a la jerarquía que tengo hay múltiples cargos donde me puedo desempeñar: una jefatura de Estado Mayor, una comandancia de guarnición, en fin”.
Cuenta que lo han recibido muy bien, que se siente cobijado y que “todos han estado pendientes para allanarnos el camino”.
—¿Va a demandar, general?
—No, para mí es un asunto terminado. Soy soldado en activo, soy institucional. Yo creo que son las autoridades de aquí las que deben llevar a cabo las investigaciones correspondientes, por si alguien llevó a cabo un atropello o no cumplió con sus funciones.
—¿Algún sentimiento contra los mandos del Ejército mexicano en el sexenio anterior?
—No, ninguno, la verdad es que no, en absoluto.
—¿Contra el general Galván Galván?
—No, para nada, en absoluto, no tengo nada contra él.
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