El gobernador de tabasco, Arturo Núñez, prometió una beca al niño tzotzil a quien un funcionario de la alcaldía de Villahermosa humilló, al obligarlo a tirar a la calle los dulces que vendía en la banqueta “por llevar cigarros en la canasta”.
Debido a la indignación nacional que generó el abuso, el gobernador perredista calmó los ánimos con la promesa, pero ahora se sabe que se comportó como candidato a alcalde en una película de sátira costumbrista.
Sí, esos políticos de cine cómico que en campaña prometen que van a construir un puente en el pueblo y cuando alguien le recuerda que en el pueblo no hay ningún río, entonces vuelve a prometer: “Bueno… pues construimos el río”.
Porque resulta que el niño tzotzil no podrá recibir la beca porque, cuando Arturo Núñez se la prometió ni siquiera sabía que el pequeño no estudiaba ni vivía en Tabasco, sino en Chiapas. Entonces el gobernador se retractó: “No procede el otorgamiento que en su momento se ofreció”.
Sin embargo, en su euforia de compromisos, el gobernador anuncio el 25 de junio no sólo la beca para el pequeño a lo largo de toda su educación primaria, sino también ayuda médica y psicológica, para lo cual dio “instrucciones precisas” a su secretario de Educación, Rodolfo Lara.
Y no desaprovechó la ocasión para reiterar su compromiso de garantizar “el respeto irrestricto a los derechos humanos de todas las personas, y emprender una lucha decidida por un desarrollo social justo, que disminuya en forma consistente desigualdades, pobreza y marginación”.
Pero todo quedó en palabras. Lo más que obtuvo el niño tzotzil fue un par de zapatos nuevos para que regresara el lunes a clases en Romerillo, comunidad de Tenejapa ubicada en el municipio de San Juan Chamula, uno de los municipios más marginados y pobres de Chiapas.
¿Cuál es el argumento del gobernador Arturo Núñez para justificar su falta de palabra?:
—“Si le damos la beca, esto podría ser observado por la Auditoría Superior de la Federación, como desviación de recursos”.
Seguramente este rapto de rigor burocrático de Arturo Núñez esté relacionado con la reciente caída en desgracia de su antecesor, el ex gobernador priista Andrés Granier, actualmente envuelto en un proceso judicial, acusado justo de “desviación de recursos”.
En un audio grabado dos meses y medio antes de que dejara la gubernatura, Granier dijo poseer mil camisas, 400 pantalones, 300 trajes y 400 pares de zapatos que guardaba en sus casas de Miami, Cancún, Distrito Federal y Villahermosa.
Con esos truenos no hay quien duerma. Así que Arturo Núñez ha preferido faltar a su palabra para con un niño humillado.
No sea que dentro de seis años lo acusen de corrupción.
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
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