sábado, 14 de septiembre de 2013

Raymundo Riva Palacio - La bipolaridad de la Sección 22

PRIMER TIEMPO: el negocio se volvió incendiario. El 26 de septiembre del año pasado, mil 500 delegados efectivos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación acudieron a un cónclave magisterial en un hotel de Oaxaca donde eligieron sin mayor problema como su líder a Rubén Núñez Ginés, un maestro originario del Istmo de Tehuantepec. En Oaxaca, donde desde hace 34 años el magisterio lo controla la Coordinadora de maestros, la unción de Núñez Ginés lo colocó también como el hombre más fuerte de la disidencia magisterial en el país, al tener más de 83% de la representatividad de ese grupo de interés. Núñez Ginés encabezó la movilización de maestros hacia la ciudad de México, y se convirtió en el mejor interlocutor del gobierno federal durante las negociaciones secretas para llegar a un acuerdo. Gracias a su liderazgo sobre la parte moderada de la CNTE, evitó que hace tres viernes la protesta pasara a la sangre cuando los radicales del magisterio quisieron tomar el aeropuerto internacional de la ciudad de México. 




Por sus oficios se evitó una confrontación en la Cámara de Diputados hace dos domingos, y cada vez que estaba a punto de incendiarse el Centro Histórico de la ciudad de México, él era la voz que dispersaba las tormentas. Pero este viernes, Núñez Ginés cambió de piel. El acuerdo alcanzado con la Secretaría de Gobernación de que se irían del Zócalo para permitir la ceremonia de El Grito el 15 de septiembre y el Desfile Militar el 16, lo rompió. No se irían los maestros de Oaxaca y continuarían su protesta callejera. Todas las demás delegaciones de la CNTE ya habían emprendido el regreso a sus estados, pero él decidió estirar más la liga. Desde esta semana algo había pasado con Núñez Ginés. Cuando en Los Pinos, donde recibieron a una comisión de la que iba al frente, le dijeron que el presidente Enrique Peña Nieto no los iba a atender, se enfureció y ordenó a sus seguidores ir hacia el cercano Periférico a bloquearlo. Primera llamada: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, estuvieron de acuerdo. Ni un paso atrás ya más. Ante una escalada de violencia, actuarían con la fuerza. Núñez Ginés reculó en ese momento y se evitó la confrontación. Este sábado quería inmolarse y enfrentar a la Policía Federal y a los granaderos. ¿Por qué este hombre moderado se radicalizó? En las dinámicas de la CNTE se explica: había perdido liderazgo y había sido rebasado por los radicales. El viernes lo desplazaron. Francisco Villalobos, secretario de organización de la Sección 22, dijo que no se enfrentarían a la policía y se replegarían un par de kilómetros del Zócalo, al Monumento a la Revolución. Como en otras ocasiones, sus palabras fueron incumplidas. Los radicales se impusieron y lograron lo que por casi un mes buscaroon: que los reprimieran.

- SEGUNDO TIEMPO: La radicalización no es nueva. La bipolaridad histórica de los líderes de la CNTE no es química, sino política. Corre por un organismo donde se cruzan dirigentes magisteriales que también han sido jefes guerrilleros, líderes honestos o corruptos, delincuentes o verdaderos luchadores sociales. De todo ha habido en la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y controlada por la CNTE, que es un grupo de presión. Uno de sus viejos dirigentes es Erangelio Mendoza, quien también es uno de los dirigentes históricos del EPR en la zona de Los Loxichas. Quien encabezó la rebelión en 2006 contra el gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca fue Enrique Rueda, que no había sido comandante del EPR, pero que había puesto bombas en acciones clandestinas. Rueda llegó al límite de la insurgencia, pero él mismo comenzó a desactivar todo, una vez que le habían transferido 20 millones de pesos y entregado un boleto one way a Canadá. El actual dirigente de la Sección 22 es Rubén Núñez Ginés, y entre los maestros militantes que lo siguen se encuentran algunos secuestradores, como Sara Altamirano, quien es de Jalapa del Marqués, en la zona Loxicha, ligada por oriundez y línea política a Mendoza. De esa zona salió también otro comandante eperrista, Rafael Sebastián, asesinado hace casi un año, que estuvo vinculado con Altamirano y Rueda. Este año otros miembros de la Sección 22 estuvieron involucrados en otro secuestro, junto con militantes de sus aliados de 2006, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, y algunos remanentes de la guerrilla. Fue el de los sobrinos del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani. La investigación sigue su curso y la madeja de involucrados se expande. Aún no actúa el gobierno federal, que sigue la pesquisa, pero no apunta a que queden impunes.

- TERCER TIEMPO: Aquella barricada de “Cinco Señores”. Apenas el 8 de junio pasado, esta columna registró un episodio de la movilización de los maestros de la Coordinadora y organizaciones sociales en mayo de 2006, que empezó como una presión al gobierno deUlises Ruiz para mejorar sus condiciones salariales en la negociación anual que estaba por comenzar, y evolucionó en un intento por derrocarlo. En esa columna, que hoy vuelve a ser pertinente, se decía: El 14 de junio, Ruiz envió a su policía a desalojar un plantón en el centro de la capital que afectaba seriamente al comercio, y contaba con el apoyo de la Policía Federal. Lo que no sabía era que el presidente Vicente Fox lo traicionaría y dejaría solo... En la tercera semana de agosto se instalaron entre 500 y dos mil barricadas, de entre la que sobresalió la más grande y duradera, la de la colonia “Cinco Señores”, que se convirtió en el símbolo de la resistencia popular y evocadora de romanticismo revolucionario. La barricada, sin embargo, tenía otro origen. No habían sido ni los maestros, ni la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), quienes la habían instalado, sino dos sobrinos de José Díaz Parada, que no era un activista sino el fundador del Cártel de Oaxaca, asociado primero con el Cártel de Tijuana y después con el de Juárez. Sus sobrinos tampoco actuaron por una motivación social, sino porque el clima de enfrentamiento permanente en esa colonia afectaba su negocio de antros, en donde concentraban su lucrativa empresa del narcomenudeo. La barricada fue para mantener el narcomenudeo vivo y la caja registradora abierta. Se quitó en noviembre de 2006, cuando los Díaz Parada, en el eclipse del movimiento, negociaron que la policía local se retirara mientras sacaban a sus sicarios de “Cinco Señores”, que en el epílogo de aquel conflicto, se encaminaba hacia el status quo previo a la movilización magisterial. “Cinco Señores” fue paradigmática, pero no sólo como la gran barricada del movimiento, sino como la única zona, aunque bañada en alcohol, prostitución y drogas, donde cuando todo el comercio de Oaxaca se hundió, siguió funcionando para el Cártel de Oaxaca.

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