La violencia en Michoacán se había anunciado desde abril de 2013. Un informe de inteligenciadel gobierno federal fechado el último día de ese mes, decía: “Se prevé que en el transcurso de los próximos días se recrudezca la violencia en diversos municipios de Michoacán, sobre todo en los limítrofes de Jalisco, debido a la feroz disputa que mantienen actualmente los cártelesJalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios por el control de la zona”. Y precisaba:
“La escalada se inició a finales de febrero, debido al surgimiento de distintos grupos armados de autodefensa, denominadas ‘guardias comunitarias’, en las comunidades de Felipe Carrillo Puerto, conocida como La Ruana, así como en Tepalcaltepec y la cabecera municipal de Buenavista Tomatlán, y en los municipios de Apatzingán y Aguililla. Detrás de estas guardias está el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuyo líder es actualmente Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, grupo al que pertenecen la mayoría de las guardias comunitarias… armados, equipados y adiestrados por sicarios al servicio de ese cártel, lo que motivó lareacción violenta de Los Caballeros Templarios… Por su parte, los mandos de Los Caballeros Templarios, encabezados por el profesor normalista Servando Gómez Martínez, La Tuta, iniciaron una lucha abierta contra las células del Cártel Jalisco Nueva Generación que operan en Michoacán y contra las guardias comunitarias”.
¿Qué es lo que pelean? El territorio y las rutas tránsito de los precursores químicos de lasmetanfetaminas que llegaban al puerto de Lázaro Cárdenas procedentes de China y la India, que habían perdido los sinaloenses cuando los hermanos Beltrán Leyva rompieron con ellos en enero de 2008. La espiral de violencia no es un hecho fortuito. Es un acto de negligencia de aquellos que diseñaron al inicio del sexenio una política de repliegue ante los cárteles de la droga, bajo el supuesto de que si las fuerzas federales no loes enfrentaban, la violencia se reduciría.
La racional –ignorante de la dialéctica del conflicto entre los cárteles de la droga- provocó que Los Caballeros Templarios, heridos casi de muerte, recibieran una bocanada de oxígeno. El gobierno dejó de estrangularlos y perseguirlos, por lo que volvieron a expandirse en el estado de México y empezaron a disputar la periferia de la ciudad de México a Los Zetas. Su bastión era Michoacán, que rápidamente se volvió en territorio inseguro ante el desafío del Cártel Jalisco Nueva Generación –antes Cártel del Milenio- respaldado por el Cártel del Pacífico –del trío Ismael “El Mayo” Zambada, Juan José “El Azul” Esparragoza y Joaquín “El Chapo” Guzmán-, con una mayor capacidad de fuego.
El informe de inteligencia del 30 de abril mostraba el panorama de violencia en el estado y dibujaba con exactitud lo que venía. Tardó poco en materializarse la alerta. El 23 de julio Los Caballeros Templarios en forma coordinada seis emboscadas a la Policía Federal en Tierra Caliente, a quienes combatieron por 18 horas. Un comunicado del Consejo de Seguridad Nacional afirmó que fueron ataques planeados con anticipación. En este mismo espacio se publicó el 26: “Les tendieron emboscadas en seis puntos diferentes, una acción que sugiere que sabían por dónde iban a circular los convoyes federales, al tener acceso a información de inteligencia. Asimismo, bloquearon las carreteras para evitar que hubiera un pronto respaldo, que les dio el tiempo suficiente para atacarlos secuencialmente y, sobre todo, para replegarse, recuperar a sus muertos y ayudar a sus heridos”.
La alerta se convirtió en realidad. El gobierno federal fortaleció la presencia militar pero, por razones coyunturales –los desastres naturales- o desconocidas, se relajó. Consecuencia de ello fue que Los Caballeros Templarios realizaron más ataques simultáneos y coordinados a instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad con una precisión misteriosamente quirúrgica que afectó no sólo el suministro de luz sino también el del agua, este fin de semana, y llevaron violencia e incertidumbre a todo el estado ante el desafío del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Michoacán, reconocen funcionarios del más alto nivel, se encuentra “en manos de los narcotraficantes”. Si saben que la autoridad estatal está rebasada y es incapaz de restaurar la institucionalidad, ¿por qué lo dejaron a la deriva? ¿Por negligencia? ¿Fue manera deliberada? ¿Forma parte de una estrategia para que la banda criminal más fuerte aniquile a la más débil y les haga el trabajo sucio? No se entienden las razones del gobierno para el abandono, pero cualesquiera que están sean, es inaceptable. El informe de inteligencia realizó el diagnóstico preciso. No hicieron nada por evitarlo. Es una omisión que el presidente Enrique Peña Nieto no puede avalar, y menos aún, ignorar.
twitter: @rivapa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.