"Lo que primero fue saqueo asumió el nombre más suave de ingreso".
Thomas Paine
Imagine usted que los nuevos impuestos contra los refrescos y algunos alimentos de alto contenido calórico (no todos) tuvieran éxito en su supuesto objetivo y cayera el consumo de refrescos, helados y pastelillos. Los políticos tendrían que cobrarnos más impuestos porque ya han repartido el gasto de este ingreso.
El gobierno quiere recaudar más y los impuestos al pecado no son más que una excusa para despojar a los mexicanos del fruto de su trabajo. Las empresas, sin embargo, no se van a quedar cruzadas de brazos. Están ya preparando medidas para defenderse del golpe recaudatorio del presidente Enrique Peña Nieto.
El Grupo Bimbo, fabricante de una amplia variedad de pastelillos y panes, está estudiando la posibilidad de cambiar la receta de algunos de sus productos, como el Gansito, para evitar el pago del impuesto especial. Habrá que ver qué resulta de esa exploración. La empresa no puede darse el lujo de dejar de distribuir sus productos de mayor venta y ofrecer otros, quizá más nutritivos, pero que rechazan los consumidores. El propio Daniel Servitje, director general de Grupo Bimbo, ha señalado: "Si la medida [el impuesto] se aprueba, consideraremos alternativas para reformular nuestros productos, pero vamos a asegurarnos que sea algo que el consumidor quiera que hagamos".
Una parte importante de los consumidores preferirá pagar más antes que dejar los productos altamente azucarados. El consumo de productos dulces y grasosos ha mostrado poca elasticidad a través de los años. Como el impuesto se aplicará a todos los productos de la misma categoría, los consumidores tendrán que elegir entre productos que suban todos de precio o cambiar de categoría. Quienes gustan de los Gansitos difícilmente optarán de repente por productos sin contenido calórico.
Los productores de refrescos también están buscando cómo defender sus mercados. La industria ha tratado desde hace tiempo de promover la producción y venta de bebidas menos calóricas. Casi todas las empresas del ramo han lanzado al mercado bebidas ligeras endulzadas con sustitutos artificiales de azúcar de bajo contenido calórico. Muchas de ellas cuentan también con agua natural y mineral, como Ciel de Coca-Cola y Epura y Electropura de Pepsi-Cola. El problema es que el consumidor prefiere las bebidas con azúcar o alta fructosa.
Las empresas refresqueras están considerando medidas como la reducción en el tamaño de los envases. Esto les permitiría limitar el aumento de precio a un 12 a 15%, pero porque darían una menor cantidad de producto al consumidor. Es probable también que los productores eleven el contenido de alta fructosa en sus refrescos. La industria mexicana utiliza un 30 por ciento de azúcar y un 70 por ciento de fructosa, un edulcorante de maíz, pero en Estados Unidos hace tiempo que toda la producción refresquera se hace con alta fructosa que es más barata y más fácil de usar.
Los políticos realmente estarían temblando si se cumpliera el supuesto objetivo de reducir el consumo. Pero en realidad están tranquilos. Conocen el gusto de los mexicanos por lo dulce. Quizá, incluso, sea genético. Un grupo de científicos del Instituto Nacional de Medicina Genómica ha detectado un gen que predispone a los latinoamericanos, y en especial a los mexicanos, a desarrollar diabetes en edades tempranas. Es un gen exclusivo que no comparten las poblaciones europeas o norteamericanas de ascendencia europea y que viene de una herencia neandertal. Que no se enteren los políticos. No sea que cobren un impuesto especial a los diabéticos o a los portadores de ese gen... porque sería un impuesto del cual los mexicanos no se podrían escapar.
PÉRDIDAS DE CFE
A pesar de tener un monopolio, y de realizar cobros abusivos, la Comisión Federal de Electricidad cuadruplicó sus pérdidas a 41,606 millones de pesos en enero-septiembre de 2013. ¿Y ésta es la empresa de clase mundial?
www.sergiosarmiento.com
Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=200542
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