La escena ocurrió dentro de la camioneta del presidente Enrique Peña Nieto, el 21 de agosto de este año. Justo ese día, la Secretaría de Hacienda había anunciado el segundo recorte a la meta de crecimiento para este año, que pasaba de 3.1% al 1.8% del PIB. La noticia, que ya había corrido como reguero de pólvora por todo el país, no había caído nada bien en la casa presidencial, y aquel mediodía, al subir a su camioneta, el presidente se dirigió directo a Luis Videgaray, a quien sin más y en tono muy serio le dijo: “¿Qué pasó, Luis? Esta mañana me acordé de ti; te dije que no menos de dos, Luis”.
Ante el tono de reclamo del Presidente se hizo en la camioneta un silencio sepulcral. Cuentan testigos que fueron varios segundos en los que nadie habló y la cara de preocupación del secretario de Hacienda fue más que evidente ante lo que claramente era un regaño, luego de que se anunciara esa mañana que la caída de la economía mexicana había tirado ya la expectativa de crecimiento por abajo del 2% para el presente año.
A partir de ese momento las cosas cambiaron para Videgaray; si bien no dejó de ser el secretario poderoso y más cercano al Presidente, fue claro que los resultados de su gestión no estaban a la altura de lo que esperaba su jefe. Fuentes del gabinete aseguran que cuando comenzaron a caer los principales indicadores de la economía y se anunciaba ya la desaceleración en que se encuentra el país, Peña Nieto había ya lanzado una advertencia a Videgaray, justo cuando varias firmas privadas de consultoría y organismos financieros internacionales comenzaron a bajar las predicciones de crecimiento para México.
“Que no baje del dos, Luis”, había sido el encargo del Presidente a su hombre de mayor confianza. Y, a juzgar por el regaño de aquella mañana, “Luis” le había fallado. De entonces a la fecha, el secretario de Hacienda modificó ciertamente el marcado protagonismo que caracterizó desde el arranque del gobierno. Era común antes verlo y escucharlo casi todos los días en los noticieros de radio y televisión, con una presencia mediática impresionante que daba cuenta de sus constantes declaraciones y apariciones públicas.
Y aunque sigue figurando, al arreciar las críticas por la caída de la economía fue notorio como se redujo el protagonismo político de Videgaray para concentrarse más en lo que quizás debió ser su prioridad desde el inicio de la administración: el manejo económico más que la presencia política.
Pero a pesar de ello muy pocos creen que la molestia del Presidente pudiera llevar a un cambio de su poderoso secretario de Hacienda, sobre todo ahora que se habla de posibles ajustes al gabinete en el próximo fin de año. La cercanía que Luis Videgaray tiene con Peña Nieto hace que se le vea aún como una pieza importante en el equipo presidencial luego de la aprobación de la polémica reforma fiscal.
Sin embargo, Peña no sería el primer presidente que, aún con la amistad y cercanía, pudiera remover a un influyente secretario de Hacienda. En la historia reciente hay por lo menos tres casos donde encargados de las finanzas públicas que llegaron a tener tanto o más poder que Videgaray salieron del gabinete por decisiones fulminantes del presidente.
Fue el caso de José López Portillo y dos de sus secretarios de Hacienda removidos de sus cargos. El primero fue su gran amigo y hombre de confianza, Julio Rodolfo Moctezuma, que perdió el cargo en 1977 tras su pleito abierto y público con Carlos Tello de la SPP, y el segundo titular al que removió López Portillo fue a su maestro y mentor David Ibarra Muñoz, que dejara Hacienda en 1982, en medio de la peor devaluación y crisis de la historia.
Miguel de la Madrid removería después, en 1986 a su también amigo y cercano Jesús Silva Herzog, que a pesar de haber sacado al país de la crisis se había vuelto un incómodo aspirante a la presidencia, y años más tarde Ernesto Zedillo no dudo en el cese fulminante de su secretario, Jaime Serra Puche, después de la noche negra del 21 de diciembre de 1994 en aquel “error” que desataría otra gran crisis.
Peña Nieto hasta ahora ha sostenido y apoyado a su secretario de Hacienda, asumiendo el propio Presidente enormes costos, y a pesar de las voces que hablan de los errores y “decisiones internas” que llevaron al país a la desaceleración y a uno de los peores ejercicios del gasto público de que se tenga memoria. “No menos del dos, Luis, te lo dije”.
Fuente http://www.24-horas.mx/serpientes-no-menos-de-dos-luis/
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