El 30 de octubre del año pasado escribí en este mismo espacio una columna que titulé “Debe existir un solo impuesto: al consumo”. Después de lo ocurrido la semana pasada en el Congreso, creo que los tecnoburócratas de la Secretaría de Hacienda y los legisladores federales que votaron a favor de la mal llamada reforma hacendaria no la leyeron y, si lo hicieron, optaron por ignorar lo que escribí. Lástima, porque todo los mexicanos saldremos perdiendo debido a la miopía de nuestra clase política.
A continuación lo que hace un año menos 10 días escribí aquí:
“Excelente es el artículo de Arturo Damm Arnal que, bajó el título ‘Cifras para la reforma fiscal’, se publicó ayer en el diario defeño La Crónica de Hoy. En él, Damm explica como el gobierno federal podría haber recaudado 112.6% más de lo que recaudó el año pasado si hubiera cobrado un 15% de impuesto al consumo “de todos y de todo” en lugar de lo que obtuvo cobrando los 16 diferentes impuestos que actualmente hay en vigor.
“Damm señala cuáles son estos 16 impuestos: ‘1) Impuesto sobre la renta; 2) Impuesto empresarial a tasa única; 3) Impuesto al valor agregado; 4) Impuesto especial sobre producción y servicios a gasolinas y diesel para combustión interna; 5) Impuesto especial sobre producción y servicios a bebidas con contenido alcohólico; 6) Impuesto especial sobre producción y servicios a cervezas y bebidas refrescantes; 7) Impuesto especial sobre producción y servicios a tabacos labrados; 8) Impuesto especial sobre producción y servicios a juegos con apuestas y sorteos; 9) Impuesto especial sobre producción y servicios a redes públicas de telecomunicaciones; 10) Impuesto especial sobre producción y servicios a bebidas energetizantes; 11) Impuesto sobre tenencia o uso de vehículos, 12) Impuesto sobre automóviles nuevos; 13) Impuestos a los rendimientos petroleros; 14) Impuesto al comercio exterior (importaciones); 15) Impuesto a los depósitos en efectivo; 16) Impuestos accesorios’. Al cobrar cada uno de ellos el gobierno se embolsó 1,294,000,000,000 de pesos (un billón doscientos noventa y cuatro mil millones).
“Con base en datos del INEGI, Damm explica que ‘el año pasado el gasto en consumo en la economía mexicana (excluyendo el gasto del gobierno, y considerando nada más el de las familias, las empresas y los extranjeros), sumó 18 millones de millones 346 mil millones de pesos ($18,346,000,000,000.00), de tal manera que, sin en vez de haberse cobrado los dieciséis impuestos ya mencionados, se hubiera cobrado un solo impuesto –ojo: uno solo– del 15 por ciento al consumo de todos –ojo: de todos– y de todo –ojo: de todo– la recaudación hubiera sido de 2 millones de millones 752 mil millones de pesos ($2,752,000,000,000.00), un 112.6 por ciento mayor de la que fue’.
“Ahora bien, ¿cuánto podría recaudarse si tomamos en cuenta que de acuerdo a un estudio realizado en agosto de 2011 por AT Kearney, por encargo de Visa, ‘a raíz de la crisis de 2008, en México se registró un importante aumento de la economía informal como proporción del PIB (Producto Interno Bruto), al pasar de 29.5 a 31 por ciento en 2011’?
“Supongamos que el 31% del gasto en consumo en la economía mexicana, que como arriba se anota en 2011 sumó $18,346,000,000,000 (dieciocho billones trescientos cuarenta y seis mil millones), fue a través de canales informales de ventas, en aquellos en donde nadie paga un centavo de impuestos. ¿Cuánto hubiera recaudado entonces el gobierno cobrando el 15% de impuesto al consumo a todos los productos y servicios vendidos a través de la economía formal, que tendrían un valor de $12,658,874,000,000? Pues nada más y nada menos que 1,898,811,000,000 (un billón ochocientos noventa y ocho mil ochocientos once millones), un 46.7% más que lo que recaudó cobrando 16 impuestos.
“¿Y si en vez de cobrar el 15%, el fisco hubiera cobrado el 16% que actualmente se cobra por concepto del IVA? En este caso hubiera recaudado $2,025,419,840,000 (dos billones veinticinco mil cuatrocientos diecinueve millones ochocientos cuarenta mil), un 56.5% más que lo que se embolsó cobrando los 16 impuestos.
“¿Y que tal si hubiera cobrado el 19%, que es el promedio que se cobra en los países de la OCDE? Bajo este supuesto, a las arcas públicas hubieran ingresado $2,405,186,060,000 (dos billones cuatrocientos cinco mil ciento ochenta y seis millones sesenta mil), un 85.9% más que lo que reunió cobrando los 16 impuestos antes mencionados.
“Bajo este supuesto, podrían suprimirse todos los impuestos menos el que grava el consumo. El resultado: las empresas tendrían más dinero para expandirse invirtiendo en bienes materiales y humanos, y también para repartir entre sus accionistas; los particulares tendríamos más dinero en nuestros bolsillos para gastar, ahorrar o invertir; el gobierno se libraría de una enorme burocracia recaudadora y tendría muchos más recursos para beneficiar a la población, sobre todo a la que menos tiene. El mercado interno se ampliaría. Todos saldríamos ganando.”
Lástima que nuestros legisladores ignoraron lo que Damm Arnal y yo afirmamos hace ya casi un año…
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=198951
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