lunes, 21 de octubre de 2013

José Cárdenas - ¿De qué sirven las desoladas cumbres?

La Cumbre Iberoamericana no puede disociarse de una forma muy añeja y poco útil de mirar la historia y la cultura.


Acaba de terminar una de las más tristes asambleas continentales.
A la llamada Cumbre Iberoamericana —en su capítulo panameño— apenas asistieron 11 de los jefes de Estado o gobierno… y el promotor inicial de todo este sainete de guayaberas y sombreritos de jipijapa, el rey Juan Carlos, quien cada vez tiene menos fuerzas para salir de su palacio.
Quienes fueron dicen que en la susodicha reunión hubo tan poquitos que bien pudo celebrarse dentro de un Volkswagen.
Ya en serio…





La Cumbre Iberoamericana no puede disociarse de una forma muy añeja y poco útil de mirar la historia y la cultura. Nacida al impulso del quinto centenario del descubrimiento de América, fecha inicial de la hispanidad —según los hispanos— y de la opresión colonial, según los demás, la reunión se celebraba cuando los españoles se creían el juego de
su prosperidad democrática… y eso hoy parece un chiste.
Fue Carlos Salinas, en México, quien aprovechó ese impulso para autopromoverse en América Latina, tras su abierta sujeción al carro estadunidense con el Tratado de Libre Comercio firmado con Canadá y Estados Unidos.
La Cumbre Iberoamericana nunca ha servido para nada, excepto para lograr el dudoso placer de reunirse en una cita internacional sin hablar inglés.
Hoy México ha recibido la presidencia del organismo yPeña Nieto quiere renovar el mecanismo internacional; llevarlo —en una próxima reunión en Veracruz, a discusiones de integración regional y vinculación global en los tiempos de cambio y nuevos equilibrios, que este pobre Monje llamaría —visto lo que sucede en España—, de nuevos desequilibrios.
La Cumbre era la arena donde la Madre Patria se reunía a presumir la nostalgia de un mundo donde no se ponía el sol. Pero ese mundo ya había dejado de pertenecerle hacía muchísimos años.
Sería más fácil resucitar a los elefantes ejecutados por el borbón, que lograr una cumbre que sirva para algo… bueno, siquiera una cumbre a donde todos asistan.
PenitenciaríaMadero hace berrinche por la reforma fiscal… por la tóxica; endilga el bodrio al sospechosistacontubernio entre priistas y perredistas… y le da coscorrón al Presidente. Zambrano, en cambio aplaude como foca; habla de un acuerdo justo y progresista; presume el triunfo de la izquierda. Cuánto apuesta usted a que en unos días, el Chucho menor lanzará pestes contra el gobierno vende patria, agitará el puño izquierdo, saldrá a las calles y denunciará el remate de la industria petrolera al mejor postor. Madero en cambio, olvidará la infamia fiscal; estrechará las manos de priistas, se alineará con el gobierno y denostará a la izquierda retrograda. Pero eso sí, dicen que en el pleito entre panistas y perredistas no hay nada personal. Así es el cuento político: delirante y bipolar; del tamaño del sapo es la pedrada… y que cada quien agarre a quien se deje.
Parecen locos pero sólo se hacen… ya se sabe, ya se supo.
                Twitter: @JoseCardenas1  
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