PRIMER TIEMPO: El pupilo con mejor look. Durante dos generaciones, Pedro Aspe ha sido un formador de economistas. Secretario de Programación con Miguel de la Madrid y de Hacienda con Carlos Salinas, fabricó cuadros para el gobierno y el sector privado desde las aulas del ITAM y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Siempre dijo que los dos mejores alumnos que había tenido habían sido Luis Téllez, que trabajó con tres presidentes, yFrancisco Reynoso, el desconocido experto que desarrolló toda la ingeniería financiera que le permitió a Emilio Azcárraga Jean salvar lo que hoy es Televisa y quedarse con la empresa. Brillantes como son, nadie de todos aquéllos —una alumna, Ana Paula Gerard, se convirtió en la segunda esposa del ex presidente Salinas—, tuvo el empaque político —o dicho de otra forma, la tentación por el poder— y las posibilidades de alcanzar las estrellas como el recomendado de Carlos Sales, su jefe de asesores en Hacienda, y experto en ingeniería financiera en la consultoría que fundó Aspe en 1996, Protego Asesores, que ayudó a cimentar financieramente la maquinaria política del estado de México, Luis Videgaray.
El secretario de Hacienda, jefe de finanzas públicas en la consultoría que nació en San Ángel Inn, fue enviado por Aspe a Toluca cuando el entonces gobernador Arturo Montiel requirió de sus servicios para limpiar la tesorería. Montiel le pidió a uno de sus funcionarios de confianza que fuera el enlace administrativo. El asesor forjó una sólida relación con el enlace, Enrique Peña Nieto,quien cuando sucedió a Montiel, lo nombró secretario de Finanzas. Si Aspe fue alter ego de presidentes anteriores, Videgaray lo es del presidente actual. Pero las cosas no han resultado como en los 80 y principios de los 90. La personalidad de Aspe, sociable, bromista y cálida, iba de la mano de un respeto como técnico. La de Videgaray, soberbio, insuflado, distante, la acompaña un creciente descrédito como técnico. Aspe brillaba entre doctores en economía de Harvard como Salinas, o de Yale como Ernesto Zedillo y Jaime Serra Puche, o Stanford como Guillermo Ortíz y José Córdoba. Videgaray no brilla, pese a no tener a su alrededor un equipo de tanto lustre. Aspe era parte de aquel gabinete de ensueño que vio durante años el mundo; Videgaray rompió en 10 meses el Mexico’s Moment. El manejo de la economía nacional en este mismo periodo, lo puede terminar rompiendo a él.
SEGUNDO TIEMPO: El semillero de Protego. En algunas tribunas se afirma que detrás de las reformas económicas y energética del presidente Enrique Peña Nieto, y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, está el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe y su consultoría Protego Asesores, que parecería haber puesto la marca detrás de todo el andamiaje económico del gobierno y, se podría argumentar, el pensamiento de Aspe, en donde se inspiran técnicamente. No es gratuita la percepción. La influencia de los jóvenes colaboradores que tuvo Aspe en Protego son quienes hoy diseñan la política económica del gobierno y trabajaron en la creación y redacción de las reformas peñistas. Videgaray es la cabeza del árbol genealógico, del cual bajan las ramas que conectan con Aspe y la consultoría. El subsecretario del ramo en Hacienda, Fernando Aportela, también de la línea ITAM-MIT, fue el sustituto de Videgaray cuando éste se fue al estado de México. Otros ex alumni de Protego están hoy en el equipo hacendario, pero es más que su presencia física. Durante la elaboración de las reformas, los economistas de Protego —algunos con contratos directos con Hacienda— corrieron escenarios sobre el incremento de impuestos y análisis fiscales, así como también estudios sobre las reformas a Pemex. Aspe asoció a Protego con la consultoría estadounidense Evercore, cuya jefa de finanzas públicas y renegociación de deudas estatales era Marcela Andrade, actualmente jefa de la Unidad de Coordinación de Entidades Federativas de Hacienda, y también con OHL, la empresa española que hizo muchos trabajos en el estado de México, donde Emilio Lozoya, director de Pemex, fue miembro del Consejo de Administración. La historia política de México no puede verse sin las biografías y los vínculos. Protego hoy, es una prueba.
TERCER TIEMPO: La influencia de una escuela. En el gabinete de Carlos Salinaschocaron dos escuelas de tecnócratas. Una era la de Pedro Aspe, el secretario de Hacienda, alumno querido de Rudiger Dornbush, una de las figuras míticas del MIT, quien desarrolló la teoría disruptiva sobre la volatilidad del tipo de cambio que cambió la visión en el mundo, y otra en la que se encontraba Ernesto Zedillo y Jaime Serra Puche. El enorme respeto de Salinas por Aspe le permitió a su secretario construir un andamiaje financiero de alto riesgo, mediante un elevado gasto fiscal que financió a través del instrumento de los Tesobonos, que aseguraba su pago en dólares. La irrupción del EZLN y el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994, provocó la venta masiva y nerviosa de los Tesobonos, que vaciaron las reservas internacionales. Aspe ofreció al presidente entrante Zedillo manejar los alfileres que sostenían esa economía durante un año —con su renuncia post datada-, para evitar una crisis. Zedillo dijo no. Si Salinas no quiso devaluar el peso al final de su gobierno para evitar la crisis por presiones de Aspe, ¿por qué tenerle consideraciones? A las tres semanas del nuevo gobierno, Zedillo y Serra Puche hicieron lo que Salinas y Aspe se negaron: devaluar. Serra Puche dijo que sería una devaluación técnica de no más de 15%, que se convirtió en una de más de 100%, una pesadilla que Salinas, deslindando su responsabilidad, llamó el error de diciembre. Aspe siempre decía que las devaluaciones en México no eran técnicas, sino políticas. Su cabeza y la de Salinas mezclaban la política con la economía, algo totalmente ajeno a la cabeza de Zedillo y Serra Puche. Al final, Zedillo rescató el país que llevó Salinas al naufragio y construyó una estabilidad que le regaló 12 años de tranquilidad económica a dos gobiernos panistas. Hoy, la economía mexicana vuelve a sufrir de desaceleración y amenaza con irse a la recesión. Quienes manejan la política económica del gobierno no son quienes la rescataron en los 90, sino los alumnos de Aspe, cuyo manejo económico-político detonó el error de diciembre. Hoy, como aquel 20 de noviembre, los tecnócratas están enfrentados. Los adversarios de Aspe en aquel entonces, son los críticos de su alumno Videgaray hoy en día. Curiosos los ciclos del poder priista, en sus cajones económicos, que no debieran olvidarse para no repetir desastres.
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