El primero se mantiene agazapado en la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado de la República sin decir una palabra, pero con los reflectores y las críticas encima; el segundo defiende con todo, incluso bajo acusaciones de “autoritarismo”, los intereses de su partido y de Los Pinos.
Ambos trabajan para que la maquinaria priista y el gobierno federal logre el objetivo final de abrir el sector energético mexicano y romper las restricciones contenidas en la Constitución para la participación de la inversión extranjera. Los dos, por supuesto, tienen claro que sus esfuerzos serán premiados.
El premio para Romero Deschamps, quien desde 1979, hace 34 años, ha ocupado puestos legislativos sin proponer una sola iniciativa emanada de su cabeza, es continuar gozando de los privilegios que lo han convertido en un multimillonario. Una riqueza incalculable que, además, ni él ni su familia dudan en presumir públicamente.
El premio para el abogado Penchyna Grub, quien tiene 48 años y desde los 19 comenzó a trabajar para el PRI, es hacerse de la candidatura tricolor para gobernar el estado de Hidalgo en 2016.
En su primer discurso como Presidente, Enrique Peña Nieto anunció, entre otros objetivos “para mover a México”, impulsar una Reforma Energética para “romper, juntos, los mitos y paradigmas, y todo aquello que ha limitado nuestro desarrollo”.
Desde el 1 de diciembre de 2012, la pregunta central en torno a la Reforma Energética ha sido: ¿Por qué ni Peña Nieto ni el PRI han contemplado, siquiera por un momento, remover de su cargo al líder sindical Carlos Romero Deschamps?
Ayer, el Senador David Penchyna respondió tanto por el dirigente petrolero como por él mismo.
El legislador por Hidalgo se dedicó primero a denostar la consulta popular y ha difundir que, en el caso de la Reforma Energética, la opinión ciudadana no cuenta. Y, luego, defendió al líder petrolero de las críticas de los partidos de oposición, que lo quieren fuera del STPRM.
Para el tricolor y sus objetivos electorales futuros, Romero Deschamps es una pieza clave no sólo por los miles de votos que representa, sino por los millonarios recursos que el sindicato petrolero mueve todos los días, sin necesidad de reportar a nadie… Eso lo saben todos y Penchyna Grub, claro, lo tiene muy presente.
“Carlos Romero es nuestro compañero. Nuestro respeto, nuestra solidaridad y nuestro reconocimiento a don Carlos Romero, compañero, Senador; no sólo como Senador, sino como líder del sindicato, que se ha portado a la altura y que ha estado colaborando para que haya una nueva reforma energética en México”, afirmó Penchyna, en una apasionada defensa del hombre que desde 1996 y hasta 2018, al menos, ha conducido el destino de los trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Para los expertos del sector energético y para los analistas políticos, el líder y también Senador por el PRI es sinónimo de la corrupción que por décadas ha convertido a la paraestatal en un botín del gobierno federal en turno y que, está comprobado, es la principal causa del debilitamiento financiero de la empresa en todas sus áreas.
Miembro del tricolor desde 1961 y líder del STPRM desde 1996, cargo al que llegó bajo el auspicio del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari, Romero Deschamps es el dirigente gremial que más denuncias acumula ante la Procuraduría General de la República (PGR). Las acusaciones van desde corrupción, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito, hasta fraude y asesinato, entre otros delitos.
Además, desde 1979 a la fecha ha sido Diputado federal en tres ocasiones –en las LI, LV y LVIII Legislaturas– y Senador de la República en las LVI y LVII legislaturas, siempre representando al PRI y siempre por la vía plurinominal –es decir, sin ser votado directamente por la ciudadanía–.
Así es como apoyan la Reforma Energética de Peña Nieto estos dos senadores, estos dos priistas, cada uno a su manera en busca de su premio.
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