viernes, 31 de enero de 2014

Eduardo Ruiz Healy - El PRD se quedó sin caudillo

El PRD se fundó en 1989 para darle una plataforma a su entonces caudillo, Cuauhtémoc Cárdenas, hombre cuyo principal activo político siempre fue su apellido, el que bien usó durante los 26 años (1961-87) en que fue miembro distinguidísimo del PRI.

Como priísta fue, entre otras cosas: precandidato a la gubernatura de Michoacán (1974), presidente del Consejo Consultivo del IEPES (1975), presidente del Consejo Técnico Consultivo de la CNC (1967-1968); senador por Michoacán (1976-82), subsecretario Forestal y de la Fauna de la SARH (1976-80) y gobernador de Michoacán (1980-86).

Buscó la candidatura presidencial priísta para el sexenio 1988-94 y, al no obtenerla, se fue del PRI para convertirse en el candidato presidencial del Frente Democrático Nacional (FDN), conformado por los partidos PARM, PPS, PFCRN, PSD, PV y MAS.






Después de la elección presidencial del 6 de julio de 1988, que el PRI ganó probablemente mediante un fraude, Cárdenas fundó el PRD en 1989.
Dueño y señor del PRD, fue candidato presidencial por ese partido en 1994 y perdió frente al priísta Ernesto Zedillo. En julio de 1997 ganó la elección que lo convirtió en el primer jefe de gobierno del DF. Finalmente, en 2000, quedó en tercer lugar en la elección presidencial en que triunfó el panista Vicente Fox.
En 2005, cuando todavía era el mandamás del PRD, anunció que buscaría nuevamente la candidatura perredista a la presidencia de México. Entonces dijo: “Creo que soy la única posibilidad que existe en la izquierda de construir una mayoría política en torno de mi candidatura”.
Desafortunadamente para él, ese año los perredistas decidieron encumbrar a un nuevo caudillo, el también expriísta Andrés Manuel López Obrador, quien como militante del PRI había sido: delegado del Instituto Nacional Indigenista en Tabasco (1977-82), presidente del PRI en Tabasco (1983) y director de Promoción Social del Instituto Nacional de Protección al Consumidor (1984-88).
AMLO abandonó al PRI en 1988 para unirse al FDN que lo hizo candidato a la gubernatura de Tabasco, perdiendo la elección ante el priísta Salvador Neme. En 1994 fue el candidato del PRD a la misma gubernatura, la cual ganó el priísta Roberto Madrazo. De 1996 a 1999 fue presidente nacional del PRD, siempre bajo la tutela y guía de Cuauhtémoc.
En 2000 logró ser candidato perredista a la jefatura de gobierno del DF. Pese a no estar avecindado en la Ciudad de México, nadie impugnó su candidatura y en julio de ese año ganó la elección con 34.5 por ciento de los votos, contra 33.4 por ciento que obtuvo Santiago Creel del PAN.
En 2005 derrocó a Cárdenas, se convirtió en el nuevo caudillo del PRD y candidato presidencial para la elección del año siguiente, la cual perdió por un muy estrecho margen frente al panista Felipe Calderón. Nuevamente fue el candidato presidencial perredista en 2012, quedando detrás del priísta Enrique Peña Nieto.
El 9 de septiembre de 2012 anunció su separación del PRD para formar un nuevo partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Desde entonces hasta hace algunas semanas los dirigentes del PRD no sólo festejaron su salida de ese partido sino que lo han criticado en innumerables ocasiones. Estos dirigentes son a su vez los caudillos de una de las tribus que conforman al PRD y lo apoyaron mientras les convino.
Con la salida de López Obrador el PRD se quedó sin un líder carismático. Cárdenas, a sus casi 80 años de edad ya no tiene la fuerza para volver a serlo. Además, muchos de los que lo mandaron al diablo en 2005 difícilmente lo aceptarían de nuevo.
Este es el PRD de hoy. Dirigido por unos políticos grises incapaces de inspirar a las masas como en su momento lo hicieron el michoacano y el tabasqueño.
Este es el partido al que López Obrador mandó al diablo ayer cuando rechazó participar en la “megamarcha” que hoy se realizará en el DF para protestar contra las reformas constitucionales aprobadas por el Congreso y la mayoría de los congresos estatales.
Este es el partido que durante 23 años obedeció a caudillos y que hoy, para su desgracia, carece de uno capaz de dirigirlo y atraer multitudes.

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