¿Cambios en el gabinete? Por ahora, como un ajuste general, no. Relevos en las próximas semanas en alguna secretaría de Estado o una paraestatal son probables, pero no como diseño, sino porque el tiempo de gracia que les dio el presidente Enrique Peña Nieto, se les está agotando. El jueves pasado, cuando en varios medios circulaban desde temprano listas de los nuevos secretarios para esa noche, el Presidente reiteró su confianza en Los Pinos al gabinete ampliado. Les dio tareas, giró instrucciones, e indirectamente esbozó que su gabinete será de tres tiempos.
Para un Presidente que gobierna por libreto, muy similar al método que estableció como gobernador en el estado de México, un gabinete de tres tiempos sí difiere a lo que hizo en su anterior cargo, donde mostró que no es dado a cambiar fácilmente de gabinete. Como gobernador en el estado de México sustituyó a Mireille Rocatti como secretaria de Medio Ambiente, muy pronto en el sexenio porque demostró ser incompetente; al almirante Wilfrido Robledo, secretario de Seguridad Pública, lo relevó para paliar el costo político por el uso de la fuerza contra comuneros en San Salvador Atenco; y al procurador Alberto Bazbaz, lo cambió por el manejo del caso de la desaparición y muerte de la niña Paulette. El resto de los ajustes fueron en función de sus intereses políticos, preparando la elección de su sustituto.
No será así en esta ocasión. En su reunión de fin de año con los reporteros asignados a la cobertura de la Presidencia, le preguntaron a sobre los cambios en el gabinete. Peña Nieto dijo que sólo si alguno estuviera cansado lo sustituiría. Jugó con los periodistas. Peña Nieto no es Vicente Fox, a quien sus secretarios le renunciaban cuando querían, ni Felipe Calderón, que prefirió administrar las pugnas en su gabinete que resolverlas. La disciplina del gabinete peñista refleja un sentido de autoridad presidencial distinto.
A él no le renunciará nadie por sentirse cansado o porque se enoja con las decisiones presidenciales, como le sucedió a Fox. Se irán en el momento que él decida. Hace unos días, ante una broma a uno de los secretarios más exitosos de porqué no exigía más días de vacaciones, respondió: “Que tal si me las dan permanentemente”. No será su caso, pero sí el de algunos colegas. Colaboradores del Presidente dan por descontado que serán tres los relevos que habrá en el gabinete.
El primer tiempo, de acuerdo con los funcionarios, durará máximo un año y medio, y se dará con aquellos miembros del gabinete ampliado que, o efectivamente están cansados –el Presidente tiene una idea clara de quiénes son-, o que estuvieron lejos de las expectativas. Se ubica en esta lista a tres, por ahora. El segundo tiempo, dicen, concluirá en 2014, donde algunos de los secretarios más desgastados por las reformas, podrán ser sustituidos. El tercer tiempo está vinculado directamente a preparar la sucesiónpresidencial.
Los colaboradores del Presidente sólo ven a un secretario en estos momentos, incluido en la lista del segundo tiempo. La lista del tercer tiempo, por ahora, sólo se podría plantear a nivel de hipótesis, porque dependerá de varios factores, como su eficiencia en el cargo que ocupan, los resultados tras la aplicación de las reformas, qué tipo de candidato presidencial vería el PRI luego de ver qué tipo de mandato le dan a Peña Nieto en las elecciones intermedias del próximo año, y cuáles serían los posibles contendientes.
En este mapa de navegación existen las externalidades, aquello que estaba fuera de lo previsto y que requiere ajustes excepcionales ante situaciones excepcionales. Las externalidades no forman parte de los tres tiempos del gabinete, por lo que sus tiempos corren en forma paralela. Cómo evalúa el Presidente estas situaciones es un misterio para la opinión pública. En el estado de México ajustó cuando se convirtieron en un problema para él, como en el caso del almirante Robledo o de Bazbaz, pero en Los Pinos ha mostrado una mayor tolerancia ante las fallas en su equipo.
Actualmente, aunque los mayores errores se han dado por cuenta de algunos de los funcionarios más cercanos a él, no figuran dentro de ningún escenario de relevos en los dos primeros tiempos del gabinete. Para ellos ha habido gracia total, porque en el diseño de un gabinete de tres tiempos, su momento de moverse está previsto hasta la preparación del 2018. Las externalidades, sin embargo, alteran cualquier mapa de navegación. Sobretodo si no se atienden para poder garantizar con cambios fuera de programa, que el diseño trazado pueda mantener sus objetivos.
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