Al referirse al depravado sacerdote, los LC anotan lo siguiente: “Nuestro fundador falleció en 2008 y suplicamos para él la misericordia de Dios. Al mismo tiempo queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros. Nos resulta incomprensible la incoherencia de seguirse presentando durante décadas como sacerdote y testigo de la fe mientras ocultaba estas conductas inmorales. Todo esto lo reprobamos firmemente. Nos apena que muchas víctimas y personas afectadas hayan esperado en vano una petición de perdón y de reconciliación por parte del padre Maciel y hoy queremos hacerla nosotros, expresando nuestra solidaridad con todas ellas… hoy reconocemos con tristeza la incapacidad inicial de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas del padre Maciel, el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas. Pedimos perdón por estas deficiencias que han aumentado el dolor y desconcierto de muchos… La ayuda de la Santa Sede fue imprescindible para descubrir cómo la personalidad y el modo de actuar del padre Maciel estaban afectando a nuestra congregación religiosa”.
Para mí, el perdón solicitado por los LC es insuficiente.
En primer lugar, porque tratan de suavizar los delitos cometidos por Maciel al calificarlos como “comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales” y no como lo que fueron: crímenes gravísimos y socialmente repudiados cometidos por un adulto plenamente consciente de sus actos.
Entre los “comportamientos inmorales” del depravado Maciel: abuso sexual de niños, entre ellos dos de los varios hijos que tuvo secretamente; abuso sexual de seminaristas adolescentes que confiaron en él más que en sus propios padres; encubrimiento de quién sabe cuántos casos de abuso y violación de menores cometidos en escuelas propiedad de los LC, entre ellos el Instituto Cumbres y el Colegio Oxford, ambos en la Ciudad de México.
En lo que al Cumbres se refiere, en 1982 escribí en las páginas del diario defeño El Universal y el semanario Impacto el caso de un prefecto de primaria, apodado El Güicho, que abusó sexualmente de poco más de una docena de niños de entre seis y siete años de edad y de cómo dicho crimen fue encubierto por uno de los directores de la escuela, el legionario Eduardo Lucatero, quien ayudó al criminal a escapar. A raíz de la publicación de mis artículos, El Güicho fue capturado, juzgado y declarado culpable. Fue a la cárcel y ahí lo mataron, se dice que por órdenes de alguno de los padres de sus víctimas.
¿Y Lucatero? Pues sus superiores usaron sus influencias para que no le tocaran un pelo, fue enviado a la Universidad Anáhuac del Sur. Después, de acuerdo a algunos reportes, disfrutaba del buen clima de Chetumal, en donde estaba asignado a la prelatura que ahí tienen los LC.
En su solicitud de perdón, los LC reconocen “con tristeza la incapacidad inicial de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas del P. Maciel, el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas”.
¿Incapacidad inicial? Desde la década de los 40, cuando fundó la congregación, Maciel fue acusado de abusar sexualmente de sus seminaristas. El caso del Cumbres lo denuncié en 1982. Eso no es incapacidad y menos inicial, los LC hicieron caso omiso de las acusaciones y por lo mismo se convirtieron, si no en cómplices, sí en encubridores de los crímenes, que no “comportamientos”, de su fundador. Por lo tanto también tienen una responsabilidad criminal por los delitos de su examado fundador.
Dicen los LC que la Santa Sede los ayudo a “descubrir cómo la personalidad y el modo de actuar del padre Maciel estaban afectando a su congregación religiosa”. Si realmente necesitaron que el Vaticano los ayudara, los LC son ingenuos o tontos, porque muchos sabíamos desde hace años qué tipo de individuo era su fundador.
Por estas razones y muchas más, creo que la solicitud de perdón de los LC es insuficiente y, muy probablemente, hipócrita.
El texto completo del documento puede verse en http://legrc.org/regnum_db/archivosWord_db/nprensamens20140206esp2.pdf
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