sábado, 8 de febrero de 2014

Francisco Martín Moreno - Peña y Castro: la foto



Por supuesto que agrede a la vista ver al presidente Peña Nieto retratado al lado de un tirano como Fidel Castro. 
Son bien conocidas sus relaciones secretas con Washington mientras se encontraba en la Sierra Maestra para derrocar a Fulgencio Batista. Es evidente que tiempo después, en buena parte por culpa de Eisenhower, Castro traicionó a quienes lo habían apoyado desde el exterior, así como traicionó a millones de cubanos haciéndoles creer que él era un enemigo recalcitrante del comunismo. Ahí están para la historia sus declaraciones y su conducta. 
Por si fuera poco, Castro ya cumplió 54 años en el poder convirtiéndose en uno de los dictadores que más han permanecido en el cargo a sangre y fuego. 





¿Qué tal las purgas mediante las cuales fusiló a cientos de cubanos de convicciones liberales? ¿Qué tal las cárceles clandestinas en donde se torturaba a todas aquellas personas que “pensaban peligroso”? ¿Qué tal la policía secreta de Fidel que a través de la operación pinza sacó del tejido social a todas aquellas personas inconvenientes a la dictadura? 
¿Qué tal la patraña recurrente para tratar de engañar al mundo con elecciones manipuladas para tratar de exhibir una democracia inexistente? ¿Qué tal la supresión de la libertad de expresión y la cancelación de los más elementales derechos humanos? 
¿Qué tal la catástrofe de la economía cubana de la que Castro culpa al bloqueo comercial norteamericano mientras los escasos productos de exportación cubana se pueden encontrar en el resto del mundo? ¿Cuál bloqueo? 
¿De qué les ha servido a los cubanos acabar con el analfabetismo si solo pueden leer la vida de Martí, la de los Castro y la de su madre…? 
Imposible olvidar las palabras de Castro cuando protestó porque Cuba se había convertido en un prostíbulo de los Estados Unidos durante los años de Batista cuando ahora Cuba es el prostíbulo del mundo.
Es evidente que a una buena parte de los mexicanos les irritó ver a su presidente retratado al lado de un tirano, de la misma manera que disgustó el hecho de que Peña Nieto se refiriera a él, a un asesino de la democracia y de los más elementales valores políticos y civiles, como un “líder moral y político”. Sin embargo, de cara a la opinión pública de izquierda, bien valdría la pena precisar que dicha fotografía era para consumo doméstico. Resulta imposible ignorar que a pesar de la patética realidad política y social del castrismo, en México se cuentan por cientos de miles a las personas que estarían dispuestas a clamar y aplaudir a Castro hasta perder la voz. 
La fotografía de Peña Nieto con Castro, tenía por objetivo ganar la simpatía de sectores fanáticos y suicidas que quisieran instalar en México un sistema intolerante regresivo como el castrista. 
Aunque parezca del género absurdo, en México podrían existir millones de personas que votarían por la instalación de una dictadura en la que no existieran garantías individuales ni tribunales propios de un Estado de derecho que en el caso cubano se regula por los estados de ánimo del comandante Castro.  
Es evidente que el discurso de Castro solo puede permear entre las masas ignorantes y desesperadas que todavía no han padecido los horrores que se viven en la isla más grande de las Antillas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.