+Phil Jordan les arruinó la fiesta
+”Chapo” preso… Caro libre
Dos escenarios mancharon, a querer o no, al gobierno de Peña Nieto tras la captura del “Chapo” Guzmán. Primero, la declaración de que el jefe del Cártel de Sinaloa financió la campaña presidencial del priista. Segundo, la posibilidad de que Rafael Caro Quintero tome las riendas -en una revancha histórica-, de la organización criminal del “Chapo”.
Más allá de hipótesis y leyendas, son dos planteamientos públicos que están en el tapete de las discusiones y, por lo tanto, no deben ser ignorados. Al contrario: hay que transparentarlos.
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Phil Jordan no fue un empleado menor, ni un simple mensajero de la DEA. Fue, nada menos, que el Director de Inteligencia de la Agencia Antidrogas estadounidense. Un cargo de alto nivel. Sabe y mucho. Y cuando acusa, lo hace frontal y sin dobleces:
“Nunca pensaba que con el PRI lo iban a arrestar, porque “Chapo” Guzmán metió mucho dinero a la campaña de Peña Nieto, así es que me sorprendió cuando lo arrestaron en Mazatlán…”, le dijo Jordan a la cadena Univisión.
Pero fue más allá, al señalar que se documentó que tanto “El Chapo” como Caro Quintero, daban dinero a los candidatos, incluido Peña Nieto.
¿Qué pasó entre el PRI y “El Chapo”? Pasó algo mal… cuando Chapo les estaba pagando miles de millones de dólares para que no lo tocaran, así como pago también millones de dólares (al PAN) para que lo dejaran salir la última vez. “Chapo” tiene todo el dinero del mundo…”.
Ojo: Jordan –quién laboró durante 30 años en la DEA y fue compañero de trabajo de Enrique “Kiki” Camarena, el agente asesinado en 1985 por órdenes de Rafael Caro Quintero-, utiliza el término “se documentó”. Es decir: hay pruebas, documentos, testimonios que respaldarían su versión. ¿Se atreverá el gobierno de Peña Nieto a refutarlo o a desmentirlo? Tal vez no, aplicando la estrategia peñista de “dejar hacer, dejar pasar”, y no responder a ataques contra el Presidente.
Lo cierto, es que las declaraciones de Jordan son graves: el jefe del narcotráfico en México financió parte de la campaña del futuro Presidente. ¿Qué tal?
Habría que ver qué pruebas tiene Jordan en sus archivos. Qué fue -como él lo dice-, lo que “se documentó”.
Por lo pronto, la duda asoma sobre la conexión “Chapo” Guzmán-Peña Nieto.
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Washington enfureció con la liberación de Caro Quintero durante los primeros días de agosto de 2013, y de inmediato puso en entredicho la voluntad del gobierno peñista para combatir al narcotráfico en México. Hoy, Caro sigue libre.
Pero hay un detalle más que revelador.
Según el periodista Carlos Loret de Mola en su columna “Historias de reportero” ayer en El Universal, durante su traslado a la ciudad de México, le hicieron una serie de preguntas al Chapo Guzmán.
“Le preguntaron sobre Rafael Caro Quintero. Reveló que cuando salió de la cárcel (Caro) se juntó a comer con él en la sierra. Estuvieron como una hora. Explicó a los funcionarios de la Marina y la PGR que Caro no tiene interés en regresar al negocio de la droga, que está enfermo, viejo y con la certeza de que ya pagó sus culpas…”.
Difícil creer esta versión del “Chapo”.
Caro Quintero tiene 62 años de edad. Ya es mayor, pero no un anciano. Y por supuesto que de tomar las riendas del Cártel de Sinaloa, no lo haría con el fusil en la mano -que seguramente aún se le da-, sino que sería el cerebro de la organización. Tiempo le queda.
Hasta hoy, no hay reporte confiable de que Caro Quintero esté enfermo, como lo dice “El Chapo”.
Y lo más importante: ¿acaso “El Chapo” -un hombre inteligente, sin duda-, diría a los marinos y federales que Caro Quintero realmente quedaría en su lugar? Obvio no. Es despistar al enemigo.
La posibilidad allí está.
Héctor Berréllez, jefe del grupo que investigó el secuestro y asesinato de Camarena, sostuvo:
“Ahora va a reinar como capo de capos Caro Quintero… tomará el lugar del “Chapo” Guzmán”, declaró a la agencia de noticias EFE.
Y más: Berréllez aseguró que la captura del “Chapo” Guzmán está vinculada con la salida de prisión de Caro Quintero.
“Él (Chapo) sabía que lo iban a arrestar porque siempre traía como 200 hombres protegiéndolo, incluyendo militares. Y como se decidió que “Chapo” Guzmán, por sus tendencias tan violentas, ya no iba a ser protegido, pues le dijeron: o entras a la cárcel o vas a morir porque te vamos a quitar toda le escolta”, señaló el ex agente de la DEA.
El Chapo preso… pero Caro Quintero libre.
Ahí el dilema.
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Nadie duda del alto impacto mediático favorable al gobierno de Enrique Peña Nieto al ser capturado Joaquín Guzmán Loera. Es cierto. Pero también lo es que las declaraciones de Phil Jordan enturbian el entorno en el gobierno mexicano tras la caída del “Chapo”.
Y qué decir de esa comida “Chapo” Guzmán-Caro Quintero. ¿De qué hablaron? Ni modo que se hayan juntado para contarse chistes del perro Guarumo o reírse de los últimos chismes de Ninel Conde o de la “traición” de Carlos Vela.
Allí está la posibilidad. Allí la conexión.
CALÍGULA: ¿TRATA O SECUESTRO DE LA PGJDF? A raíz del caso Heaven, la Procuraduría de Justicia capitalina, a cargo de Rodolfo Ríos, emprendió una “cacería de brujas” en contra de los antros del DF sin ninguna investigación rigurosa, carente de veracidad, manipulada y, sobre todo, bajo el sello de la casa: la fabricación de culpables, especialidad desde los tiempos de Mancera y ahora con Ríos. A esta Red Pública llega un video del reciente “operativo contra la trata” en el “Calígula” de Insurgentes Sur, donde una mujer de chamarra negra que se niega a identificar (lo cual es ilegal), arrincona a las bailarinas en su camerino, y las amenaza con llevárselas detenidas. “Nosotras decimos que aquí no pasa nada… no nos vamos de aquí”, le explican las bailarinas a la enviada –suponemos- de Juana Camila Bautista, Fiscal para el Delito de Trata, quien se encontraba afuera del bar. “Pero díganmelo por escrito”, replicaba la mujer de chamarra negra, en evidente actitud amenazante. “La señora no se identifica…”, le reprochan las bailarinas, y la mujer se abalanza en contra de ellas para arrebatarles el celular con el cual la graban. A pesar de ello, las bailarinas fueron subidas por la fuerza a las camionetas, no obstante que declaraban a las autoridades que estaban allí por su voluntad. ¿Trata o secuestro oficial para fabricar delitos? Primero: nadie puede ser molestado para ser llevado ante una autoridad sin orden expresa de un Juez, como lo marcan los artículos 14 y 16 Constitucionales, sobre todo si la persona afectada declara estar en un lugar por voluntad propia. La mujer enchamarrada jamás presentó ningún documento. Segundo: ya sabemos todos cómo actúan en la PGJDF: bajo amenazas: “o firmas o te vas a la cárcel”. Tercero: Juana Camila es una mentirosa. ¿Por qué? Porque al ser entrevistada afirma que las bailarinas “son aleccionadas por los abogados”. ¿Cuáles abogados Juana? Ni siquiera allí estaban. Lo que las mujeres decían – y así se escucha en el video-, es que en ese lugar no estaba pasando nada ilegal con ellas –ojo: con ellas-, y aun así se las llevaron detenidas para ser acusadas, posteriormente, de “cómplices”. ¿De cómplices de qué? ¿De un operativo a todas luces manipulado, sin agentes que se identifiquen y haciendo detenciones ilegales? Incluso hay tres consignadas al Reclusorio, por el único delito de no querer cooperar con la Procuraduría. Una cosa es la lucha contra la trata de mujeres, algo en lo que en esta columna siempre estaremos a favor cuando sean investigaciones serias, y otra cosa es cerrar los ojos ante una ilegalidad cometida por la PGJDF, por Juana y por sus agentes: la fabricación de un delito a costa de la amenaza y del terror. Seguiremos el caso.
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