México es un país surrealista y a veces la realidad supera la ficción, aunque en ocasiones la ficción es superada por una especie de realidad paralela.
Un claro ejemplo de ello, es la nueva portada de la revista Time en donde aparece Enrique Peña Nieto como “el salvador” de México bajo el título “Saving Mexico”. El número ha generado todo tipo de burlas y memes en redes sociales.
La redacción del texto escrito por Michael Crowley es verdaderamente asombrosa y el enfoque es favorable al actual inquilino de Los Pinos. Es sorprendente que un periodista con el curriculum del señor Crowley graduado en la Universidad de Yale y reportero además de grandes medios como The New York Times o The Atlantic, se haya prestado para escribir semejante publireportaje, disfrazado de “rigor” y “objetividad”.
No es la primera vez que un medio con “prestigio probado” se presta a publicar auténticos textos propagandísticos a cambio de jugosos “convenios de publicidad”. En el recuerdo están las entrevistas a modo realizadas por el periódico “El País” y sus reportajes contando las “bondades” del presidente en turno. Sin importar el partido, primero aplaudieron a Felipe Calderón y luego a Peña Nieto en textos vergonzosos incluidos en la hemeroteca de la ignominia periodística internacional que cubre nuestro país. Esa misma estrategia la hemos visto estupefactos en medios como “Financial Times” o incluso la propia revista “The Economist”, al igual que ahora presenciamos la ridícula portada de “Time”.
No es la primera vez que un medio con “prestigio probado” se presta a publicar auténticos textos propagandísticos a cambio de jugosos “convenios de publicidad”. En el recuerdo están las entrevistas a modo realizadas por el periódico “El País” y sus reportajes contando las “bondades” del presidente en turno. Sin importar el partido, primero aplaudieron a Felipe Calderón y luego a Peña Nieto en textos vergonzosos incluidos en la hemeroteca de la ignominia periodística internacional que cubre nuestro país. Esa misma estrategia la hemos visto estupefactos en medios como “Financial Times” o incluso la propia revista “The Economist”, al igual que ahora presenciamos la ridícula portada de “Time”.
Crowley entrevista a Peña Nieto y también a sus secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Hacienda, Luis Videgaray. Lo que escribe no solo supera la ficción, sino que refleja una realidad paralela de un mundo paralelo que obviamente no es México. Para empezar, el periodista intenta presentarlo como un “súper héroe” capaz de “salvar” al país. “Siendo ya las 9, en una noche de febrero, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto aún se encontraba trabajando en Los Pinos, su residencia oficial de la Ciudad de México, donde soldados camuflados equipados con rifles de asalto hacían guardia afuera. Para el presidente de 47 años, era un recordatorio de que la presidencia es un asunto peligrosamente serio, especialmente en este importante momento de la historia mexicana”…
El reportero de Time quiere convencernos de que nuestro presidente es más que un súper héroe, y nos lo presenta como un hombre capaz de llevar a México a la prosperidad gracias a sus polémicas reformas: “Ahora, los aplausos van remplazando a las lágrimas. Después de un año en el cargo, Peña Nieto ha logrado que se apruebe el paquete más ambicioso de reformas políticas, sociales y económicas de que se tenga memoria. Las fuerzas económicas globales también han influido en la dirección que toma el país. Agreguemos a eso la apertura de las reservas mexicanas de petróleo por vez primera en 75 años, y los inversores han comenzado a creer en la solidez del peso”.
Crowley se encarga de que el lector sepa que Peña Nieto es guapo y que por tanto ese aspecto es significativo: “A las ambiciosas promesas se le sumó el brillo del célebre aspecto del candidato. Los mítines de campaña estaban a veces impregnados de una sutil carga sexual. O no tanto: “Peña Nieto, bombón, te quiero en mi colchón”, arengaban las mujeres”.
Para el reportero el hecho de que Peña Nieto carezca de acervo cultural de lectura no es importante: “Aún después de que se anunció el Pacto, algunos observadores dudaban que el sistema político mexicano pudiese dar resultados. Pero lo que Peña Nieto no tiene en erudición literaria, lo compensa en habilidad política. Lo asisten un grupo de jóvenes tecnócratas, muchos con posgrados en el extranjero, que juntos le dieron decididamente un nuevo rostro a una maquinaria priísta muy vieja y muy despreciada”.
El retrato escrito por Crowley sobre Peña Nieto exagera las cualidades del inquilino de Los Pinos y pondera en exceso sus supuestos “aciertos” durante su corto gobierno. De hecho, se empeña en ofrecer una imagen de un país que “resurge”.
No hay ninguna referencia del reportero sobre el pasado reciente de nuestro país. No menciona los 100 mil muertos, saldo de la guerra de Felipe Calderón, pero tampoco los 15 mil ejecutados en el primer año de gobierno de Peña Nieto. Tampoco se refiere al desastre de país que tenemos sobre derechos humanos y mucho menos menciona los crímenes del Estado: la tortura, las miles de desapariciones forzadas o las decenas de ejecuciones extrajudiciales cometidos por nuestras honorables fuerzas armadas: el Ejército y la Marina.
Esa realidad, Crowley prefiere ignorarla o al menos no mencionarla. Tal vez porque su historia tiene un enfoque económico. Sin embargo, tampoco menciona que en México la pobreza ha aumentado de manera vertiginosa. No dice que la mitad de la población es pobre, ni que 28 millones de ellos son “pobres alimenticios”, gente que no tiene que comer.
Por supuesto, no se refiere al alto rezago de salarios que padecen los trabajadores mexicanos, quienes sobreviven con sueldos de hambre de apenas 4 dólares diarios. Ni tampoco menciona el desastre que significa para la población, cada una de las reformas peñistas.
Es extraño porque en el tema de seguridad, el reportero de Time pretende hacernos creer que hay un antes y un después con respecto al sexenio pasado y prefiere no mencionar que la violencia y la inseguridad siguen generando miles de crímenes cada mes: secuestros, ejecuciones, desapariciones. Nada ha cambiado, pero bajo el cristal de esta importante revista “México resurge” en términos positivos.
La imagen de México en “Alicia en el país de las maravillas” de un país en crecimiento lleno de “optimismo en el futuro”, que venderá Time a sus lectores en su próximo número del 24 de febrero, es una imagen falsa, manipulada y obviamente, un insulto para los mexicanos.
Crowley se defiende de sus detractores y dice que no ha recibido soborno alguno por su texto, pero en el portal EnLaPolitika.com tuvieron acceso a una información importante obtenida por medio del reporte de la Dirección General de Normatividad de Comunicación sobre los programas y las campañas de comunicación social y publicidad del gobierno federal para el ejercicio fiscal Enero-Octubre de 2013, y descubrieron que la empresa “Time Warner” (Time Inc.) propietaria de la revista Time Magazine, recibió dos pagos por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto que suman un total de 576 mil pesos.
No sabemos cuanto dinero ha recibido desde entonces y hasta ahora además de ese medio millón de pesos, pero resulta interesante ver que la inversión del señor Peña Nieto en esta importante revista empieza a ver sus frutos.
A diferencia de hace un par de décadas, ahora los mexicanos tenemos acceso a las redes sociales y a una isla de libertad que se llama Internet, y por tanto, no nos chupamos el dedo como para tragarnos un publirreportaje como “información rigurosa”.
“Time” debería de empezar a reconsiderar su línea editorial por encima de sus negocios, particularmente por respeto a sus lectores y en especial, para evitar terminar en la lista de los pasquines internacionales y su cobertura grotescamente propagandística de un México irreal.
@SanjuanaMtz
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