viernes, 28 de marzo de 2014

Martín Moreno - Morelos: el paraíso perdido

Cuando el gobernador Graco Ramírez prometió “dar resultados en 18 meses” para disminuir la presencia del crimen organizado en Morelos, una de dos: o mintió, o no sabía a lo que en realidad se enfrentaba: un estado sometido por el narcotráfico y el secuestro, con policías en las nóminas de la criminalidad y con una población arrodillada por el miedo.

Dentro de unos días —en abril— se cumplirá ese plazo fatal fijado por el propio Graco, un político de izquierda, fundador del PRD y que, en el ánimo de ser justos, heredó una entidad de pésimos gobiernos señalados inclusive de solapamiento y complicidad con el narco: los de los panistas Sergio Estrada Cajigal y de Marco Antonio Adame.



Sin embargo, al cumplirse esos 18 meses de su gobierno, Graco Ramírez no sólo ha sido incapaz de revertir la situación de alta peligrosidad en el estado, sino que en año y medio Morelos se ubica ya entre los primeros y vergonzosos lugares de secuestro, ejecuciones y ciudades y municipios tomados bajo control por el crimen organizado.

Morelos es, hoy por hoy, uno de los estados más inseguros del país: al cierre de 2013 el homicidio se incrementó de 30 a 77 por cada 100 mil habitantes, y la impunidad creció de 77 a 94% (9.5 de cada diez homicidios no son sentenciados, revela el Institute for Economics and Peace).

Morelos es la entidad con más secuestros per cápita del país, situación que se agravó durante el primer año del gobierno de Graco Ramírez, de acuerdo con Control Risks. Y al cierre del año pasado hubo 237 plagios, la segunda cifra más alta a nivel nacional, sólo superada por el Estado de México. (Fuente: Organización Alto al Secuestro).

De acuerdo con informes llegados a esta columna, en poblaciones ubicadas al sur del estado: Temixco, Zacatepec, Jojutla, Miacatlán, Alpuyeca y la franja fronteriza con Guerrero se ha perdido el control. El grupo criminal Guerreros Unidos mantiene, en esos rumbos, la hegemonía.

En Cuautla —junto con Cuernavaca, lugares tradicionales para descansar y de los principales puntos turísticos del país—, sobre avenida Insurgentes, la principal de la ciudad, prácticamente todos los comercios y negocios pagan extorsión. El llamado “derecho de piso”.

Tetela del Volcán, Yecapixtla —cuna de la sabrosa y famosa cecina— y Ocuituco están bajo el control de los remanentes de La Familia Michoacana.

El alcalde de Yautepec, Agustín Alonso, ya solicitó ayuda a mandos federales para enfrentar la presencia de grupos del narcotráfico. “Ya no puedo”, advierte el edil. Los secuestros se han multiplicado.

El presidente municipal de Puente de Ixtla, Julio Espín Navarrete, así como su secretaria de Seguridad Pública, Adela Manzanares Alonso, han recibido amenazas de muerte por presuntamente integrantes del crimen organizado. Inclusive, Espín ha reconocido que sus policías están cooptadas por la criminalidad.

Cuernavaca se cuece aparte.

Desde la muerte de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, en diciembre de 2009, la plaza quedó a la deriva, ya que los Beltrán la controlaban. La joya de la corona en Morelos es, hoy, disputada por Los Zetas, Los Caballeros Templarios y Guerreros Unidos. La lucha es cruenta y brutal.

Cuernavaca —la ciudad de la eterna primavera, hoy convertida en la ciudad de la eterna inseguridad— ya se ubica entre las 50 más violentas del mundo, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.

Las nueve ciudades mexicanas que repuntan entre las 50 más violentas a nivel mundial son: Acapulco, Culiacán, Torreón, Chihuahua, Ciudad Victoria, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Tijuana y Cuernavaca.

En las últimas semanas se han registrado entre uno y dos asaltos diarios en restaurantes de alto nivel. El modus operandi de estos atracos es utilizar motos.

¿Cuál ha sido la respuesta del gobernador Graco Ramírez?

Negarse a recibir ayuda federal como en el caso de Michoacán.

“No soy mago para arreglar las cosas de la noche a la mañana”, ha dicho.

Es cierto. Pero los morelenses no necesitan de magos o de hechiceros. Requieren de un gobernador eficaz, con estrategia —hoy se carece de ella— para enfrentar el poder cada vez más avasallador de los cárteles del narcotráfico que se disputan Cuernavaca y el resto de las ciudades del estado.

Ni los morelenses ni el país merecen que Morelos esté arrodillado ante la criminalidad.

Inadmisible resulta que Morelos, junto con Guerrero, Edomex, Sinaloa, Michoacán y Chihuahua encabecen la lista de la vergüenza al ubicarse como líderes de la violencia en México.

Morelos y la inseguridad.

Morelos y sus fracasos: desde Jorge Carrillo Olea, Estrada Cajigal, Adame y, hoy, Graco Ramírez.

Morelos y la desgracia.

fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/martin-moreno/2014/03/28/951001

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