domingo, 2 de marzo de 2014

Rafael Loret de Mola - Dividir para vencer

Durante los últimos meses fue evidente que morena, y su icono fundacional, Andrés Manuel López Obrador, con el intervalo al que le obligó un infarto al miocardio el 4 de diciembre pasado, hicieron un esfuerzo descomunal para cumplir los requisitos exigidos por el desahuciado Instituto Federal Electoral para el registro de nuevos partidos políticos; celebraron asambleas, compilaron firmas y apoyos; reunieron la papelería requerida y sus dirigentes se presentaron para explicar que querían seguir las reglas del juego a pesar de su desconfianza en las instituciones, incluyendo el traspaso hacia un nuevo organismo nombrado Instituto Nacional de Elecciones con objetivos similares y supuestos nuevos candados para evitar lo que el IFE negó que se diera en 2012, precisamente el derroche económico y la compra-venta de sufragios a partir de repartos de despensas, monederos electrónicos y pagos en efectivo.

Claro, sobre esto último aún faltan las “leyes secundarias” sobre la reforma política aprobada en lo general.







Es como un dulce que se condiciona a un niño.

Así nos ven en las alturas, esto es como párvulos, que debemos permanecer silenciosos y sin enfadarnos, manipulables y deficientes mentales, negando así la inteligencia de cuantos conformamos la comunidad nacional. 

Y precisamente por ello, casi a hurtadillas, pasando por las madrugadas por las redacciones –esto es cuando las ediciones ya están en proceso de impresión-, aparecieron, de pronto, dos nuevas opciones partidistas, cargadas a la derecha, sin que se supiera de antemano sobre asambleas o afiliaciones; esto es, casi como un milagro, bien patrocinado con el dinero que el gobierno estadounidense “bendice” a las sectas dispuestas, entre otras cosas, a arrancarnos nuestro nacionalismo negando utilidad, por ejemplo, a rendir honores al Lábaro Patrio. Una operación lenta pero efectiva para el coloniaje religioso y la sumisión consiguiente.


¿Cómo lograron, sin hacer ruido, cooptar a tantos supuestos militantes en cada entidad del país si un dirigente conocido, como López Obrador, incluso debió repetir las reuniones en una decena de estados porque no alcanza el quórum requerido para darle validez a la presencia de su MORENA? ¿Alguno de ustedes, amables lectores, conoce el nombre de cualquiera de los dirigentes de los partidos en cierne, de Encuentro Social (PES, acaso como una rémora del símbolo de los primeros cristianos fonéticamente claro), y Frente Humanista. 

¡Ah!, por cierto, no se denomina la nueva fundación presentada por felipe calderón “del desarrollo humano sustentable”. 

¿No encontramos un hilo conductor por ahora discreta y tímidamente reflejado?

Pues, de ser así, ya sabemos, a ciencia cierta, para qué le sirvió al ex mandatario su falsa andadura “académica”: Supo mezclarse con elementos de tendencias cristianas como las que favorecen la expansión de los grupos iluminados, desde la muy desarrollada “Luz del Mundo” hasta minúsculas agrupaciones que van creciendo ante nuestros ojos a la misma facilidad como lo hicieron los nuevos partidos.

El verdadero poder, como he denominado a las agrupaciones que dominan el mundo, no está en México y es menester juntar los hilos, y a veces cargar las armas, para encontrarlo por allí muy cerca de donde suele deambular el “demócrata” Barack Obama listo a asestarnos un golpe mortal: La ley migratoria que enciende el ánimo de sus opositores, los republicanos, y aleja al vecino, moral e históricamente, de cualquier signo de amistad.

¡Pero cuántas sonrisas hipócritas al pie del Nevado de Toluca, muy cerquita de Atlacomulco, donde nació enrique peña nieto!

Valores entendidos, realidades incontrovertibles.

La izquierda, por la obcecación de Andrés Manuel López Obrador –bajo el alegato de que el PRD “se vendió” al firmar el Pacto por México, aunque éste haya nacido muerto por la ausencia de voluntad política superior y sin considerar que, en todo tiempo y lugar, es menester asegurar la gobernabilidad del país para hacerlo fuerte y no tan cruelmente vulnerable como ahora-, se divide cada vez más.

Desechados por el icono a cuantos sumaron con él sus dos primeras candidaturas a la Presidencia, incluso algunos escindidos del priísmo salinista como Manuel Camacho Solís –precisamente el autor intelectual de las “alianzas turbias”... y seguramente de la aparición de los “nuevos partidos-, tienen distintas opciones para escoger, en total cuatro con MORENA incorporado a las listas.

Y el dolor es mayor cada día ante la imposibilidad latente de ponerse de acuerdo por los rencores acumulados, algunos de ellos irreversibles. 

En cambio, la derecha sólo tiene, hasta hoy, una sola opción, el PAN, desde la pérdida del registro del Partido Demócrata Mexicano (PDM), formado desde el sinarquismo que fue convergencia de los radicales de la Cristiada y cuya vida fue efímera: de 1975 a 1997 cuando el “gallito colorado” dejó de kikiriquear porque, sencillamente, fue desplazado en las urnas hacia un gallinero vacío luego de haber rozado la victoria en algunos municipios de Guanajuato y Jalisco, precisamente los antiguos campos de batalla de los fanatismos encontrados, el de los jacobinos renegados por soberbia y el de los religiosos reacios a aceptar la autoridad del Estado.

¿Acaso el propósito es fraccionar igualmente a la derecha con el propósito de asegurar la continuidad del PRI a pesar del fracaso tras su retorno a Los Pinos? Es obvio, los partidos que apenas se dejan ver, con la complacencia oficial –misma que fue resistencia en el caso de MORENA que, malo o no, sí hizo públicos sus escrutinios-, tienen dos tendencias muy evidentes: Sus nexos con los Estados Unidos y la exaltación de la ultraderecha con el disfraz de una feligresía con ropajes de militancia política.

Con ello se rompe el cerco y se coloca a la Iglesia católica en posición incómoda, incluso para pensar en la vindicación del viejo Partido Católico que fue la semilla cuya cosecha, años después, recogió el PAN. 

Con lo anterior es posible plantear varios escenarios factibles, entre ellos el de una posible secesión del panismo a partir de la virulenta división interior en el mismo: por una parte quienes apoyan la continuidad de Gustavo Madero Muñoz y, por la otra, el aspirante que se pliega al grupo calderonista. 

Por cierto hay mercenarios de la pluma que insisten en que el ex mandatario “jamás” ha logrado hacer ganar a uno de los suyos la dirigencia de su partido; y se olvida, por obvias razones, los fracasos como presidentes del instituto de César Nava Vázquez y Germán Martínez Cázares, quienes fungieron como secretario privado y de la Función Pública, respectivamente, gracias a la cercanía personal y política con el mencionado usurpador.

La verdad histórica es irrefutable. Otra cosa es que no tuvieran el alcance, ninguno de los tres considerando a “jelipe”, los controles y el carisma necesarios para convertirse en verdaderos líderes. 

Nava Vázquez, por ejemplo, prefirió el dinero y los negocios que derivaron de la fortuna reunida a su paso como director jurídico de la hoy desdichada PEMEX. Los círculos se cierran de manera inevitable.

¡Cuántos engaños, cuántas traiciones! 

Web: http://www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/dividir-para-vencer-1393740536

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