De la mano, casi 7,000 personas. Formando una cadena humana desde Los Pinos hasta Televisa. Protestando contra una reforma en telecomunicaciones que traicionó lo prometido, lo pactado, lo anhelado. Defendiendo el derecho a una televisión más plural, más competitiva, con mejores contenidos y reglas. Reivindicando el derecho a exigir. A participar. A hablar y ser escuchados. A votar y ser representados. A vivir en un país donde nuestro gobierno promueva el interés público por encima de los intereses privados. A usar las banquetas como un lugar desde el cual se ejerce la ciudadanía plena y activa y demandante y pensante. A clamar y con razón: "Queremos escuelas, no más telenovelas".
No más noticieros en los que la publicidad política se vende como información. No más concesiones de un bien público -el espectro radioeléctrico- que se renuevan por 30 años cuando en las democracias funcionales duran de 5 a 8. No más órganos regulatorios sin independencia, sin autonomía, sin la capacidad de declarar la preponderancia de Televisa y Televisión Azteca e imponer regulación asimétrica para encararla. No más a las amarras que Televisa y TV Azteca le colocan a la libertad de expresión, negándose incluso a cubrir una cadena humana que las cuestiona. No más pantallas que recortan la realidad nacional para adecuarla a los intereses de quienes la controlan. No más desdén y falta de financiamiento a los medios públicos cuando se le otorgan tantos privilegios a los medios privados. No más leyes que se intentan pasar al vapor, doblegando al Senado, comprando conciencias, vendiendo candidaturas, encadenando a México al poder de medios que distorsionan la democracia e impiden su avance.
Porque tenemos derecho a aspirar a modelos comunicativos como el de la BBC inglesa, financiada con impuestos a quienes tienen una televisión, para asegurar su independencia y su calidad. Modelos guiados por el imperativo del valor público por encima de la ganancia de los accionistas. Con un balance adecuado entre objetivos comerciales, interés popular y servicio público. Con una lista de eventos de interés público que deben ser obligatoriamente transmitidos incluso por las cadenas privadas. Con lineamientos informativos para atender las necesidades de la población más vulnerable como indígenas, niños y discapacitados. La antítesis de lo que padecemos ahora: contenidos de baja calidad, de bajo costo de producción, con absoluto control editorial por parte de los dueños, sin la capacidad de producir y transmitir reportajes y documentales independientes rutinariamente, sin la pluralidad necesaria, sin la competencia suficiente. Una televisión que embrutece. Que adormece. Que subvierte los procesos democráticos de manera deliberada.
Porque tenemos derecho a expresarnos y caminar en las calles aledañas a Los Pinos que fueron bloqueadas con policía y vallas, como si fueran propiedad de Enrique Peña Nieto. Tenemos derecho a ver eventos trascendentes como la cadena humana reflejados en la pantalla y no censurados allí. Tenemos derecho a tuitear y comunicarnos libremente sin la supervisión de la Secretaría de Gobernación. Todos esos derechos ahora puestos en jaque por un gobierno que se dice modernizador pero emerge como censor; que se dice impulsor de la evolución cuando propicia la regresión; que en lugar de fomentar el debate recurre a la intimidación; que se jacta de reformas innovadoras pero propone algunas que atentan contra cada libertad que hemos venido reconquistando -a duras penas- desde hace dos décadas. El "nuevo" PRI recurriendo a las viejas prácticas.
Y por ello -como ciudadanos conscientes- tendremos en la mira a los miembros de las comisiones unidas que discutirán la reforma en telecomunicaciones y cuál será el sentido de su voto. Haremos marcaje personal a la senadora Graciela Ortiz González. Al senador Fernando Torres Graciano. Al senador Fernando Yunes Márquez. Al senador Manuel Cavazos Lerma. Al senador Javier Lozano Alarcón. A la senadora Iris Vianey Mendoza. Al senador Juan Gerardo Flores Ramírez. Al senador Marco Antonio Blásquez Salinas. Al senador Omar Fayad Meneses. A ellos y a otros, electos para representar a la ciudadanía que vota y no a los concesionarios que presionan. Electos para fomentar la conexión entre representantes y representados, no para acortar la distancia entre Televisa y Los Pinos. A ellos nos vamos a encadenar como lo hicimos a lo largo de Paseo de la Reforma. Mano con mano para hacer valer el derecho de todos a una mejor televisión. El derecho de todos a un mejor país.
Fuente http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=25407#ixzz30AjLCa9j
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