Hace unos días estuve en Morelia. Fui invitado por un grupo de organizaciones ciudadanas y empresarios. Por segunda ocasión en unos cuantos meses tuve la oportunidad de platicar largo con el comisionado Alfredo Castillo. Trataré de transmitir al lector lo que percibí de los anfitriones y algo -lo publicable- del difícil entramado en el que se mueve Castillo.
Lo primero fue enseñarnos, a Ciro Gómez Leyva y a mí, las muestras de pujanza económica de esa capital. Son sorprendentes. Crecientes clases medias en distintos niveles de consumo transformando su forma de vida. En Morelia ocurre lo mismo que en el resto del País: está presente esa dinámica económica que todos sabemos insuficiente pero que cambia la vida de millones. Centros comerciales, restaurantes, cines, de todo, una ciudad que mejora. Los empresarios regionales, productores de aguacate entre otros, hablaron del enorme potencial agroexportador de la entidad. Sí, en plena pesadilla, tienen buenos números, con paz las proyecciones son increíbles.
Estamos en una gran ciudad, bella, con mucha cultura, con un clima excelente, bien comunicados, con un puerto muy importante, con tierras para la producción de muy diversos productos agropecuarios, con posibilidades de industrializarnos como Querétaro y, sin embargo, no salimos de este hoyo, fue el lamento generalizado. Los hoteles, restaurantes, tiendas están vacíos, Pátzcuaro desolado. Somos 4.5 millones de habitantes, el principal productor de aguacate del mundo, con el doble del territorio de Bélgica y nos estamos hundiendo, reclamaron. Lo que se cuenta es real pero no es justo, Michoacán es mucho más. Había algunos empresarios muy fuertes y sin embargo no noté aparatos de seguridad fuera de lo normal, salvo para el Comisionado, muy entendible. Necesitamos romper el círculo vicioso en el cual la nota negativa hunde todo.
Ciro fue muy puntual: ese ha sido y es el oficio periodístico desde siempre. Michoacán es hoy la entidad más violenta de la República. La nota se produce donde hay problemas. No les doró la píldora. El dilema está allí, cómo informar puntualmente sin fomentar un efecto negativo justo en una entidad muy necesitada de que los mexicanos la apoyemos. El mismo círculo vicioso en que cayó México en la “guerra” con el pésimo manejo informativo de las autoridades. Los problemas son desproporcionados, la penetración de los Templarios hasta las más altas esferas del poder lleva muchos años. El Estado perdió el timón, la degradación institucional creó una situación excepcional. El asunto va mucho más allá de lo que las noticias nacionales reportan.
El Comisionado es un hombre muy dinámico, arrojado y con experiencia. Va un paso delante de lo que nos cuenta, se entiende. El apoyo a Castillo era general. Una señal en particular convenció a muchos de su compromiso: la familia de Castillo ya está viviendo en Morelia. Si no creyera posible la pacificación, no la hubiera traído. Mencionan con sentimiento a ex gobernadores que nunca se arraigaron, que de hecho vivían fuera. Increíble. El vacío no sólo fue de autoridad sino de consistencia ética, las dos están muy vinculadas. Hay otra versión, contraria. La designación de un Comisionado para algunos ha sido una afrenta a la entidad. La reacción puede ser auténtica o responder al hecho de que algunos enojados aparentes podrían estar involucrados en todo el entramado de corrupción y delito, se trata de políticos, de cuerpos policiales, de empresarios, miembros del Poder Judicial arrinconados por la amenaza, de todo. Ya llegaron a Reyna y puede haber más.
El asunto de las autodefensas es muy complejo. Jurídicamente no tienen sustento, de hecho actúan en la ilegalidad, no son guardias rurales, no están entrenadas, no hay garantía de lealtad institucional, no son una solución de fondo. Pero la realidad se impone, la pregunta sigue allí, cómo garantizar hoy seguridad a esas comunidades cuando no hay elementos suficientes y los que hay, muy probablemente, están infiltrados. Cómo impedir que los territorios se vuelvan a perder. Para algunos se trata de una simulación, pero quizá lo más grave es que estamos ante la única solución a mano en una situación extrema.
¿Debe el Comisionado permanecer en la entidad? La respuesta unánime fue sí. El proceso electoral está demasiado próximo, es una oportunidad perfecta para desquiciar al estado. ¿Puede Castillo enderezar el desvío de tantos años en unos cuantos meses? No unánime. Conclusión del grupo: las reformas de Peña Nieto pasan por Michoacán, sólo serán exitosas si el escenario mejora. Michoacán hoy daña la imagen de México en el mundo. Ya lo vimos en Davos. Castillo tiene que ser exitoso, no hay segunda versión. En 14 semanas ha logrado lo inimaginable incluido el cuestionado desarme, todo es parcial. El encadenamiento es claro: del éxito en Michoacán depende en buena medida una mejoría en la imagen que hoy golpea la prosperidad de millones de mexicanos. México pasa por Michoacán.
Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/mexico-pasa-por-michoacan-9049.HTML
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