Florence Cassez fue liberada ignorando la prueba más importante que existía en su contra: las declaraciones de las víctimas de la banda en la que participaba Florence, víctimas que la identificaron plenamente, que contaron cómo participó en los secuestros y cómo abusó de ellas. No importó: los acuerdos políticos y los grupos de presión, algunos legítimos, otros con fines que parecen ser inconfesables, permitieron que recobrara su libertad. Nunca fue declarada inocente porque eso legalmente era imposible, se alegaron fallas de procedimiento para que quedara en libertad, pudiera ser enviada a Francia y se diera, con ello, un duro golpe a la credibilidad de la gente en el sistema de justicia. Pero su liberación enseñó el camino que podían recorrer otros delincuentes.
Ahora estamos ante otra campaña infame, imposible calificarla de otra manera. Pocas cosas son más viles que la campaña que se está realizando en contra de Isabel Miranda de Wallace asegurando, sin prueba alguna, o refriteando pruebas presentadas hace años y rechazadas en su momento, aduciendo, entre otras cosas, que su hijo Hugo Alberto, que fue secuestrado y asesinado el 11 de julio del 2005, en realidad está vivo y que no existió ni siquiera un secuestro. Todo para liberar, en una campaña realizada por un grupo denominado “México por Florence Cassez”, a una de las secuestradoras de Hugo Alberto Wallace, una joven llamada Brenda Quevedo, abriendo la puerta así a los otros cinco implicados en ese secuestro.
Hoy, Isabel Miranda de Wallace, que se ha convertido desde hace meses en el objetivo de ese grupo, presentará nuevas pruebas que desmienten lo publicado, en realidad recuperado de notas añejas y desmentidas por las propias autoridades en su momento, este fin de semana por la revista Proceso.
El hecho es que los secuestradores de Hugo Alberto han reconocido ampliamente su participación en ese crimen. Jacobo Tagle, que tuvo una participación directa en los hechos y fue el último en ser detenido, declaró en su declaración ministerial que otro implicado en el secuestro (César Freyre, que ya está condenado a 70 años de prisión por esos hechos) le llamó por teléfono y le pidió que fuera a su casa. Cuando Hugo Alberto Wallace también llegó al lugar (llevado con engaños) Freyre lo encañonó y comenzó a golpearlo. Luego, los hermanos Tony y Alberto Castillo lo arrojaron sobre un colchón que había en el suelo. En ese momento, según Tagle, "a Hugo le dio un paro cardiaco y perdió la vida". Fue cuando decidieron tratar de cobrar igual un rescate y deshacerse del cadáver. Tagle y Freyre compraron una sierra eléctrica, que los hermanos Castillo usaron para descuartizar el cuerpo. Más tarde, Tagle y Freyre cargaron los restos desmembrados a un automóvil y lo arrojaron en bolsas a un canal de Cuemanco, en Xochimilco, en el sur de la Ciudad de México. Antes le habían tomado fotos al cuerpo de Hugo Alberto queriendo hacerlo pasar como si estuviera con vida. Según la declaración de Tagle, Brenda Quevedo Cruz fue la encargada de escribir los mensajes que enviaron a Isabel Miranda, para pedir el rescate de un millón y medio de pesos por su hijo.
Junto con Tagle, hay otros cinco detenidos que participaron directamente en el secuestro y asesinato: César Freyre Morales, Alberto y Tony Castillo Cruz, Juana Hilda González Lomelí y Brenda Quevedo Cruz.
¿Qué es lo nuevo? Que siguiendo el camino Cassez todos los detenidos niegan ahora su participación en los hechos, aseguran que sus declaraciones fueron sacadas mediante torturas (a pesar de que, como en el caso Cassez, hay otras pruebas testimoniales en su contra) y todos, obviamente, dicen ser inocentes. La defensa legal de Brenda Quevedo la lleva un ex director de la Interpol México que fue detenido en la llamada “Operación Limpieza” en el 2008 y que quedó en libertad al inicio del sexenio, Rodolfo Laguardia. Es el mismo abogado que lleva el caso de Sandra Ávila, la llamada “Reina del Pacífico”, que también busca su libertad.
Hoy Isabel Miranda, a la que no le perdonan que se opusiera en forma tan terminante a la liberación de Florence Cassez, presentará más elementos para desmontar este juego de mentiras y falsedades.
Caso Altavista
Hablando de acusaciones falsas. El grupo empresarial Altavista fue acusado falsamente por un ex empleado, Óscar Pérez Miranda, de haber cometidos fraudes y malos manejos relacionados con el programa Enciclomedia. La acusación se presentó en los medios, que fueron los que a su vez la replicaron. Ahora la Procuraduría Fiscal de la Federación ha reiterado que no existe de su parte querella alguna en relación con ese grupo o sus socios. Fue un invento más, basado en denuncias que no se fundamentan en hechos y donde se confunde la justicia con una denuncia verbal sin sustento.
Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/cassez-y-brenda-dos-secuestradoras-una-estrategia-9511.HTML
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