jueves, 19 de junio de 2014

José Woldenberg - Futbol, impuestos, privilegios y...

Tontería. Sí, futbol, que estará en el centro de la atención en las semanas que corren; impuestos, el tema que a lo largo de las décadas el país no ha sabido o podido resolver; privilegios, los que acompañan a lo largo de los siglos la historia de México y aún antes; y tontería, que fue, es y será.

Si usted cree que los impuestos deben ser progresivos (que más paguen los que más ganan) y tener un efecto redistributivo, la siguiente historia le resultará un buen ejemplo de lo que no se debe hacer. Un espejo lejano pero ilustrativo.

En su muy disfrutable y enterado libro, La economía del futbol (Cal y Arena, 2014), Ciro Murayama cuenta que en 2003, durante el gobierno de José María Aznar, del Partido Popular, en España se decidió “reducir de 43 por ciento al 24 por ciento la taza de cotización a Hacienda por parte de los jugadores extranjeros en la declaración del Impuesto Sobre la Renta durante los primeros seis años de su vida laboral en España”.








Bueno, lo que pensaban los impulsores de esa medida es que la misma atraería a científicos y profesionistas, que dado que pagarían menos impuestos que en sus países de origen, llegarían a España a raudales. “Era, así, un imán para el capital humano de alta calidad”.


Pero, siempre hay vivos, y en estas materias mucho más. “Quién aprovechó el imán, más que el sector industrial o las empresas de alta tecnología, fue el Real Madrid. En 2009, en plena irrupción de la crisis económica que dejó una larga recesión sobre Europa y España, el Madrid se dio el lujo de hacer la contratación más cara de la historia del futbol: pagó 94 millones de euros por Cristiano Ronaldo.

Ese mismo año, fichó al brasileño Kaká por 65 millones de euros”.

Para los jugadores contratados resultó Jauja. Inmejorable. Cristiano Ronaldo que venía de Inglaterra (específicamente del Manchester United), pagaba allá el 40 por ciento de sus ingresos por concepto de impuestos, y nos informa Murayama, que la tasa estaba por subir al 50 por ciento.
Pues bien, en España pagaría ahora menos de la mitad de ésta última cifra. Así, con la “inteligente” medida, un hombre con ingresos anuales multimillonarios, el súper delantero Cristiano Ronaldo, acabó pagando un tributo similar al de un obrero de la construcción no calificado: el 24 por ciento de su ingreso.

“Según cálculos de Ernst&Young (El País, 08-11-09), sólo en 2009 el jugador luso, con ingresos brutos de 9.5 millones de euros, dejó de pagar 1 millón 800 mil euros al fisco gracias a la norma..., es decir, pagó 2 millones 280 mil euros de impuestos, en vez de 4 millones 80 mil que habría tenido que cotizar de ser español”.

Porque en efecto, como informa Murayama, no solo se otorgó un privilegio fiscal para alguien de por sí privilegiado, sino que se le dio un trato que lo distinguió incluso de sus compañeros de profesión. Resultó que los nacidos en España vivían una “triste” circunstancia en comparación con sus coequiperos extranjeros.

Porque “Iker Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Xavi Hernández, Puyol, Iniesta, Villa, Busquets, Pedro, Piqué, Llorente” (todos ellos seleccionados nacionales) pagaban como trabajadores de muy altos ingresos, 19 por ciento más de impuestos, que sus compañeros Cristiano o Benzema.

La medida, además, genera “externalidades” no deseadas. Lea usted: “Además de los jugadores, los beneficiarios directos son los equipos, pues como negocian en bruto los contratos de sus estrellas, son los clubes quienes al final pagan a Hacienda.

(Y entonces) entre más extranjeros contraten, menor es la carga fiscal, lo que afecta a quienes recurren a más jugadores nacionales y formados en las canteras”.

Sin embargo, en ocasiones no hay mal que dure 100 años. Sobre todo, porque (casi) siempre existe la posibilidad de rectificar En 2010, el gobierno del PSOE, apoyado por los votos de Izquierda Unida y el Bloque Nacionalista Gallego, volvieron las aguas a su cauce.

Se estableció que todo aquel jugador que ganara más de 600 mil euros anuales, debería cotizar la tasa máxima del 43 por ciento. Pero dado que la vida siempre es imperfecta, “esto afectó a jugadores como Özil, quien se incorporó al Madrid en la temporada 2010-2011, pero no a Cristiano Ronaldo, pues la enmienda a la ley no tuvo efectos retroactivos”.

Luego de esta gratificante y enternecedora historia, ¿alguien se asombra por qué Thomas Piketty está planteando un impuesto progresivo universal?


Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=245492


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