Esos incrementos “de centavitos” son como la gotita en la cárcel de San Juan de Ulúa...
El clamor popular retumba y es generalizado: poner fin a los gasolinazos arteros para el bolsillo de millones. Mes a mes son encajados aumentos en centavos que, acumulados en los últimos años, han llevado a la gasolina mexicana a los niveles más altos en cuanto a porcentajes de incremento. Y gasolina cara equivale a detonar inflación, castigando a los más pobres.
Desde el sábado 5 de julio, la gasolina Magna —la de mayor consumo en promedio— araña ya los 13 pesos por litro. Se ubica en 12.86 pesos. La Premium —la de lujo— está en 13.45 pesos, mientras el Diesel, en 13.28 pesos. Y seguirán subiendo.
Es el drama de millones: pagar gasolina a precios de Primer Mundo con salarios mínimos de miseria, y que no ha tenido eco ni sensibilidad en los gobiernos en turno —ni el calderonista ni el peñista— ni, mucho menos, ha sido atendido o escuchado por nuestros vergonzantes senadores y diputados, más preocupados por su futuro político y por seguir preservando los privilegios de los poderes fácticos, en lugar de exigir que ya sean frenados los aumentos mensuales a las gasolinas.
“Pero sólo suben unos centavitos al mes”, dicen en la tecnocracia gubernamental. Se equivocan soslayando el problema.
Esos incrementos “de centavitos” al combustible son como la gotita de agua en la antigua cárcel de San Juan de Ulúa: caía lentamente sobre la cabeza del preso inmovilizado en un rincón hasta perforarle el cráneo. Era cuestión de tiempo. Y nada más.
Y en cuestión de tiempo, los bolsillos de millones han sido perforados por los aumentos a las gasolinas.
Las voces gubernamentales niegan que las gasolinas mexicanas sean de las más caras del mundo. Cuestión de sacar números. Pero olvidan algo fundamental: los salarios mínimos miserables que perciben más de cinco millones de mexicanos insertados en la fuerza laboral.
Ejemplos:
La gasolina Magna, que en agosto próximo estará prácticamente en 13 pesos por litro, llena un tanque —en promedio, debemos aclarar— con entre 450 y 500 pesos. El salario mínimo —también en promedio para las tres zonas geográficas— es de 63.77 pesos. Es decir: se necesitarían entre siete y ocho días de trabajo con el sueldo mínimo para llenar el tanque.
“En Noruega, la gasolina cuesta 33.40 pesos el litro. Esa es la más cara”, argumenta el gobierno federal. Pero manipula. ¿Por qué?
De acuerdo al analista Enrique Galván Ochoa, el ingreso diario de los noruegos es equivalente a tres mil 600 pesos mexicanos. Con mil 336 pesos llenan el tanque de 40 litros de un auto, es decir, con poco más de la mitad de un día de trabajo.
En Brasil, el litro de gasolina cuesta 18.70 pesos mexicanos, y el ingreso es de 450 pesos por día. Llenar el tanque equivale a 748 pesos. Así, un brasileño necesita menos de dos días de trabajo para poner a la aguja en full.
Y ese pretexto hueco de que en EU la gasolina es más cara que en México, se ha desvanecido: el litro al otro lado de la frontera norte vale 11.40 pesos mexicanos. Aquí, el más barato —por clasificarlo de alguna manera— es de casi 13 pesos.
De acuerdo con cifras del Banco Mundial (BM), de diciembre de 2012 —regreso del PRI al poder presidencial— a mayo de 2014, la gasolina mexicana ha aumentado en 17.3 por ciento. En EU no ha registrado incremento.
La gasolina cara es el principal detonante de los aumentos de precios. Rebasado ha quedado el demagógico concepto gubernamental de que “los aumentos al combustible no deben generar mayores aumentos de precios”. ¡Sí, cómo no! Mentirosos.
Sabido es que al aumentar la gasolina se disparan en automático los transportes que llevan a las ciudades y comunidades mercancías de todo tipo. ¿Cómo se compensa el gasto mayor por gasolina? Incrementando el precio final al consumidor. Y en mayor proporción, por supuesto.
Y eso se llama inflación.
Y la inflación es el principal daño para la economía popular.
Es la gasolina. Y otros productos también.
¿Otro ejemplo? Una cajeta…¡ya es artículo de lujo! Cuesta 60 pesos el frasco. Sí: el equivalente a un día de salario mínimo.
Es sólo parte de la tragedia mexicana.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
TEPIC: PRI DERROTADO. Hasta la entrega de esta columna, la alianza PAN-PRD se perfilaba como ganadora de la capital nayarita, donde Polo Domínguez derrotó al priista Roy Gómez hasta por 17 puntos. Es un revés al autoritarismo del gobernador Roberto Sandoval, quien recién recibió a líderes opositores con policías y granaderos, en un claro mensaje de amedrentamiento. Ese es veneno puro para el priismo: las alianzas electorales azul-amarillas que en 2015 podrían derrotarlo en algunos estados. En Michoacán, por ejemplo.
Twitter: @_martinmoreno
Leído en
http://www.excelsior.com.mx/opinion/martin-moreno/2014/07/08/969592
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