viernes, 29 de agosto de 2014

Ana María Salazar - Las reformas fracasarán

Con el desastre am­biental en Sonora de la semana pasa­da, los críticos de la reforma energética ya tienen un ejemplo que demuestra la incapacidad del Estado ante la voracidad de las multina­cionales.

Lo que sucedió el 6 de agosto en Sonora, cuando Grupo México, administra­dora de una mina de cobre, derramó 40 mil metros cú­bicos de ácido sulfúrico en el río Sonora, una de las regio­nes ganaderas más impor­tantes del País, se asemeja a lo que sucedió en Canadá dos días antes. Pero la reacción de las autoridades estatales y nacionales es diferente.

El 4 de agosto se rompió un dique de la mina Mount Po­lley de Imperial Metal Corp., derramando tóxico y metales pesados a ríos y lagos Polley y Quesnel y en el arroyo Ha­zeltine. Según reportes de prensa, las autoridades cana­dienses declararon estado de emergencia, prohibieron to­das las actividades acuáticas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 Ecologistas señalaron que "los metales pesados se en­contrarán durante años en la cadena alimentaria, animal y vegetal, mientras que el mer­curio y cadmio permanecen en circulación durante déca­das". Las acciones de la em­presa cayeron 38 por ciento y 483 millones de dólares del valor de la empresa. Cuatro días después del accidente, Standard & Poor´s redujo la calificación crediticia de Im­perial de B- a CCC+.

En Sonora la Comisión Nacional del Agua ha decla­rado emergencia en Cana­nea, seis municipios más y la capital sonorense, Hermo­sillo. Y aunque ya las auto­ridades señalaron la negli­gencia de Grupo México en informar inmediatamente lo sucedido a Protección Civil, ya es suficiente para que se le multe por lo menos con un millón de pesos -que posi­blemente será la única multa que recibirá esta empresa-.

Pero en un comunicado de "eventos relevantes" que tiene por ley que publicar toda empresa que cotiza en la bolsa, con cinismo afirma que "la empresa, una vez que tuvo conocimiento de este suceso, procedió de inme­diato a levantar un muro de contención para evitar que el derrame continuara. Las obras de contención se con­cluyeron en menos de 24 ho­ras. Al mismo tiempo, Buena­vista del Cobre, atendiendo a los protocolos, informó a la Secretaría del Medio Am­biente y a otras autoridades del estado sobre el percance.

El día 8 de agosto, la em­presa emitió un comunicado a los diferentes medios del estado de Sonora".

El cinismo de este comu­nicado no tiene fin. No sólo se publicó esta información de "eventos relevantes" en la bolsa seis días después del acontecimiento, permitien­do cualquier tipo de insider trading y venta de acciones con información privilegia­da ante el desastre, pero tam­bién insinúa que los pasos que tomó la empresa fueron los apropiados en tiempo y for­ma, lo que simple y llanamen­te no es cierto. Ya hay varios reportajes de que una pasante que estaba trabajando en el área fue la que dio la informa­ción a las autoridades cuando se percató del desastre.

La empresa miente, pe­ro a diferencia de Canadá, el impacto en sus acciones ha sido mínimo. Tal vez por falta de información, tal vez porque la empresa miente, o simple y llanamente los inversionistas saben que un desastre de esta naturaleza en México no afecta econó­micamente a una empresa por la impunidad. Y el im­pacto se sentirá en la salud y economía de las familias sonorenses en los años ve­nideros.

¿Por qué la contundencia de mis comentarios? Porque tres generaciones de mi fa­milia son ganaderos sono­renses de la región que fue afectada por la absoluta ne­gligencia y cinismo de esta empresa.

Señor Presidente: acaba de firmar las leyes secunda­rias de la reforma energéti­ca buscando transformar a México. No cometa el mis­mo error de Carlos Salinas de Gortari, como lo señala la revista The Economist, de que los beneficios de las recientes reformas no sean compartidos con todos los mexicanos, "ya que las reformas del ex Presidente fue­ron desacreditadas debido a que sus beneficios sólo fueron aprovechados por unos cuantos".

No permita que la histo­ria lo compare con Carlos Salinas de Gortari. Si las em­presas nacionales y las tras­nacionales no le temen a los órganos reguladores del Es­tado y si no hay consecuen­cias por portarse mal (conta­minar, robar, defraudar, inti­midar, etcétera) sucederá lo que advirtió el Gobernador de California, Jerry Brown, durante su visita a México, cuando recomendó al go­bierno y al Congreso tener ´´mano dura´´ para regular a las empresas petroleras que vendrán a invertir ´´o se los van a comer vivos´´. De no hacerlos señor presidente, este País pertenecerá a los gandallas y criminales. 



@amsalazarwww.anamariasalazar.com




Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104


 
 

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