viernes, 29 de agosto de 2014

Eduardo Ruiz Healy - ISIS (II)

En Google escribe “ISIS executions” y aparecerá una gran cantidad de fotos y videos mostrando la manera en que los militantes del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) llevan a cabo las ejecuciones masivas o individuales de quienes caen en su manos. Si tienes el estómago para hacerlo, verás a estos fanáticos sunitas matando con rifles de asalto a decenas personas acostadas sobre el suelo, verás como un asesino encapuchado mata de un balazo a la cabeza a un hombre tras otro, verás como un seguidor de Alá estrangula a una indefensa mujer o como otro más decapita a su víctima. Las escenas son horribles. Muchas se asemejan a las que en fotografías o películas nos muestran a soldados de las SS nazis matando a centenas de seres humanos en diversos lugares de Europa Oriental y lo que era la Unión Soviética.











Alguien podría pensar que estos actos de salvajismo no deberían ocurrir en pleno Siglo XXI, pero pensar así es muestra de ingenuidad. Nuestra especie se ha venido matando desde siempre y todo indica que lo seguirá haciendo. Sin embargo, lo que sí podríamos suponer es que en esta época la comunidad internacional se organizaría para impedir el surgimiento de organizaciones tan brutales como es ISIS, dirigido actualmente por el iraquí Ibrahim ibn Awwad ibn Ibrahim ibn Ali ibn Muhammad al-Badri al-Samarrai, mejor conocido por su nombre de guerra Abu Bakr al-Baghdadi, quien desde 2010 ha ordenado un sinnúmero de ataques terroristas y suicidas contra los enemigos de su organización, que son todos aquellos musulmanes y no musulmanes que no comparten su ideología.


El 29 de junio pasado el ISIS anunció el establecimiento de un califato y el Estado Islámico de Irak y Siria adoptó el nombre de Estado Islámico. Ese mismo día Al-Baghdadi fue proclamado califa (jefe de Estado y monarca absoluto) y tomó el nombre de Califa Ibrahin. Su primer acto fue imponer la Sharia o ley islámica. Luego, de acuerdo a diversas fuentes, ordenó la mutilación genital de todas las mujeres del califato, que las jóvenes vírgenes fueran entregadas a sus soldados y que las mujeres cubrieran sus caras para evitar generar ideas pecaminosas entre sus hombres. También ordenó la expulsión y asesinato de los cristianos y autorizó que las mujeres cristianas fueran violadas. Se han denunciado decapitaciones masivas en público de cristianos que rehusaron convertirse, incluyendo niños y bebés. Más de 100 mil cristianos huyeron a zonas que no controla el califato. Ahora, en este mismo momento, sus soldados matan a cualquier persona que no se convierta inmediatamente a su versión del islam sunita salafista yihadista que tiene como uno de sus objetivos propagar el islam, si es necesario con la fuerza.

En un mensaje grabado, el autoproclamado califa anunció que el ISIS marchará contra Roma para establecer un estado islámico que abarque desde el Medio Oriente hasta España. También ha exhortado a los musulmanes del mundo que emigren al Estado Islámico.

Entre los musulmanes de alrededor del mundo que se han unido a su ejército hay muchos que proceden de Europa, América y Oceanía. Se calcula que entre los yihadistas del ISIS hay 700 franceses, 800 rusos, 500 británicos, 150 australianos, poco más de 100 estadunidenses, 95 españoles y quién sabe cuántos de otros países. Lo grave de esto es que muchos de estos criminales ya regresaron a sus países de origen entrenados y listos para realizar actos terroristas.

Ante esta pavorosa realidad, los países de Occidente parece que por fin están empezando a analizar como destruir al Estados Islámico. No reaccionaron ante los salvajes actos cometidos por ISIS en Siria e Irak. Ahora que ven el peligro en casa, aparentemente han decidido actuar.
Ojalá no sea muy tarde.




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