La Coordinadora de maestros, dirigida por una decena de jefes políticos en Oaxaca, se abroga un poder supremo. Tiene de rehén al gobierno de Gabino Cué, y amenazan con volver a la ciudad de México y humillar con protestas callejeras impunes al gobierno de Miguel Ángel Mancera, como el año pasado, cuando tomaron el Centro Histórico de la capital. En ambos casos, ante la ilegitimidad gubernamental del uso de la fuerza, el poder lo tiene el más agresivo, y dos gobernadores débiles de carácter, no son un reto. Pero no sólo le tomó la medida a esos gobiernos; tiene de rodillas al federal, incapaz de lograr que la reforma educativa que modifica los usos y costumbres sindicales y devuelve su rectoría al Estado, llegue a Oaxaca, el estado más urgido de ella.
La Coordinadora es una fuerza beligerante del sindicato de maestros. Quien lidiaba con ella y la contenía, era Elba Esther Gordillo, a quien metió a la cárcel el gobierno federal el año pasado para sacudir las prácticas sindicales irregulares y abusivas. Toda la fuerza del gobierno contra la maestra fue correspondiente a la estrechez estratégica para que en ese momento de consenso nacional, ajustara cuentas con otro liderazgo cuestionado, el de la disidencia, y procediera judicialmente contra los violadores de la ley. Con los hechos en retrospectiva, el gobierno debió pensar que Gordillo dejó de ser funcional, y que la relación con la disidencia podía asumirla el gobierno. Lo que sucedió, vistos los resultados, es que al quitar el muro de contención, el monstruo los devoró.
El presidente Enrique Peña Nieto autorizó que la relación con la dirigencia del sindicato la llevara el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, mientras que con la Coordinadora, parte del mismo sindicato, la manejara el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, compadre y pareja de golf del Presidente. Miranda, político con experiencia en el estado de México, fue timado por jugadores de otras ligas. La Coordinadora tenía presencia en cuatro estados, pero convencieron a Miranda para crecer a 22. El año pasado le dio miles de millones de pesos y plazas, que se fueron a saco roto, porque ni aceptaron la Reforma Educativa, ni dejaron de secuestrar ciudades con protestas que estrangularon poblaciones enteras. Es decir, todo por nada.
La Reforma Educativa de Peña Nieto, quien cuando la anunció en su primer discurso como Presidente recibió una ovación de minutos y aprobada con el consenso de todos los partidos, se paró en Oaxaca. El gobernador Cué entregó al Congreso local una iniciativa de ley en materia educativa para “armonizarla” con la reforma constitucional. Chuayffet, que conoce detalles de esa iniciativa, advirtió que está listo para presentar una controversia constitucional contra esa ley. Cué no quiere meterse en problemas con la Coordinadora, pero la disidencia, que siempre quiere todo, quiere más. Tienen paralizado a Oaxaca, y ya anunciaron que viajarán a la ciudad de México.
Exigen que la Secretaría de Hacienda les de más dinero para las 800 plazas que Miranda les ofreció sin tener que obtenerlas mediante concurso de oposición. Cómo hará eso Hacienda, cuando la Reforma Educativa plantea como ejes las plazas por concurso, es un misterio. Son intransigentes en que -como acordaron con Miranda-, desaparezca la Sección 59, que creó Gordillo en Oaxaca para neutralizarlas, que por ley, es algo que el subsecretario de Gobernación, no puede hacer. No quieren que se haga el censo de maestros, como marca la reforma, y que las primarias sigan siendo controladas por ellas, con lo cual, mantendrán sus permisos con salario para faltar a clases y participar en protestas.
No han pedido todavía que el Presidente les pida perdón por haberlos importunado, pero el conflicto ya lo escalaron a él. Los últimos desplegados de la disidencia en contra de la Reforma Educativa, no van dirigidos a Cué sino a Peña Nieto. Ya vieron dónde está el resorte de presión. El que les resolverá que Oaxaca sea territorio exento de la reforma es el Presidente, por tanto, a él hay que calentarle el ambiente. Todo está bien en la estrategia tradicional de la disidencia, presión, negociación, confrontación. Hasta ahora, fuerza frente a la del Estado Mexicano, ha sido superior. Pero ahora que están aprobadas todas las reformas económicas, ¿tendrán nuevos cálculos sobre el rebase de límites sin consecuencias?
Hay indicaciones de que el Estado Mexicano, con el gobierno a la cabeza, cambió su forma de ver a la disidencia. Desde hace varios días comenzaron a llegar como hormigas unidades de la Policía Federal a Oaxaca, instalándose en los cuarteles militares, en una acción preventiva dentro del análisis en el gobierno de varios escenarios para enfrentar la rebelión magisterial en Oaxaca. No hay nada decidido aún, pero las coordenadas de hace unas semanas se modificaron.
La dirigencia de la Coordinadora está a tiempo de replantearse la estrategia. Quizás el presidente Peña Nieto ya está harto de ellos. Quizás la valoración tiene que ver con las dudas en el extranjero sobre sus reformas, donde cuestionan que si no fue capaz de completar la educativa, cómo piensa completar la energética. Para un Presidente que invirtió enorme capital político en mover a México, la disidencia magisterial se convierte en un tema de costo-beneficio, que es la lógica donde los maestros disidentes tendrían que estar pensando también.
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