sábado, 30 de agosto de 2014

Beatriz Pagés - Disminuir pluris: demanda eminentemente popular

Ahora resulta que el PRD pretende tener la paternidad absoluta y única de la consulta popular.
 
El dirigente nacional de ese partido, Jesús Zambrano, salió a criticar tanto la decisión de PAN como la del PRI de consultar también a la ciudadanía en el 2015.
 
Casi le dijo a sus contrincantes que son unos copiones porque mientras ellos, los perredistas, vienen proponiendo desde hace varios meses una consulta para echar abajo la reforma energética, los panistas y los priistas vienen de última ahora a tratar de hacer lo mismo con el tema de los salarios mínimos y los legisladores plurinominales.
 
¿Por qué le enoja tanto a la izquierda que, otros partidos, quieran hacer también sus propias consultas?
 
 
 
 
 
 
 
 
La respuesta es fácil. Porque pretendía petrolizar y monopolizar la atención pública.
 
A la izquierda le duele hoy, especialmente, la reducción de los plurinominales porque su crisis interna puede llevarla en el 2015 a la peor derrota de su historia.
 
Al obtener una baja votación en urnas y al reducirse el número de plurinominales, la presencia en el Congreso de partidos sin respaldo popular disminuiría considerablemente.
 
Pero de la división y atomización de la izquierda no tiene la culpa el PRI ni nadie sino ella misma. Ella es la inventora de su propio Frankenstein.
 
Detrás de la decisión de llevar a cabo una consulta popular para preguntar a la ciudadanía si estaría de acuerdo con una reforma constitucional para eliminar 100 legisladores plurinominales en la Cámara de Diputados y 32 en la de Senadores, hay un claro mandato popular. Una petición ciudadana que recogió Enrique Peña Nieto cuando era candidato presidencia
 
Lo que hoy debemos preguntarnos es: ¿por qué la sociedad ya no quiere tantos legisladores?
De lo más a lo menos puede decirse lo siguiente:
 
Primero, porque los mexicanos quieren un Congreso menos caro y más eficiente. Menos enredado en debates eternos e inútiles. Donde los legisladores sacan a relucir sus ansias protagónicas sin aportar nada a la democracia.
 
Segundo, porque la ciudadanía exige que los legisladores, de las distintas fuerzas políticas, construyan acuerdos lo más rápidamente posible, para evitar la parálisis. El desarrollo del país paga con creces la falta de acuerdos entre partidos.
 
Y tercero, porque si a partir de 2018 habrá reelección de diputados y senadores, el electorado necesita calificar, observar a esos legisladores por los que votó. Lo que no sucede con los plurinominales.
 
La consulta popular para adelgazar el Congreso no le va a quitar representatividad a nadie. Ni busca la eliminación de la representación proporcional, ni se pone en riesgo el equilibrio de la representación popular o el pacto federal, como lo señaló, recientemente, el diputado Manlio Fabio Beltrones.
 
A diferencia de la consulta que hará la izquierda en materia energética —idea que sí se sacó de la manga porque más que un reclamo ciudadano responde a un interés de facción—, el adelgazamiento del Congreso es una añoranza eminentemente popular.
 
Beatriz Pagés
 
 
 
 
 
 
 

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