“Cuando subsidias la pobreza y el fracaso, obtienes más de los dos”.
James Dale Davidson
¿Qué nos hace suponer que la nueva Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero será más eficiente que sus predecesores? ¿No hemos tenido suficiente con las experiencias de Banrural, Banjidal y todos sus demás predecesores?
Apenas en 2002 se decretó la extinción de Banrural, el Banco Nacional de Crédito Rural, que incluía a un banco principal y 12 regionales. El sistema surgió de un primer Banco Nacional de Crédito Agrícola, creado en 1926 por el presidente Plutarco Elías Calles, al cual se le fueron añadiendo otros, como el Banco Nacional de Crédito Ejidal de Lázaro Cárdenas en 1935 y el Banco Nacional Agropecuario de Gustavo Díaz Ordaz de 1965. Parecía de hecho que los presidentes creaban nuevos bancos para el campo para dar puestos bien pagados a sus aliados políticos, esos que los ayudaban a controlar el importante voto rural.
Luis Echeverría unificó todo el sistema bajo la égida del Banco Nacional de Crédito Rural, o Banrural, que aunque enriquecía a directores, ejecutivos y gestores perdía enormes cantidades de dinero. La razón era muy sencilla. Una vez que alguien con poder político aprobaba un crédito, los usuarios sabían que ya no tendrían que pagarlo. No en balde se pagaban buenas comisiones a quien gestionaba el préstamo. Banrural dedicaba al final cinco de cada seis pesos de su presupuesto no a prestar a los productores del campo sino a mantener un enorme ejército de burócratas.
El gobierno de Vicente Fox reconoció la quiebra de Banrural. Los contribuyentes tuvieron que absorber las pérdidas. En diciembre de 2002 se anunció que el costo de la liquidación de Banrural ascendía a 31,363 millones de pesos, lo cual incluía las indemnizaciones para su personal. Otros 17,515 millones de pesos se destinaron a la creación de una nueva institución, Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (Financiera Rural) que reemplazaría a la anterior (La Crónica, Notimex, 13.12.03).
En 2013, ya en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se transformó la Financiera Rural aunque se mantuvo el nombre anterior. Ayer en Jalisco el Presidente puso en marcha formalmente el programa de la nueva institución, que dedicará 44 mil millones de pesos a productores del sector agroalimentario.
Peña Nieto ofreció ayer una presentación de los programas de la Financiera. Habló de que se otorgarán créditos con un costo por debajo de los que da la banca comercial: 7 por ciento para hombres y 6.5 por ciento para mujeres.
El que se busque ahorrar costos a los productores del campo podría ser positivo, especialmente porque la banca comercial difícilmente puede prestar a los productores del campo por los problemas de propiedad y de recuperación de créditos. Salta a la mente de inmediato, sin embargo, el que se otorguen tasas de interés distintas a hombres y mujeres. Esto es seguramente inconstitucional, ya que todos los mexicanos somos iguales ante la ley, pero además llevará a actos de simulación que a la postre pueden resultar muy dañinos.
En la parte fundamental del tema, sin embargo, está la pregunta de si la creación de grandes programas de financiación preferencial por parte del gobierno es la forma de sacar adelante un sector como el campo. Muchos países del mundo subsidian al agro, pero nuestros programas siempre han sido ineficientes y corruptos. Han llevado a la corrupción y a la creación de grupos de poder que viven del saqueo de los recursos gubernamentales. Quizá la verdadera solución al campo radica no en tirarle dinero público sino en eliminar el sistema ejidal que tanto daño ha causado y permitir que el campo mexicano entre a un verdadero sistema de mercado.
Suspender actividades
La Comisión Permanente del Congreso pidió al gobierno que suspenda las actividades de la mina de Cananea, operada por Grupo México, por un derrame de solución ácida en el río Sonora. Las consecuencias económicas podrían ser enormes.
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