miércoles, 10 de septiembre de 2014

F Bartolomé - Templo Mayor

SI ALGUIEN tiene una pata de conejo que le sobre o un trébol de cuatro hojas que no use, seguramente Marcelo Ebrard lo recibiría con agradecimiento.

NO ES por ser supersticiosos -¡toquen madera!-, pero como que últimamente la mala suerte se ha ensañado con el ex Mandatario capitalino.

PRIMERO quería dirigir el PRD y se le atravesaron Cuauhtémoc Cárdenas y Carlos Navarrete.

UNOS DÍAS ANTES de la elección interna perredista, apareció el demoledor informe de Systra: que la Línea 12 tiene fallas de diseño, de planeación, de construcción, en los rieles, las vías, los trenes y, al parecer, hasta los baños.
 
 
 
 
 
 
 

Y EL DOMINGO su Movimiento Progresista resultó apaleado en las urnas.


PARA COLMO, ahora sale el Gobierno de Miguel Mancera a señalar responsables, claro, del Gobierno anterior, en el caso de la L-12 y, como no queriendo la cosa, deja entrever que podría haber delitos.

PERO, BUENO, lo importante es que Marcelo tiene salud.





JUSTO lo que necesitan los sonorenses en medio del desastre ecológico: ¡un pleito político!
AL GOBERNADOR Guillermo Padrés se le subió la bravura de la sangre yaqui y agarró parejo contra el titular de la Profepa, Guillermo Haro, y contra los delegados de la Conagua, la Semarnat y la propia procuraduría ambiental.

PERO no lo hizo para exigir la reparación del daño que causó el derrame tóxico de una mina de Grupo México en los ríos Bacanuchi y Sonora. ¡Ojalá!

EN REALIDAD lo que molestó al panista fue que, con toda mala leche, los funcionarios federales se sumaron al golpeteo político en su contra, a propósito de la existencia de una presa -con agua pirateada- en su rancho familiar.

DE ESA FORMA, mientras más de 20 mil personas siguen padeciendo los estragos de la contaminación del agua, el Gobernador y las autoridades federales prefieren ahogarse en un vaso de grilla.



DE CARA a los 75 años del PAN que se cumplen el próximo miércoles, Gustavo Madero anda planeando una jugada de tres bandas.

QUIERE convencer a Felipe Calderón de que asista a, por lo menos, uno de los festejos blanquiazules, con la idea de cambiar la imagen de un PAN que se desmorona como una campechana, por la de un feliz garibaldi de chochitos de colores.

Y HASTA donde se sabe, al ex inquilino de Los Pinos no le desagrada la idea de poder acercarse de nuevo a los suyos.

SON TRES las opciones que se manejan para el reencuentro -y la foto de unidad- entre ambos panistas. La primera es en la develación de la estatua del fundador del PAN, en su sede nacional.

OTRA es que Calderón participe en una ceremonia extraordinaria en su calidad de ex dirigente al lado de Luis Felipe Bravo Mena, Luis H. Álvarez, Germán Martínez y César Nava, que se llevará a cabo en el Centro Histórico.

Y LA TERCERA es que caminen juntos desde ese último lugar hasta el Palacio de Bellas Artes, donde se llevará a cabo un concierto de gala blanquiazul.

LA DIFICULTAD de la tercera opción es que tal vez muchos de los altos jerarcas del PAN ya no se acuerdan de lo que es caminar por la calle.
 
 
 
 
 

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