Gustavo Madero acusó a los medios de atacar al PAN con “difamaciones” y “medias verdades”. Para él, su partido está lleno de virtudes como el defender la “dignidad humana”. La historia lo desmiente.
La desaparición forzada de personas es un perverso invento latinoamericano que flagela a la víctima y mete a la familia en un laberinto de angustia creada por la ignorancia sobre qué pasa con el ser querido; se suspende indefinidamente el ritual del duelo. En 2000 el PAN podría haber grabado su nombre en el Olimpo de los campeones de la justicia. Estuvieron muy cerca, pero recularon en el último momento. El 19 de julio de 2001 Vicente Fox aprobó en Los Pinos dos Comisiones de la Verdad: una desnudaría los momentos cumbre de la corrupción priísta; otra aclararía las violaciones más graves a los derechos humanos, entre ellas la desaparición forzada.
La propuesta de las dos Comisiones se la había presentado Adolfo Aguilar Zinser en presencia de los tres coautores (José Antonio Crespo, Clara Jusidman y el autor de esta columna). Fox cerró aquella reunión con una exclamación de “¡excelente!” para luego prometer que “en una semana estarán funcionando las Comisiones” (el texto está disponible en mi página de Internet).
Esa semana nunca llegó. Con el tiempo se hizo público que Fox descartó a las dos Comisiones porque el priísmo le prometió los votos necesarios para aprobar una reforma fiscal que tampoco llegó. El premio de consolación fue una Fiscalía Especial (la Femospp) de nombre tan largo como los presupuestos que malgastó. El final fue lamentable porque la PGR de Felipe Calderón perdió los riquísimos archivos de la Femospp. Nos quedamos, eso sí, con una lista de 1,421 desaparecidos en la llamada Guerra Sucia.
Durante el sexenio de Calderón se multiplicaron los desaparecidos en la guerra de la cual ahora reniega; dice que jamás categorizó el conflicto de esa manera cuando, según una investigación de Carlos Brito publicada en el blog de Nexos (28 de enero de 2011), habló abiertamente de guerra en 57 discursos pronunciados entre diciembre de 2006 y enero de 2011. Al finalizar su sexenio funcionarios de la PGR filtraron una lista con 29 mil 386 desaparecidos; en el Gobierno de Enrique Peña Nieto la cifra ha subido y bajado sin que todavía tengamos un número definitivo.
Lo que sí sabemos es que el Gobierno panista de Calderón hizo lo posible por ocultar o minimizar la información sobre el enorme costo humano pagado por la sociedad mexicana. En su tedioso e irrelevante libro, Los retos que enfrentamos, (Editorial Debate) Calderón sólo dedica dos frases: la “búsqueda de las personas desaparecidas” es “un gran pendiente”.
Es lamentable que los desaparecidos de dos guerras sólo sean en México un “gran pendiente” cuando en buena parte de América Latina el Gobierno y la sociedad han coadyuvado en la búsqueda de resultados positivos al drama de las desapariciones forzadas. Algunas dependencias del actual Gobierno (la PGR, por ejemplo) están haciendo esfuerzos pero hay organizaciones de víctimas de las dos guerras que consideran que hay una política deliberada de “desaparecer a los desaparecidos”, de diluirlos en los ácidos del tiempo y la burocracia.
Estos familiares aprovecharon el 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas (fecha aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas) para presentar al Senado mexicano –por medio de su Comisión de Derechos Humanos– una carta con peticiones muy concretas firmada, acertadamente, por familiares de los desaparecidos de la Guerra Sucia y de la Guerra de Calderón (texto disponible en mi página de Internet).
Cuando presumes, Gustavo, de que el PAN respeta la “dignidad humana” tal vez piensas en los cercanos a ti. El panismo como institución de Gobierno no se ha distinguido por atender la dignidad violada de quienes fueron desaparecidos; por el contrario, imitó al PRI en el uso de los silencios, las negaciones o las evasiones. Te sugiero que tú y los senadores de tu partido se reúnan algunas horas con los familiares de los desaparecidos de las dos guerras. Estoy seguro que después de escuchar sus historias respaldarán la petición entregada al Senado de la República.
Esa sería una forma concreta de respetar la “dignidad humana” de víctimas desatendidas; en tanto no se comprometan con hechos como ese, tus palabras, Gustavo, tienen la consistencia de la arena, son demagogia barata.
Comentarios: www.sergioaguayo.org
Colaboró Maura Roldán Álvarez
Colaboró Maura Roldán Álvarez
Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/demagogia-barata-11748.HTML
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