Para la gran mayoría de los casi 200 mil asistentes al CES 2015 es poco importante lo que sucede actualmente en México.
Asuntos
como el de los normalistas de Ayotzinapa, el del diputado local del DF
que fue expulsado del PAN por abusar verbalmente de su esposa, el de las
candidaturas para las elecciones de junio entrante, o el de los
maestros revoltosos de Guerrero, Michoacán y Oaxaca no están en la mente
de los empresarios, periodistas, desarrolladores e inventores que están
reunidos en Las Vegas.
Aparentemente tampoco les interesa mucho lo que ocurre aquí en Estados Unidos. Muy pocos se enteraron de que ayer se instaló en Washington el nuevo Congreso con una muy sólida mayoría republicana, o que el presidente mexicano se reunió en la Casa Blanca (la de esa ciudad) con su contraparte estadunidense, o que los precios del petróleo siguieron bajando.
Las que sí captan la atención de los que asisten al CES 2015 son las pantallas de televisión de alta y súper alta definición.
Eso me quedó muy claro después de haber recorrido durante poco más de tres horas y media el inmenso salón principal del Centro de Convenciones de Las Vegas. Durante mi caminata vi pantallas planas, curvas, cóncavas, transparentes y flexibles; pantallas con tecnologías 4K Ultra HD OLED, 4K LED LCD, 4K UHD, 8K LCD, Súper UHD, 4K UHD Smart Laser LED, 4K Ultra HDTV LED, Full HD; pantallas de diversas medidas, inclusive las gigantescas de 110 pulgadas; pantallas de diversos grosores, la más delgada de apenas 4.5 mm; pantallas que ofrecen imágenes en tercera dimensión utilizando anteojos especialmente desarrollados, pantallas que proporciona imágenes en 3D sin necesidad de usar anteojos.
Después de un rato de ver imágenes de extraordinaria calidad en unas y otras pantallas perdí mi capacidad para comparar las que veía en cada una de ellas. Después de todo, todas ofrecen algún tipo de alta definición (HD), sea Full, Ultra, Súper.
Los técnicos especializados con quienes platiqué me explicaron las ventajas de sus marcas y tecnologías: que si despliegan un color negro más intenso, que si permiten lograr mejores contrastes, que si la curvatura asemeja la de la tierra, que si reproducen quién sabe cuántos millones de colores, que si esto y que si aquello.
Después de ver tantas teles concluí que los avances tecnológicos permiten que la mayoría de las pantallas de video, sean planas o curvas, reproduzcan al mundo real con una asombrosa fidelidad y que hay que ser muy observador o un experto en la materia para darse cuenta de las diferencias que existen entre tantas altas definiciones.
Por eso, como consumidor, la próxima vez que compre una tele elegiré aquella cuya imagen más agrade a mis ojos. Así de fácil. Que los expertos se hagan bolas definiendo cuál alta definición es la definitiva. (Las Vegas, Nevada).
Aparentemente tampoco les interesa mucho lo que ocurre aquí en Estados Unidos. Muy pocos se enteraron de que ayer se instaló en Washington el nuevo Congreso con una muy sólida mayoría republicana, o que el presidente mexicano se reunió en la Casa Blanca (la de esa ciudad) con su contraparte estadunidense, o que los precios del petróleo siguieron bajando.
Las que sí captan la atención de los que asisten al CES 2015 son las pantallas de televisión de alta y súper alta definición.
Eso me quedó muy claro después de haber recorrido durante poco más de tres horas y media el inmenso salón principal del Centro de Convenciones de Las Vegas. Durante mi caminata vi pantallas planas, curvas, cóncavas, transparentes y flexibles; pantallas con tecnologías 4K Ultra HD OLED, 4K LED LCD, 4K UHD, 8K LCD, Súper UHD, 4K UHD Smart Laser LED, 4K Ultra HDTV LED, Full HD; pantallas de diversas medidas, inclusive las gigantescas de 110 pulgadas; pantallas de diversos grosores, la más delgada de apenas 4.5 mm; pantallas que ofrecen imágenes en tercera dimensión utilizando anteojos especialmente desarrollados, pantallas que proporciona imágenes en 3D sin necesidad de usar anteojos.
Después de un rato de ver imágenes de extraordinaria calidad en unas y otras pantallas perdí mi capacidad para comparar las que veía en cada una de ellas. Después de todo, todas ofrecen algún tipo de alta definición (HD), sea Full, Ultra, Súper.
Los técnicos especializados con quienes platiqué me explicaron las ventajas de sus marcas y tecnologías: que si despliegan un color negro más intenso, que si permiten lograr mejores contrastes, que si la curvatura asemeja la de la tierra, que si reproducen quién sabe cuántos millones de colores, que si esto y que si aquello.
Después de ver tantas teles concluí que los avances tecnológicos permiten que la mayoría de las pantallas de video, sean planas o curvas, reproduzcan al mundo real con una asombrosa fidelidad y que hay que ser muy observador o un experto en la materia para darse cuenta de las diferencias que existen entre tantas altas definiciones.
Por eso, como consumidor, la próxima vez que compre una tele elegiré aquella cuya imagen más agrade a mis ojos. Así de fácil. Que los expertos se hagan bolas definiendo cuál alta definición es la definitiva. (Las Vegas, Nevada).
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