A principios de 2007 asistí a una
comida en donde tuve la oportunidad de saludar a un grupo de panistas
que ocuparon diversos cargos durante el sexenio de Vicente Fox. Empezaba
el gobierno de Felipe Calderón y les pregunté sobre sus perspectivas
laborales dentro de la nueva administración. Me contestaron que ninguno
de ellos esperaba ser llamado a colaborar debido a cualquier cosa que
oliera a Fox era mal visto por el flamante presidente y sus más cercanos
colaboradores. El tiempo demostró que tenían razón, ya que muy pocos
panistas identificados con el guanajuatense recibieron una oportunidad
laboral durante el calderonato.
Lo anterior, viene a cuento porque el lunes pasado la Comisión Permanente del Consejo Nacional del PAN eligió a sus candidatos a diputados federales por representación proporcional (los llamados plurinominales) y entre esos cinco candidatos no quedó la esposa de Calderón, Margarita Zavala, a quien muchos ya veían como la próxima coordinadora de la fracción panista en la Cámara de Diputados.
Al ser entrevistada después de quedar eliminada, supuestamente porque según el PAN “no fue inscrita en las listas del comité estatal”, Zavala dijo: “No siento que haya sido una derrota o que tenga que interpretarla así, me parece que en realidad lo que prevaleció fue un interés de equipo”; “no sólo es respecto a mi caso, sentí lo que a mucha gente le pasa, a muchos panistas, de que quieren ser algo, quieren ser candidatos y de repente se cierra las cosas. Eso es algo que sí nos tenemos que replantear los panistas”; “El PAN tiene que revisar su manera de hacer política, de trabajar y de decidir, no tiene que ver con reglas, sino con qué elementos le ponemos a la política y con la manera de hacerlo, yo creo que la ciudadanía nos está pidiendo que le pongamos dignidad, libertad, honestidad, ética y hay mucho qué hacer en ello”; “hay algunos que le tienen mucho miedo”; y “evidentemente hubo un acuerdo de grupo. Se antepusieron los intereses de grupo por los del propio partido”.
Todo lo que dijo Margarita lo podrían haber dicho durante los seis años del gobierno de su marido todos los panistas que fueron excluidos de candidaturas y cargos públicos por haber sido foxistas o no ser calderonistas sumisos y obedientes.
Lo que ocurrió el lunes es muy fácil de explicar y entender. Durante los seis años en que fue el primer panista de la nación, Calderón siempre antepuso sus propios intereses a los del partido (y hasta de la nación) y ahora quienes hoy controlan al PAN le dieron una cucharada de su propio chocolate excluyendo a su esposa de la lista de candidatos a diputados. Le aplicaron el ojo por ojo y diente por diente al expresidente. Lástima que al hacerlo hayan afectado a una mujer que tiene más méritos para ser candidata que varios de los que fueron seleccionados.
Hace tiempo dije en mi programa de radio y TV que Gustavo Madero impediría que la exprimera dama, exdiputada local del DF y exdiputada federal fuera candidata a diputada para las elecciones que se realizarán en junio entrante, ya que no quería tener a la primera calderonista del país generándole problemas en la próxima legislatura, en donde seguramente será el coordinador de la bancada de los diputados del PAN.
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