viernes, 15 de enero de 2016

Rafael Loret de Mola - Herencia: Suciedades

Colima vota para gobernador el próximo domingo. El ambiente está caldeado porque en vez de boletas más pareciera, no una elección, sino una recoja de basura de dimensiones impresionantes. Sí, la entidad cuyo entorno es dibujo del Volcán de Fuego, cuyas humaredas a cada rato inundan de cenizas a la región al ritmo de los sacudimientos telúricos, está en fase de erupción política con un virulento ataque de urticaria, con su consiguiente picor, entre la vergonzosa clase política. Hay mucho mar de fondo desde Manzanillo hasta la capital del Estado.

Desde luego los contrincantes, los mismos que se vieron las caras en junio pasado, no son los verdaderos protagonistas sino quienes están detrás de ellos.

Por ejemplo, cualquiera pensaría que el priista, José Ignacio Peralta, “vencedor” con un margen de quinientos sufragios hace siete meses, goza de las prerrogativas del gobierno estatal porque la anulación de los primeros comicios se dio como consecuencia de la probada intervención del entonces gobernador, el especulador ligado al poderoso cártel en el que sobresalen los nombres de dos ex presidentes de la República como enclaves torales, Mario Anguiano Moreno, a favor del militante de su partido, el PRI. Nada más alejado de la realidad.









Por supuesto, el PRI ha perdido ya toda autoridad moral y solo recoge los rastrojos de quienes conforman el “voto duro” guiados por asechanzas sin final.

Pese a ello, no es desorbitado apuntar que, en este caso, el abanderado del tricolor, Peralta, hizo las veces de oposición por cuanto al enfado del gobernador Anguiano quien pretendía colocar a uno de sus títeres, acaso Rafael Gutiérrez Villalobos, el mismo que fue testigo directo e impávido del asesinato de Silverio Cavazos Ceballos el 21 de noviembre de 2010 cuando Rafael ocupaba la cartera de Fomento Económico.

Para el caso, recuerdo una difícil interlocución con Anguiano en la Casa de Gobierno cuando acudí a dar una conferencia a Colima. Tenía interés en conocerlo para medir el nivel del agua sucia y recuerdo que en la cima de la conversación le pregunté:

--¿Cómo es posible que no se haya resuelto el crimen contra Cavazos Ceballos? Incluso, gobernador, ya visité el lugar de los hechos, la residencia de la víctima, y pude percatarme que, desde el lugar en donde estaba parado el testigo que es miembro de su gabinete, era inevitable observar a la camioneta blanca que se acercaba por un flanco a baja velocidad y con hombres fuertemente armados. Ese señor es un cómplice. Y me gustaría hablar con él.

Ante mi asombro, Gutiérrez Villalobos, a quien no conocía, se levantó de la mesa, como párvulo en un aula revuelta, y me dijo:

--Yo soy ese testigo. Pero le juro que no vi nada.

--Pero bien se sabe que usted retrocedió unos pasos segundos antes de los disparos.

--¿Quién le dijo eso?

--Está en el expediente del caso. ¿No lo ha leído?

De inmediato intervino el gobernador para asegurarme que él se comprometía encabezar nuevas investigaciones hasta llegar a la aprehensión de los responsables. Nunca lo hizo y, con ello, demostró el nivel de su propia intervención en el crimen. Lo mismo, claro, que el testigo protegido a quien pretendía ver sentado en la silla de gobernador para cubrirse así, uno al otro, las espaldas. Por ello, naturalmente, nunca se sintieron cómodos con la candidatura del priísta Peralta y resolvieron apoyar al panista Preciado; incluso, uno de los hombres de mayor confianza del gobernador Anguiano, y quien me presentó a éste, Óscar Zurroza Barreda, fue coordinador de la campaña del panista y permanece a su lado. Truculencias mayores.

Ahora, en vísperas de las “extraordinarias”, Peralta denuncia que Anguiano nunca actuó a su favor sino lo simuló para armar el escenario de la anulación de la primera elección. Pero lo que no puede negar son los intereses que lo atan a otro personaje turbio, Fernando Moreno Peña, ex gobernador y ex rector, cuya fortuna inmensa se hizo erigiéndose en latifundista al adjudicarse los terrenos aledaños de todas las circunvalaciones por él realizadas y en donde hoy se alzan los principales centros comerciales de Colima. Las plusvalías han sido jugosamente elevadas.

Para el caso, Moreno Peña, sufrió un atentado muy curioso el 12 de octubre de 2015, antes de conocerse el veredicto de anulación comicial por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal. En un restaurante concurrido, y rodeado de comensales, dos sujetos se le acercaron y le rociaron tiros a quemarropa; ninguno de ellos, lo que resulta inverosímil en profesionales del crimen, acertó a dispararle un balazo mortal. La mano que mece la cuna salió del Palacio de Gobierno.

Ahora, el priísta Peralta “filtró” al grupo Anonymus, con gran presencia en redes sociales, para que, a su vez, divulgaran videos y audios muy comprometedores para el panista Preciado quien, según parece, marchaba hasta hace una semana al frente de las encuestas. Es una crónica turbia que incluye el supuesto uso de aeronaves privadas para pasearse con su novia, una de las mejores amigas de su hija y bastante agraciada jovencita, y el presidente del PAN, Ricardo Anaya Cortés; y lo peor: Un audio en donde, con la voz del propio Preciado, instruye este a su chiquilla amante para que aborte porque las “pendejadas” hay que resolverlas “bien”. Desde luego, el panista lo niega pero hay múltiples fotografías de la desigual pareja; y todo lo remite a la extrema perversidad de su rival.

El hecho es que nadie cree en ninguno de los dos salvo sus cercanos e incondicionales en una sociedad a la que se ha partido por mitad a causa de esta alevosa guerra de intereses detrás de bambalinas. ¿Y por qué? Sencillo: la vida política y social de Colima depende, en buena medida, de los movimientos y ejecuciones del célebre cártel de las metanfetaminas, fundado por los hermanos Beltrán Leyva, y de los que fueron sus cómplices silenciosos: Miguel de la Madrid hurtado, de origen colimense, y Ernesto Zedillo Ponce de León cuya esposa, Nilda Patricia Velasco, afectada por secuelas de su alcoholismo, tiene raíces en esta entidad; recuérdese que el suegro y el cuñado de zedillo fueron victimados en una carretera durante el mandato presidencial del hoy “salvaguarda” de la pobreza mundial acreditado por loa ONU. Un territorio más que pantanoso.

En estas condiciones llega la ciudadanía de Colima a sus comicios extraordinarios, entre crímenes, atentados y revoltijos de basureros. Quien triunfe llegará al poder manchado... si es que se validan las elecciones lo que está en duda por cuanto les hemos referido. Y, por ende, carecerá de autoridad moral para ejercer el poder.

Recordemos que en Colima se dio una trama similar en 2003 cuando Gustavo Vázquez Montes y Leoncio Morán Sánchez compitieron por la gubernatura y la “mano negra” de Moreno Peña, al acreditarse su intervención ilegal en la campaña del primero, obligó a la anulación y a una segunda elección. En sendos casos el ganador fue el priísta Gustavo Vázquez Montes, quien dos años más tarde fallecería, ejerciendo la gubernatura, en un siniestro de aviación en Michoacán. Nunca se establecieron las causas y las sospechas fueron creciendo con el tiempo, sobre todo al corroborarse que ya desde entonces los grandes cárteles contaban con capacidad para lanzar misiles teledirigidos.

Y, por cierto, bien valdría que la infiltrada Marina explicara si habrá algún operativo en Colima para calmar las protestas poselectorales –seguras- luego del éxito que representó la nueva aprehensión –ya van tres- de “El Chapo” Guzmán.

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/herencia-suciedades-1452841733



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