viernes, 15 de enero de 2016

UN POEMA DE:

Piedras

El distraído, tropezó en ella
El violento, la usó como proyectil
El emprendedor, la usó para construir
El campesino, cansado, la usó como asiento
El niño, la usó como juguete
Drummond, la usó como inspiración
David, la usó para matar a Goliat
Y Miguel Ángel, sacó de ella una bella escultura

En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre.
No existe "piedra" en tu camino que, las más de las veces, no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

Anónimo

Las piedras

Esta mañana bajé
a las piedras, oh las piedras!
Y motivé y troquelé
un pugilato de piedras.

Madre nuestra, si mis pasos
en el mundo hacen dolor,
es que son los fogonazos
de un absurdo amanecer.

Las piedras no ofenden; nada
codician. Tan sólo piden
amor a todos, y piden
amor aun a la Nada.

Y si algunas. de ellas se
van cabizbajas, o van
avergonzadas, es que
algo de humano harán...

Mas, no falta quien a alguna
por puro gusto golpee.

Tal, blanca piedra es la luna
que voló de un puntapié...

Madre nuestra, esta mañana
me he corrido con las hiedras,
„ al ver la azul caravana
de las piedras,
de las piedras,
de las piedras...

César Vallejo


Piedras

Piedras, piedras las piedras piedras las piedras
están pensando en el pasado
dicen que el hombre era antes un árbol
que el pensamiento era tan solo un pájaro
Libre como tú

Bello como tú
libre como tú
bello como tú

Piedras, piedras las piedras piedras las piedras
están calladas siempre calladas
pero en su silencio es como si hablaran
y sujetan al mundo con manos blancas
Blancas como tú fijas como tú blancas
como tú simples como tú

Piedras, piedras las piedras piedras las piedras
están hablando como eras antes
cuando el pueblo encendía su luz de tarde
curso de la belleza de los diamantes
raros como tú
simples como tú
locos como tú
bellos como tú

piedras piedras las piedras piedras las piedras piedras las piedras...

Manuel García


A una piedra pequeña y ligera

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú
piedra pequeña
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia...
como tú, piedra aventurera...
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda...
piedra pequeña
y
ligera...

León Felipe


Al pie de la letra

La piedra no se mueve.
En su lugar exacto
permanece.
Su fealdad está allí, en medio del camino,
donde todos tropiecen
y es, como el corazón que no se entrega,
volumen de la muerte.

Sólo el que ve se goza con el orden
que la piedra sostiene.
Sólo en el ojo puro del que ve
su ser se justifica y resplandece.
Sólo la boca del que ve la alaba.

Ella no entiende nada. Y obedece.

Rosario Castellanos


Como las piedras

Ni son verdes, verdes
Ni son negros, negros
Tus ojos malditos no tienen color
Ni pardo de tierra, ni azules de cielo,
Ni grises de humo, ni rosa de flor,

Tus ojos son piedras, sin brillo ni vida
Balcones vacios sin flor ni canción
Espejo empañado de un alma perdida
Cuevas de chacales guardando traición,

Como las piedras, como las piedras
Como escoria de carbón
Como las piedras, como las piedras
Tú no tienes corazón

Pero yo sé vida mía que será tu salvación,
Cuando vuelvas a mi vera
ni te encienda esta hoguera
Que me abrasa el corazón
Y el color vuelva a tus ojos,
y tus labios besen rojo,
Suplicando, suplicando,
suplicando, suplicando mi perdón.

Miguel Poveda


Canto río con tus aguas

Canto, río, con tus aguas:

De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.

Yo nunca seré de piedra.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Yo nunca seré de piedra.
Gritaré cuando haga falta.
Reiré cuando haga falta.
Cantaré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:
Espada, como tú, rio.
Como tú también, espada.
También, como tú, yo, espada.
Espada, como tú, río,

blandiendo al son de tus aguas:
De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Rafael Alberti

Mundo de piedra

Se asomó a aquellas aguas
de piedra.
Se vio inmovilizado,
hecho piedra. Se vio
rodeado de aquellos
que fueron carne suya,
que ya eran piedra yerta.
Fue como si las horas,
ya piedra, aún recordaran
un estremecimiento.
La piedra no sonaba.
Nunca más sonaría.
No podía siquiera
recordar los sonidos,
acariciar, guardar,
consolar...
Se asomó al borde mudo
de aquel mundo de piedra.
Movió sus manos y gritó de espanto.
Y aquel sueño de piedra
no palpitó. La voz
no resonó en aquel
relámpago de piedra.
Fue imposible acercarse
a la espuma de piedra,
a los cuerpos de piedra
helada. Fue imposible
darles calor y amor.
Reflejado en la piedra
rozó con sus pestañas
aquellos otros cuerpos.
Con sus pestañas, lo único
vivo entre tanta muerte,
rozó el mundo de piedra.
El prodigio debía
realizarse. La vida
estallaría ahora,
libertaría seres,
aguas, nubes, de piedra.
Esperó, como un árbol
su primavera, como
un corazón su amor.
Allí sigue esperando.

José Hierro








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