Marcelino Freire ( 1967 ) |
Paraiso
¿Basura? La basura sirve para todo. Uno encuentra los muebles de la casa, una silla para por unos clavos y un poco de arreglo, sentarse. Basura para poder tener sofá, remiendo, cama, colchón. Hasta televisión.
Es nuestra vida, el basurero. ¿Y por qué es que ahora quieren quitárnoslo? ¿Qué les voy a decir a los niños? ¿Que ya no hay juguetes? ¿Que se acabaron los zapatos? ¿Que ya no va a haber cuento, libro, dibujo?
Y mi marido ¿Qué va a hacer? ¿Nada? ¿Como va él a vivir sin las botellas, sin las latas, sin las cajas? ¿Va a deambular por la calle, a robar para comer?
¿Y qué voy a cocinar ahora? ¿Dónde voy a encontrar jitomate, ajo, cebolla? ¿Con qué dinero voy a hacer sopa, voy a hacer caldo, voy a inventar salsa?
Dígame, dígame. Explíqueme qué va a ser de nuestra vida. ¿Qué va a ser de nuestra vida? No piense que es fácil. No tengo ni remedio para el dolor de cabeza. ¿Cómo me voy a curar cuando me dé un dolor de estómago, una comezón, un chorrillo? Ande, dígame, muéstreme, aconséjeme. ¿Dónde voy a encontrar tanto remedio bueno? ¿Y espadrapo y curitas y jeringa?
La gente del gobierno debería pensar tres veces antes de hacer eso con un padre de familia. A lo mejor ellos se están fijando en esa mierda de aquí. En ese terreno. A lo mejor ellos perdieron algo. Así es. Si perdieron algo, lo vamos a encontrar. Uno espulga. Uno encuentra. Hasta billetes de lotería; lo recuerdo, hubo quien los encontrara. A lo mejor es cosa de los bancos. A lo mejor es eso, descubrieron que la basura da dinero, que puede dar suerte, que es lujo, que la basura tiene valor.
Por ejemplo, ¿dónde vamos a vivir?, ¿eh? ¿Dónde vamos a vivir? Aquellas casuchas, todo lo que está alrededor del basurero, ¿quién lo va a recoger? ¿Usted, el gobernador? No. Eso de prometer casas que uno no puede pagar son patrañas, es cuento para tontos. Ellos nos avientan a una pocilga. Pa’ dónde irán esos pobres zopilotes?
¿La perra, el perro?
Usted había de ver. Todo aquí es una fiesta. Los niños, las niñas en aquel alboroto, brincando encima del arroz, de los frijoles. Ayudando a escoger. Uno ya conoce lo que es bueno de lejos, nomás por el tipo del camión. Hay unos que vienen directo del supermercado, de la carnicería. ¿Cuándo en la vida vamos a conseguir carne tan barata? Bisteces, filete, paloma –¿El joven está servido? ¿La joven?
Los choferes ya lo conocen a uno. Hay unos que hasta guardan para ellos la mejor parte. Hay cosas muy buenas, desperdiciadas. Tanta gente que compra lo que no usa – ropa nueva, velos, guirnaldas. Mi hija ya se puso un vestido de novia, hasta la argolla encontramos aquí, en un cuerpo. Así es. Viene a parar mucho hombre muerto, mucho criminal. Uno ya está acostumbrado. Casi cada semana el coche de la policía deja su basura aquí, depositada. Balas, revólveres 38. Uno no tiene miedo, joven. Nomás hay que quedarse callado.
Ahora, ¿qué tiene en la cabeza esa gente? Nunca les dimos lata. No queremos de ellos nada que no esté aquí tirado, roto, aventado. No queremos otra cosa que este basurero para vivir. Este basurero para morirnos, para ser enterrados. Para criar a nuestros hijos, enseñar nuestro oficio, tener qué comer. Para continuar en la gracia de Nuestro Señor Jesucristo. Que no falten juguetes, comida, trabajo.
No, ellos nunca nos van a sacar de este basurero. Tengo fe en Dios, con la ayuda de Dios, ellos nunca nos van a sacar de este basurero. Ellos dicen que sí, que lo van a hacer. Pero no lo creo. Ellos nunca van a conseguir sacarnos de este paraíso.
Leído en https://lacanciondelasirena.wordpress.com/2014/07/29/marcelino-freire/
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