Giro de timón. Octubre de 2011. Foto: Jesús Quintanar
Eduardo Guerrero, que lleva años acumulando, sistematizando y analizando información sobre la crisis de seguridad y violencia que vive el país, no tiene duda: calladamente, el gobierno ha cambiado la estrategia en su batalla hacia una que tiene que ver con reducir la violencia en lugar de acabar con todas las organizaciones criminales a la vez o la de atrapar a sus líderes.
Me lo dijo esta semana en MILENIO Televisión y lo escribió en el documento “Seguridad, drogas y violencia en México”, presentado en Washington hace un par de semanas. El gobierno no puede aceptarlo explícitamente, pero, según Guerrero, son varios los elementos que señalan este cambio que pondría el foco en atacar con toda la fuerza a la organización que genera mayor violencia y problemas de seguridad pública:
“Primero, no hemos visto la detención o muerte de un líder criminal desde que fue muerto Nazario Moreno en diciembre de 2010. Desde 2011, la campaña mediática del gobierno dice que están enfrentando a ‘los criminales más violentos’. Los Zetas, la organización criminal responsable en buena parte del incremento de la violencia en los años 2010 y 2011, han sido identificados como el principal objetivo del gobierno. En julio de 2011, una serie de enfrentamientos entre las fuerzas federales y Los Zetas terminó con la muerte o captura de varios de los principales miembros del cártel. La operación Lince Norte incluyó la movilización masiva de miles de elementos del Ejército que supuestamente terminó con la confiscación de 722 vehículos y 23 aeronaves. En julio, la procuradora Marisela Morales advirtió que Los Zetas eran la más alta prioridad”.
Según documenta Guerrero, esto es una estrategia conjunta con los americanos, Los Zetas se han convertido en la principal amenaza de seguridad mexicana para el gobierno estadunidense. En julio de este año, Los Zetas fueron la única organización latinoamericana entre cuatro organizaciones criminales del mundo sancionadas por el gobierno de Obama.
De ser cierto, no será sencillo que el gobierno acepte públicamente este giro, pero tampoco importa demasiado. En principio porque sería la aceptación de que la estrategia de los primeros cuatro años —con su violencia y decenas de miles de muertes— pudo haber estado equivocada. Imposible en año electoral.
Lo que importa es saber si podría funcionar.
En medio del debate generado por las declaraciones del presidente Calderón a The New York Times sobre supuestas negociaciones con los narcos y las supuestas ganas que los nuevos priistas tienen de negociar, Jorge G. Castañeda, en su artículo de Reforma, “¿Negociar connarcos?, falso debate”, ve las declaraciones del Presidente desde otro ángulo: “Para dar una alternativa a la guerra fracasada contra la demanda en EU y la oferta en México, no se trata de negociar, sino de cambiar los incentivos, de tal manera que unos y otros (consumidores, productores, criminales, autoridades, etcétera) respondan a ellos de la manera en que se busca”.
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