LA PARADOJA.
Perdón que tome prestado el título de la obra de James C. Hunter, pero creo que se ajusta mucho a la realidad de nuestro país. Todos, sin excepción expresamos siempre nuestros buenos deseos e intenciones de vivir en un país con democracia, justicia, pluralidad y convivencia, eso está muy bien. Pero ¿Qué hacemos cada día para lograrlo?
Les comparto un pasaje del libro citado en el título: Cierren los ojos e imaginen que Uds. tienen los recursos y llenan un avión con toneladas de toda clase de ayuda humanitaria. Luego imaginen que ese avión despega y se dirige a uno de los lugares más castigados por la hambruna y las carencias, ahora imaginen que al llegar a ese lugar, desde el aire se dejan caer en paracaídas todos esos recursos para beneficio de los marginados que hasta hace un momento no tenían nada… nada. Abran los ojos y evalúen si alguien se ha beneficiado con esos bonitos pensamientos. Nadie ¿verdad? De acuerdo a los resultados que tenemos, más o menos así lo estanos haciendo para con nuestro país.
Somos ciudadanos-niños que creemos que con buenos deseos y palabras bonitas es suficiente para cumplirle a nuestro México. Nos hemos acostumbrado a vivir exigiendo y demandando nuestros derechos, otra vez eso está muy bien, pero ¿y las obligaciones?, ¿cuáles? si yo ya voté por un político para que él resuelva todo. Bien puedo pasarme altos, comprar mercancía pirata (o hasta robada), evadir impuestos, robarme la energía eléctrica o la señal de cable, eso no daña al país, lo que lo daña es lo que todos los demás hacen, y si el gobierno no me ha dado lo que me prometió darme pues lo obtengo como sea, al cabo que todos los políticos roban y con ello me demuestran que todo se vale.
Y aclarando que no pretendo ser pesimista ni agorero del desastre, por el contrario, mi intención es que nos sacudamos esos vicios. Dejemos a los políticos y sus partidos en su mundo de discursos elegantes, declaraciones falaces, peleas estériles y atascaderos de transas y cochupos. Lo que nosotros sí podemos hacer cada día es rompernos el alma en pedacitos para aportar a nuestro entorno personal inmediato todo lo que podamos. Lo que hagamos por nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra escuela, nuestra colonia, nuestra comunidad es lo que podemos aportar a México. Tomemos en cuenta que cada uno de nosotros solamente podemos entregar una 115 millonésima del esfuerzo necesario para tener cada día un mejor país, pero sin esa parte, el resultado estará incompleto.
Saludos para todos.
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