Promotora histórica de las mejores causas, la izquierda que aglutina el PRD (no los membretes PT y lo que se llamaba Convergencia, de indescifrable ideología) viene protagonizando en cada proceso interno un espectáculo de vergüenza, tan bochornoso que cochinero y perredismo van antojándose sinónimos.
Amasijo de intereses de pillastres y facciones clientelares y pedigüeñas, el partido creado por Cuauhtémoc Cárdenas, peor que mantenerse estático, se despeña en la disputa rapaz de posiciones mal habidas, internas y externas.
Quiso ser “de la esperanza” frente al dedazo y los fraudes electorales para ir a la vanguardia de una genuinarevolución democrática.
La izquierda política, por definición respetuosa de la voluntad ciudadana (empezando por la de su militancia), es legalista; se ocupa de las necesidades de los individuos y las minorías; busca justicia económica, social y cultural, y rechaza cualquier expresión de violencia.
Una de tal corte sigue siendo necesaria frente a la derecha priista y panista.
No es, por supuesto que no, la del PRD.
Lo mismo en http://impreso.milenio.com/node/9050203
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