martes, 29 de noviembre de 2011

La farsa del viejo PRI por Ricardo Alemán


Si había dudas de que el PRI y su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, son los adversarios a vencer por los partidos de la derecha y la izquierda mexicanas, sólo basta mirar las reacciones viscerales y hasta furibundas que desató el registro del mexiquense, como precandidato presidencial único.

En efecto, en el Salón Plutarco Elías Calles y en la explanada del PRI se vio lo más parecido a una película en sepia, de hace 20 o 30 años, en donde el candidato del tricolor era aclamado por los tres sectores del viejo partido, aplaudido por gobernadores, legisladores y tres o cuatro generaciones de priistas. Además, claro, miles que componen la llamada cargada.

En efecto, el candidato presidencial de ese partido, Peña Nieto, hizo el milagro de revivir la parafernalia del viejo PRI: usos y costumbres que marcaron al PRI clientelar, corrupto, autoritario y nada democrático. Pero que nadie se engañe; que nadie se trague el cuento del regreso del viejo PRI. ¿Por qué? Porque lo cierto es que no puede regresar ese viejo PRI, por la sencilla razón de que nunca se fue. Y si tienen dudas —y tolerancia para el argumento, antes que para el insulto—, vamos por partes.

1. En efecto, el registro de Peña Nieto reeditó mucho del viejo PRI, pero pocos quisieron ver las diferencias fundamentales con ese pasado —que no ven, sólo los ciegos a la realidad—, como el hecho de que, hoy, el Presidente de la República no es del PRI, sino del PAN. Por tanto, a Peña Nieto no lo eligió ni el dedo de Los Pinos ni el caudillo en turno.

2. El PRI no es el partido en el poder presidencial y menos en el poder del DF. El poder presidencial está en manos del PAN, y el de la capital, en manos del PRD. Además, el PRI no es el partido único —como ocurría en el pasado—, sino uno más de siete partidos con registro.

3. ¿Cuál es la diferencia entre la cargada de Peña Nieto y las cargadas de, por ejemplo, Ernesto Cordero? Horas antes de que Peña llevara a diez mil personas al PRI, la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) —grupo clientelar que se vende al mejor postor— escenificó una grosera cargada a favor de Cordero, al que le prometieron un millón de votos. Horas después, en Guanajuato, otra cargada a favor de Cordero. ¿Y cuál es la diferencia de esas cargadas, con las que organiza AMLO, en el Zócalo, en el Hemiciclo a Juárez, y la más reciente, en el Auditorio Nacional?

4. ¿Cuál es la diferencia entre partidos y grupos clientelares, como el PVEM, el Panal, el SNTE, Antorcha Campesina y otros, que hicieron alianza con el PRI y vitorean a Peña Nieto, y los grupos y partidos clientelares, como el PT, Convergencia, el SME, la APPO, y otros, que apoyan a López Obrador?

5. ¿Cuál es la diferencia entre el chantaje político aplicado por el caudillo Andrés López, para convertirse en candidato dizque a partir de una encuesta, y la apabullante popularidad que convirtió a Peña Nieto en candidato del PRI?

6. ¿O cuál es la diferencia entre los dos anteriores métodos para seleccionar al candidato presidencial del PRI y la izquierda, y el método de imposición que procesa, por ejemplo, el gobierno de Calderón; que hace todo por imponer a Ernesto Cordero?

7. ¿O cuál es la diferencia entre los gobiernos del PAN, como los de Guanajuato y Baja California, con algunos gobiernos que quedaban en manos del PRD —por ejemplo, Zacatecas o Michoacán— y los del PRI? Está claro que los gobiernos azules y amarillos han sido tan malos, que los ciudadanos y votantes han preferido el regreso del PRI.

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