Sobre Humberto Moreira, el amigo que le confió la conducción del PRI antes del escándalo de las falsificaciones para que Coahuila obtuviera créditos multimillonarios, Enrique Peña Nieto, dijo ayer en Saltillo:
“Evidentemente hay necesidad de hacer una ponderación de estas circunstancias, de este desgaste del dirigente de nuestro partido. Yo creo que esto pudiera ocurrir en la definición que él tome; estoy cierto que el priismo dará el apoyo a lo que resuelva en los próximos días…”
Al igual que Moreira, sin embargo, Peña Nieto está convencido de que “no todo tiene sustento” en lo que se le cuelga al ex gobernador, pues atribuye (también) las falsificaciones a “funcionarios menores”.
En sus labios, la palabra “desgaste” y la frase “…lo que resuelva en los próximos días” se leen: “renuncia inminente”, pese a que Moreira sacó al PRI del abismo (perdió Sinaloa, Oaxaca y Puebla) y ganó todas las gubernaturas que le tocaron (hasta la que se veía en manos del PAN con la hermana del Presidente).
Simpático, melómano, bailarín, el tan tan de Moreira no está en él darlo, sino en Peña.
Lo mismo en http://impreso.milenio.com/node/9072359
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