domingo, 18 de diciembre de 2011

Federico Berrueto - Josefina será candidata


La fortaleza de Vázquez Mota es la sana distancia con los dos principales líderes del PAN: Felipe Calderón y Vicente Fox. Su condición de mujer no es problema, sino un activo. Los mexicanos, salvo una muy pequeña y electoralmente irrelevante minoría, no tienen reserva de que una mujer ocupe la más elevada responsabilidad pública. Ha probado eficacia, carácter y habilidad.
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Aunque las precampañas del Partido Acción Nacional apenas inician y con éstas la publicidad de sus precandidatos, las condiciones de inicio anticipan el resultado. Reforma presentó una encuesta de preferencia de los electores reales de la contienda: dos terceras partes de los activos están con Josefina Vázquez Mota; con los miembros adherentes del PAN la situación no es distinta; no hay un segundo lugar: Ernesto Cordero y Santiago Creel estarían empatados en un muy distante tercero. Los resultados son extraordinariamente cercanos al seguimiento catorcenal que hacen MILENIO y GCE con encuesta a los simpatizantes del PAN. Una ventaja de 40 puntos de Josefina Vázquez Mota sobre sus adversarios.
Dentro y fuera del PAN se especula sobre el golpe presidencial y la supuesta imposición de Cordero como candidato. La fortaleza de Josefina se da a costa de los simpatizantes del senador Creel, distantes al presidente Calderón. Es muy probable que la preferencia del Presidente sea a favor de su ex secretario de Hacienda; sin embargo, eso no significa que en el momento crucial de la elección Felipe Calderón quiera o pueda intervenir a manera de revertir una ventaja concluyente sobre quién debe ser el candidato. Sería un suicidio para el PAN.
En realidad las precampañas iniciaron hace tiempo. Josefina comunica mejor que cualquiera de sus competidores. Inició a 20 puntos de distancia abajo de Creel y a mediados de julio, después de la elección del Estado de México, ocurrió el empate y de allí un crecimiento consistente que la ha llevado a una posición de clara ventaja. La campaña de Cordero no prendió. La de Creel se extravió por una mala estrategia, un intento frustrado de reinvención.
Lo difícil para los políticos con trayectoria es que su biografía es su oferta, como Carmen Aristegui cuestionara a Creel al día siguiente de su registro como precandidato. ¿Por qué los electores habrían de creerle si él fue el colaborador y el estratega más importante del gobierno de Fox, quien dejó pasar la transformación del sistema de poder en México? Allí está el registro de Pancho Barrio, quien demandaba actuar contra los responsables del Pemexgate y Creel no hacerlo para lograr las reformas que nunca llegaron; cacahuates por oro, el renovado ciclo de la impunidad desde el poder. Que Creel se refiera contra los monopolios y la corrupción se mide con la permisividad en materia de juego de apuesta y los grupos beneficiados en su gestión en Gobernación. ¿Cómo hablar de democracia cuando fue uno de los que llevaron a Fox a iniciar proceso penal contra AMLO para sacarlo de la contienda presidencial? Creel tiene que andar contra su propia trayectoria, el peso de su pasado, de allí los magros resultados de su campaña.
Ernesto Cordero entró tarde a la contienda y, más que eso, fuera de forma. Su talento profesional e intelectual se opaca por como comunica; sus limitaciones están más en la forma que en el fondo. La estrategia de provocar a Josefina es la adecuada para quien pretende polarizar la contienda y con ello generar un efecto igualador que anule a Creel como opción. Ha dado golpes certeros, pero su resultado no ha impactado. Parece hablar más para el presidente Calderón y su círculo que para los miles de miembros activos y adherentes. Los problemas no son de estrategia, sino de operación. De cualquier forma, su presencia le da autenticidad a la contienda y genera un debate útil para el PAN y, finalmente, legitimador del resultado.
La fortaleza de Josefina es la sana distancia con los dos principales líderes del PAN: Felipe Calderón y Vicente Fox. Su condición de mujer no es problema, sino un activo. Los mexicanos, salvo una muy pequeña y electoralmente irrelevante minoría, no tienen reserva de que una mujer ocupe la más elevada responsabilidad pública. Para muchos sectores más allá del PAN, la posibilidad de una candidata mujer postulada por uno de los grandes partidos, genera más simpatías que rechazo. Además, Josefina ha probado eficacia, carácter y habilidad. También su trayectoria habla por ella y las cuentas le son favorables en el partido, el gobierno y la contienda.
La elección está próxima. López Obrador y Peña Nieto han probado ser excelentes candidatos, el primero por su sensibilidad social y persistencia, el segundo por su carisma, eficacia y convincente mensaje, como ocurrió ayer al recibir su constancia de precandidato. La diferencia la hace la estructura partidaria que sustenta a cada cual y la capacidad de sumar los efectos de las campañas de legisladores y las locales concurrentes. Sin embargo, una participación elevada, como será en julio próximo, le da mayor peso a la comunicación y a la campaña que realicen los candidatos presidenciales.
Peña Nieto, López Obrador y Josefina Vázquez Mota, tres opciones diferenciadas sobre las que los mexicanos habrán de decidir el futuro del país.

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