13 Dic. 11
"Ahora nuestro deber es la esperanza, la probable, la verosímil esperanza".
J. L. Borges
Motivos para el desánimo siempre habrá. Europa se tambalea sin encontrar
una salida que no sea un sacrificio prolongado. Las gigantescas deudas
de los Estados miembros de la Unión son la regla. Los principales bancos
están "contaminados" seriamente. El euro pasó de esperanza colectiva a
explicación de los males europeos de hoy. La tradicional distancia de
Gran Bretaña se agranda por la resistencia británica frente a los nuevos
ordenamientos financieros propuestos. El liderazgo de Alemania y
Francia por momentos pareciera insuficiente ante una renovada fuerza
centrípeda que cuestiona la idea misma de un destino compartido.
Por si fuera poco la primera potencia del mundo no termina de salir de
la peor crisis del último medio siglo. La confianza del consumidor sigue
de capa caída. El golpe al sector inmobiliario y a las pensiones, ejes
del patrimonio de la familia estadounidense, devastó no sólo los ahorros
sino el entusiasmo. El consumidor se comporta racionalmente y esa
racionalidad dificulta la salida que las autoridades buscan. Obama está
atrapado entre el desajuste financiero de largo plazo y la inminente
elección del 2012. Cómo ser popular cuando su principal misión es
introducir orden en la economía doméstica. Abrir los ojos a los
estadounidenses después de décadas de negación del desastre de fondo y
ganar la reelección no parecieran actividades compatibles. Si a eso se
le agrega el discurso de los nuevos radicales de derecha que dinamitan
las posiciones de centro, tenemos un coctel explosivo. Imaginar la
coincidencia de un colapso europeo y su impacto sobre la zozobrante
economía estadounidense no es ocioso. El coletazo sobre México sería
razón suficiente para el desánimo.
Pero también está el otro lado. En ese escenario mundial Latinoamérica
-México dentro de ella- se mira con mejor salud. Nuestra economía crece,
poco pero crece. La deuda mexicana es muy razonable frente a los
excesos europeos. La banca en lo general está capitalizada. La inflación
bajo control. A pesar de la violencia que, según J.P. Morgan, nos
podría estar costando anualmente 1% del PIB, la inversión extranjera
fluye, no se ha detenido. Las reservas se encuentran en niveles
adecuados. El peso flota sin provocar traumas nacionales. Se generan
empleos, no los suficientes, pero los hay. La turbulencia económica del
mundo encuentra cierta calma en esas aguas. En esas estamos, necesitados
de que el navío mexicano anuncie en voz alta algunas buenas nuevas,
porque las malas -la incontrolable violencia- nos ahogan, cuando desde
el puente de mando sale la señal inversa. Es el capital el que habla.
De entrada nos anuncia que hay motín a bordo. Cuidado porque el narco ha
infiltrado las elecciones. Generaliza, no habla de un acto concreto,
sino de una insubordinación que igual puede darse en el cuarto de
máquinas que en el navegante. El capitán no señala a alguien y procede a
su detención. Introduce, justo antes de la delicada maniobra de la
elección del 12, un factor de duda e intriga. Si sabe algo de Michoacán
que denuncie y proceda. Porque de lejos da la impresión de estar
colérico por la derrota de su hermana. Un Presidente no debe insinuar
ilícitos y menos de esa talla. Pero allí no terminó el asunto.
En un atípico acto luctuoso en homenaje a panistas recientemente muertos
por distintas razones, después de aludir al terrible asesinato del
alcalde de La Piedad, Calderón lanzó "...he tratado de ser sensato, pero
no puedo quedarme callado..." y vino entonces una convocatoria a su
partido y a todos los partidos a denunciar la intromisión del narco en
las elecciones. Puso el asesinato y el desplegado como pruebas, poco
dijo de la victoria panista en La Piedad. ¿Y la intimidación, habrá que
explicarla? Hasta allí Calderón generalizaba sin sustento pero no
llevaba agua a su molino. Pero vino el remate "¿A quién beneficia la
acción de los criminales y a quién perjudica? -y se respondió a sí mismo
"Perjudica al PAN". Volvió a preguntar: "¿...a quién beneficia?" No dio
la respuesta. Pero advirtió que esa pregunta tiene que ser respondida.
En el razonamiento hay trampas y provocaciones. Primero, si la víctima
es un partido, sólo un partido -no la sociedad- el beneficiario debe ser
un partido. ¿Acaso no puede haber varias víctimas? Segundo, el PAN es
siempre la víctima, nunca victimario. ¿Y qué de Monterrey, entre otros?
Tercero, el Presidente olvidó aludir a las víctimas de otros partidos.
¿Acaso van solos? ¿Y Tamaulipas? Qué desmemoria. Cuarto, si en Michoacán
gobernaba el PRD, si el PAN es víctima y si hoy gobierna el PRI, ¿quién
es el beneficiario? Insinuar es provocar. Todos están metidos, todos
son víctimas y victimarios, esa es la verdadera tragedia. Qué necesidad
de inyectar veneno. Qué no vemos cómo está el mundo. Las cuitas
personales y obsesiones partidarias son malas consejeras. La esperanza
también es un deber. No se vale.
Leído en Reforma
Los derechos de autor son propiedad de los columnistas y sus periódicos; las columnas de los foristas son responsabilidad de ellos mismo; los comentarios, mentadas de madre y albures en Disqus son, también, responsabilidad de los foristas. Este lugar no tiene fines de lucro Aquí no se censura ni se modera. CUANDO SE PUBLIQUEN DATOS PERSONALES, POR SEGURIDAD, LOS POSTS SERÁN BORRADOS. Contacto: lafaunademilenio@gmail.com
RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.