El día de ayer presenté “México, la gran esperanza. Un Estado Eficaz para una Democracia de Resultados”, un libro sobre la condición en la que se encuentra nuestro país, y en el que expreso hacia dónde creo que podemos transitar en los próximos años. Una obra que aborda los que, a título personal, considero los mayores desafíos, retos y oportunidades de México.
Publico este libro porque me parece congruente y necesario que al lado de mi aspiración de convertirme en el candidato de mi partido en la contienda interna, y ser presidente de todos los mexicanos, exista un punto de partida en el que se conozcaqué pienso, qué creo y qué visualizo para este país. No se trata de una oferta política y mucho menos es una propuesta de gobierno, este libro es respetuoso de la legislación electoral y únicamente reúne mis ideas y creencias.
Sé que un proyecto por sí mismo no transforma la realidad de un país, pero también sé que si no se tiene claridad en los objetivos y en el rumbo, no se puede llevar a México a mejores estadíos. Este libro es sólo un referente, porque estoy plenamente convencido que si logramos definir con apertura y transparencia los objetivos a alcanzar en los próximos años, y alineamos los esfuerzos institucionales y colectivos para alcanzar estos objetivos, en un mediano plazo, nuestro país puede conquistar mejores horizontes
Con una vida dedicada a la política, sé que ésta es el medio para transformar positivamente la realidad. En cada niño desnutrido, en cada mujer que muere por no tener atención médica, en cada joven que se ve obligado a dejar ir sus sueños, ahí está la principal razón de ser de la Política.
Ahí están los grandes retos, las que debieran ser las grandes metas nacionales: en primer lugar, que los derechos de todos los mexicanos no sean sólo aspiraciones plasmadas en la Constitución, sino que en verdad los disfrutemos en la vida cotidiana; que pasen del papel a la práctica.
No hay que olvidar que el principal resultado de la Revolución Mexicana, fue la 1ª Constitución social del siglo XX. En ella se estableció el gran anhelo del país, una justicia social basada en distintos derechos. Casi cien años después, el reto es hacer realidad esa aspiración.
Es lograr un verdadero derecho a la seguridad pública, aprender lo que se ha hecho en esta materia, para reforzar lo que aún nos falta por hacer; es que el acceso a la salud y a la seguridad social sean una realidad para todos mexicanos; que todos los niños, sin importar su origen,reciban una educación de calidad y tengan acceso a las nuevas tecnologías ; que ningún joven abandone la preparatoria por falta de recursos, o que se quede sin ir a la universidad porque no hay lugares suficientes para todos.
En segundo lugar, es hacer que México vuelva a crecer. Crecer debe ser la prioridad económica del próximo Presidente. En esta década, México ha tenido el crecimiento económico más bajo de los últimos ochenta años: 1.7% en promedio anual.[1] Ya he presentado en este mismo espacio un decálogo de propuestas para impulsar el crecimiento económico, pero debo recalcar la gran ventaja de oportunidad que significaría el impulso de una nueva reforma energética para dinamizar, así como aumentar la productividad y transparencia de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Para impulsar el crecimiento económico y construir una democracia de derechos plenos es necesaria una Reforma Fiscal Integral. Somos los países con los menores niveles de recaudación. Si México no logra financiar su desarrollo a través de una reforma hacendaria integral, cualquier proyecto de transformación se quedará en el papel y nunca pasará a la práctica.
Finalmente, México debe recuperar su liderazgo en el contexto internacional. Su destacado papel como potencia emergente. Es claro que sólo con solidez al interior se puede tener credibilidad y liderazgo al exterior. Como consecuencia, esta solidez la alcanzaremos cuando los derechos sean una realidad cotidiana y cuando crezcamos a nuestro verdadero potencial económico.
Estamos ante una gran oportunidad. La oportunidad de comprometernos, la de lograr el cumplimiento de las grandes metas nacionales que señalo en este libro. Estas metas implican transformaciones profundas, y nos invitan a ser audaces para renovar y fortalecer nuestras instituciones.
Estoy convencido que sí se puede seguir construyendo a México. Sí se puede tener una democracia de resultados. Sí se puede crecer y ser más competitivos frente al mundo. Sí se puede tener un México, aún más grande. Vamos por un México sin complejos, un México seguro de sí mismo.
Los invito a conocer estas ideas. Insisto, es tiempo de comprometernos con México, pero sobretodo, es hora de cumplirle a México.
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